Cambio cultural: el Mercado Central pone la mira en el compostaje
Por Eurídice Ferrara para Revista Almagro
Imaginemos un mercado en el que se comercializan 106 mil toneladas de frutas y hortalizas por mes y que, desde allí, se abastece a casi 13 millones de habitantes de la región Metropolitana (AMBA) y del resto del país. Hagámonos la idea de que en ese lugar se generan cerca de 50 toneladas de residuos por día, lo que equivale a 50 mil kilos de fruta y verdura. Y figuremos que esa cantidad de desperdicios se acumulan en el Ceamse.
Hagamos de cuenta que ese lugar es el Mercado Central (MC) y que, en marzo de este año, Nahuel Levaggi, coordinador de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), organización de pequeños productores y campesinos, asumió la nueva dirección.
Creamos que Levaggi firmó el 05 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, un acuerdo de trabajo con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible para crear la primera planta de compostaje del tamaño de 10 cuadras, o sea, 10 hectáreas. Ahí. En el Mercado Central.
Imaginemos que todo esto es el comienzo de un proyecto real con objetivos tan ambiciosos y nobles, que a los argentinos les podría resultar poco creíbles para asimilarlos a una conducción política local.
Uno de los objetivos, dicen los especialistas del MC y del área de Ambiente, es lograr que los residuos orgánicos que se generan allí vuelvan a ser abono natural del suelo. Una segunda meta es obtener un fertilizante natural aprobado por el SENASA para comercializarlo y que sea accesible para pequeños productores de alimentos. Y otro cambio sería poder rescatar algunos alimentos que no deben ser descartados.
Pensemos que otra parte de la realidad dice que la Ciudad de Buenos Aires encabeza históricamente la lista de localidades del AMBA que acumula mayor cantidad de basura en el Ceamse. En 2018, se depositaron allí 1.071.944,3 residuos sólidos solo de CABA, según los últimos registros publicados por esa entidad, los cuales no variaron mucho otros años.
Al ser consultado sobre el tema, el Ministro de Ambiente de la Nación, Juan Cabandié, aseguró que, desde su área, acompañan el proyecto “desde la formulación hasta el financiamiento de las obras para crear una planta de compostaje en el MC que realice un tratamiento de las 18.200 toneladas de residuos orgánicos que allí se generan al año”.
“La técnica del compostaje da la posibilidad de que ese material retorne a la tierra como abono, que le devuelva fertilidad al suelo y evite emisiones de gases del efecto invernadero porque hoy se envía al relleno sanitario”, dijo Cabandié a Revista Almagro.
La idea que ya están comenzando a trabajar en el Mercado Central, según Levaggi, es la de “reducir y reciclar los residuos que se puedan y verificar que hay muchos desechos de fruta y verdura que se pueden recuperar”.
“Se trata de un planteo integral en el que estamos trabajando, donde también venimos a continuar el impulso de la producción agroecológica, con la promoción y capacitación de productores que proveen a varios puesteros del mercado”, detalló Levaggi.
Respecto a la producción agroecológica, de la cual el compostaje es una parte de ese engranaje que implica el reciclado y su reconversión en fertilizante natural, el nuevo titular del Mercado Central refirió que la entienden “como parte de una vida digna de quien lo produce, no es nada más que no tenga agrotóxico, sino que las organizaciones formen parte del trabajo”.
La planta de compostaje que, según Levaggi, será “la más grande de la Argentina”, comenzará a desarrollarse a principios del año próximo, pero, mientras avanza el proyecto y su financiamiento, el director del MC aseguró que ya empezaron a compostar en algunos galpones.
Para entender la magnitud del proyecto, el ingeniero industrial del Ministerio, Manuel Mateu, explicó que, desde su área, armarán el proyecto junto a los equipos técnicos del MC, profesionales del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).
“Estamos haciendo el anteproyecto de ingeniería para la planta porque se requiere de estudios previos, analizar residuos, la tecnología, y, en función de eso, vamos a poder pensar un proyecto para crear una planta de compostaje que tendría que tener una extensión de 5 a 10 hectáreas”, especificó Mateu respecto a la fase en la que se encuentra el trabajo.
Con respecto a los beneficios de tener una planta de compostaje en el mercado de hortalizas y frutas más grande del país, Mateu dijo que se logrará que esos materiales que tienen riqueza nutritiva importante “vuelvan al circuito productivo de alimentos, abonen los suelos sin químicos, no se entierren en el relleno sanitario y se pueda generar un replanteo de los residuos en el MC”.
Además, el ingeniero agregó que otra parte del proyecto tiene el objetivo de “lograr un fertilizante certificado por el SENASA, el cual requiere de múltiples monitoreos y condiciones técnicas”.
En cuanto al costo de construcción de la planta, a cargo del Ministerio de Ambiente, Cabandié detalló que “será de alrededor de 2 millones de dólares”. “El valor total de la operación, para el tratamiento de 50 toneladas diarias, sería de 86 millones de pesos anuales, un monto mucho menor que el que se gasta actualmente para la disposición final de la misma cantidad de residuos”, explicó el Ministro.
Para sumar idealismo al proyecto, Cabandié aseguró que prevén que “la planta se autofinancie al cabo de cuatro años por medio de la venta de compost certificado y, luego, generará un superávit”.
Finalmente, para despejar dudas, el ingeniero agrónomo Javier Scheibengraf, integrante del equipo técnico de la UTT, explicó a revista Almagro qué significa exactamente compostar.
“Es la digestión de restos orgánicos a través de un proceso microbiológico, que se llama fermentación. En este camino, los distintos compuestos de los residuos orgánicos son degradados por agentes biológicos, como hongos y bacterias principalmente, que van generando otros compuestos, tales como ácidos húmicos, fúlmicos -conocido como el humus- que intervienen en la fertilidad de los suelos”, dijo Scheibengraf en palabras más técnicas.
El resultado de esta descomposición es que “en donde uno pone el compost, el suelo se ve fortalecido porque aumenta su biología y se incrementa la cantidad de nutrientes de alta calidad”, agregó.
El proyecto está en camino, las ideas puestas para reducir los residuos y recuperar el alimento que sea posible está enfocado y, en medio del aislamiento social por el coronavirus, las manos no se detienen.
Seremos testigos, en caso de que se lleve a cabo este proyecto, de un cambio cultural en el reciclaje y en el trabajo productivo de horticultura y verduras en un mercado referente en la Argentina. Imaginemos. Creamos. Y veamos, al fin, qué se concreta.
*Por Eurídice Ferrara para Revista Almagro / Imagen de protada: Mariano Campetella.