«Hay que visibilizar las desigualdades en el deporte»
Primero, como jugadora y, ahora, como entrenadora, Luciana Molayoli es una referente del básquet femenino en Río Cuarto. Antes de la pandemia, tenía a cargo 50 nenas y adolescentes en el club Banda Norte. Reconoce que hay desigualdad en el deporte y, por eso, participa de la Colectiva de Básquet, una agrupación que nació para promover más derechos.
Por Magdalena Bagliardelli para La Marea Noticias
«A la mañana, estoy haciendo una capacitación de Ley Micaela en la UNC y, a la tarde, tengo otra sobre Género y Deporte”, contesta Luciana Molayoli cuando le pedimos la entrevista, en este frío mes de julio, atravesado por la pandemia de COVID-19.
La ex jugadora que se convirtió en entrenadora de básquet aprovecha la cuarentena para hacer cursos “de todo”. Sabe que hay un largo camino para lograr una real igualdad entre hombres y mujeres en el básquet, un deporte históricamente difundido más para ellos que para nosotras.
“Yo voy a campus (participó de clínicas con Sergio “Oveja” Hernández y Rubén Magnano), hago capacitaciones, leo todo el tiempo… me siento incómoda cuando estoy quieta. Entonces, tengo la necesidad de estar haciendo algo. Esta cuarentena fue otra oportunidad para sentarme y ponerme a leer y hacer capacitaciones pendientes. Esas clínicas son parte de eso, vivir la experiencia al lado de esos grandes, escuchar y estar motivada para aprender, que es súper importante”, dice Luciana.
-¿Cómo fueron tus primeros años de básquet?
-Cuando era chica, me gustaba jugar al fútbol, pero ya enseguida te decían “machona”. Yo tenía la representación de que había nenas que jugaban y que eran consideradas “femeninas”. Esa representación era más una cuestión social, pero así fue que empecé a jugar en Central (a los 10) con una entrenadora, y después tuve entrenadores hombres.
-¿Cuándo decidiste cambiar de rol y empezar a ser entrenadora?
-Yo estudié educación física en el 2007, el deporte estaba en mí. Y empecé a dirigir en 2010, porque una amiga entrenadora dejó su lugar y me llamó. Yo no estaba del todo segura, recién cuatro años después, hice el curso de N1 para entrenar. Me decidí a estudiar y capacitarme para ir creciendo. En 2017, hice el curso de N3, nivel superior, y eran 100 hombres y 4 mujeres. Ahí ya te das cuenta la diferencia.
-¿Ahora estás segura?
-Sí. Es algo que me gusta, me apasiona, me lleva todo el día pensando, tengo la convicción de que voy a seguir por muchos años, tengo el deseo de seguir creciendo, de irme a dirigir a otros lugares del país. Acá en Argentina, se ven muy pocas mujeres entrenadoras, en 2019, subió el número de las que se sumaron a ese curso de nivel 3, pero hoy seremos 10-12 mientras que hombres hay 1000 o más.
-¿Por qué esa diferencia?
-Es algo dado históricamente, pero no podemos hablar de normalidad, porque no es normal. Siempre el deporte de conjunto estuvo caracterizado por ser jugado y dirigido por hombres, uno ve también en los clubes presencia de dirigentes hombres, son pocas las mujeres que se animan a sumarse. Hay excepciones, pero creo que de a poco se va a ir sumando a ese cupo de mujeres.
-¿Hay entrenadoras mujeres frente a equipo de hombres?
-En la NBA, hay una mujer, que se llama Becky Hammon, que era jugadora de la WNBA. En Argentina, se ve muy poco.
«A las mujeres sí las podés ver dirigiendo a los más chicos, en iniciación, mini básquet. Les dan esas categorías por la imagen de la mujer relacionada con la maternidad, la sensibilidad, en fin, el estereotipo que tenemos las mujeres recae también en nuestros puestos laborales».
-Yo igual prefiero dirigir femenino. Me gustan los desafíos, soy inquieta y quiero que crezca el básquet femenino, sería incoherente ir al masculino. Yo dirigí Banda Norte, formativas y maxi básquet, recreativo. Después pasé a Acción Juvenil, que ahí tuve mi primera experiencia de dirigir varones hasta mini básquet, después femenino en Acción Juvenil y ahora tengo de mini a primera femenino, en Banda Norte.
-Tuviste la oportunidad de dirigir la selección cordobesa de básquet femenino, ¿cómo fue esa instancia?
-Yo he tenido experiencias al frente de seleccionado riocuartense y con el seleccionado mayor cordobés, como asistente, en 2018. Esa experiencia fue muy buena, con Ignacio Correa, el entrenador, nos llevamos muy bien, me dio mucho lugar. El año pasado, me llamo él de nuevo, pero de la Federación le bajaron el pulgar porque yo me había entrometido en temas “dirigenciales” cuando protesté por un torneo que se organizó a mitad de año en condiciones desastrosas para las jugadoras. Entonces, mis diferencias con la Federación, en realidad con determinadas personas, me llevó a no dirigir ninguna selección el año pasado.
Creo, además, que la Federación está siendo injusta porque somos muchos entrenadores y entrenadoras que la venimos luchando, que entrenamos femenino, y muchos tienen la capacidad, pero en los últimos años eligen entrenadores masculinos para estar al frente de la selección femenina.
-¿Ves diferencias entre el básquet femenino y masculino?
-En general, la desigualdad que hay en la organización de básquet en femenino y en masculino es notoria, en cuanto al tiempo del torneo (lo hacen más corto, como para cumplir), los espacios que utilizamos, las características del torneo…
Yo estoy hablando en general porque, por suerte, en Banda Norte tenemos el mismo tiempo y espacio de entrenamiento y siempre apuestan por el crecimiento del femenino. De todos los clubes que conozco de Córdoba, son pocos los que tienen femenino, y Río Cuarto es una de las ciudades que más tiene, aunque es poco. Estamos muy lejos del masculino: hoy en la liga masculina, juegan 20 equipos, contra 7 de la femenina.
Después, también describiendo en general, la mujer que entrena cobra menos que el hombre y como jugadora pasa igual, el salario es muy poco para las que viven del básquet, a comparación del masculino, que les sobra y pueden vivir toda la vida.
-¿Qué opinás de la creación de la Oficina de la Mujer Deportista, que encabeza Georgina Bardach?
-Me parece excelente. Era tiempo de que suceda en Córdoba. Yo creo que se están abriendo cabezas. La gente se está dando cuenta y se quiere dar cuenta. Hay que visibilizar mucho estas desigualdades en el deporte, hay que hacerlas notar. Visibilizar lo invisible.
-¿Cómo se puede fomentar el básquet femenino?
-Tiene que ser una decisión que venga de arriba, de la Confederación que le exija a los clubes que tengan femenino. Si a un club que no tiene femenino lo obligás, va a tener que difundir el deporte, cada vez vamos a ser más, se va a agrandar todo en cantidad y calidad, y la Selección Argentina va a ser mucho mejor. Porque es inevitable que la calidad mejore si hay más competencia. Por eso, la difusión es súper importante.
-Las Gigantes (selección básquet femenino) mostraron su descontento con la Confederación de Básquetbol (CABB) por no tener plan de entrenamiento ni cuerpo técnico, ¿qué opinás?
-La Confederación, que asumió en diciembre, nunca se puso en contacto con las jugadoras. Con un par de entrenadoras del país, nos juntamos y hablamos con Las Gigantes, porque tenemos que trabajar juntas. Si con Las Gigantes, el equipo más importante de país, no se comunican, las ignoran o no les pagan lo que les corresponde por representarnos y para que se entrenen en óptimas condiciones, ¡imaginate lo que le queda al resto!
-¿Tuvieron alguna respuesta?
-Hubo una reunión, pero hubo muchas palabras bonitas y no terminaron solucionando nada. Hoy, siguen en la misma que hace un mes atrás, no pasó nada. Y ahora están largando videos. Hay movimiento de entrenadoras y jugadoras, y se creó una Colectiva por el Básquet. Y creo que son avances para empezar a hablar y visibilizar todo el problema que tiene el básquet, no solo femenino, sino también el adaptado. No existe solamente el masculino.
-Contame de la Colectiva por la Equidad y Pluralidad en el Básquet, ¿qué persiguen?
-Somos un grupo plural compuesto por entrenadoras, jugadoras, ex jugadoras amantes del básquet. Se están armando comisiones de género, de deporte adaptado, de institucional. La otra vez la CABB lanzó propuestas de hacer modificaciones al estatuto y estamos esperando respuestas para ver si algo de lo que mandamos sirvió.
Hace unas noches, escuchamos a un chico trans que juega en básquet femenino, nos contaba varias situaciones que vivió, muchas de discriminación y violencia, y para frenar este tipo de actos tienen que bajar políticas que digan cómo se van a resolver esos casos.
Hemos hecho campañas de apoyo a Las Gigantes y conocimos historias de abuso en los clubes, de desigualdad económica, obstáculos para hacer de nuestras carreras deportivas nuestra profesión, entonces, lo que tratamos es de ayudarnos y acompañarnos en muchos temas que se ven, pero nadie dice nada.
*Por Magdalena Bagliardelli para La Marea Noticias