Queda pulmón para gritar: ¡Giuliana Silva, presente!
El 7 de julio, se cumplió un año del femicidio de Giuliana Silva en barrio Suárez, al sur de la capital cordobesa. Su familia y comunidad se reunieron en la puerta de su casa para recordarla, honrar su vida y exigir justicia.
Por Anabella Antonelli para La tinta
“Invierno de 2019. Giuliana tenía 19 años, era amiga, hermana, nieta, compañera, madre, vecina. Y en ese crudo invierno, un 7 julio, Giuliana fue la protagonista de las noticias de su femicidio”. Con estas palabras, comienza el comunicado de sus compañeras, les vecines organizades de la Zonal Sur, en el Encuentro de Organizaciones.
Había realizado seis denuncias por violencia y amenazas contra Rodolfo Tissera, tenía el botón antipánico, cinco uniformados circulaban ese día por su cuadra en barrio Suárez, aunque no había consigna policial como estaba ordenada. Nada de esto impidió que el femicida vaya hasta su casa, la espere afuera durante horas y le dispare.
“Giuliana nos duele en este otro nuevo invierno de 2020, en plena vigencia de las medidas de aislamiento preventivo y obligatorio. Su nombre nos retumba en el pecho y en el puño con cada nuevo femicidio, con cada nuevo transfemicidio”, leen sus compañeras. Según los datos del Observatorio de Mumala, desde el 1 de enero al 30 de junio del 2020, se produjo, en Argentina, un femicidio cada 29 horas, 143 femicidios en todo el país, seis en Córdoba. En el mes de abril, el Ministerio de la Mujer del Gobierno de la Provincia admitió el aumento de las consultas y denuncias de situaciones de violencia que recibe la línea telefónica del Polo de la Mujer: 300 llamadas diarias. “En 100 días de cuarentena, son 30.000 llamadas. Un número tenebroso en la memoria popular de nuestros pueblos en lucha”, afirman y sus palabras retumban en el silencio de una comunidad dolorida.
Este martes fue tan frío y gris como hace un año. Las promotoras de salud de la zona, sus familiares y compañeras prepararon el homenaje. El sábado, se reunieron en casa de la Gringa, una de las referentes, para planificar la jornada. Mientras conversaban, Giuliana sonreía en una foto sobre la mesa. “Era dicharachera, siempre bromeando y riendo, así la tenemos que recordar”, dice su tía Emilce desde el micrófono.
A las 14 horas estaba convocado el encuentro, fuimos llegando a la esquina de La Niña y Oscar de Goycoechea, en barrio Suárez. Un grupo de vecinas y vecinos, muches niñes, trajeron carteles y fotografías. En la calle, estaba pintado un cuadro blanco donde dibujaron el rostro de Giuliana, con mensajes y consignas alrededor.
Su abuelo Juan Carlos y su tía Adriana agradecieron la presencia de tantas personas pese al frío y al aislamiento, y conmovidos prometieron justicia. Mientras, les vecines, familiares y compañeres prendieron velas que fueron dejando alrededor de su imagen en la calle. Hubo más palabras, canciones y el grito colectivo afirmando que Giuliana Silva está presente, ahora y siempre. Al finalizar la jornada, se realizó una misa en la casa de su abuelo.
Desde aquel fatídico 7 de julio, su papá se constituyó en querellante de la causa que, actualmente, está elevada a juicio, pero que, por ser oral y público, con jurados populares, no puede realizarse en contexto de pandemia. Mientras tanto, el femicida Rodolfo Tissera está con prisión preventiva.
La abogada de la querella, Daniela Morales Leanza, explicó que, cuando tomaron participación y contacto con el expediente, notaron ciertas deficiencias. El femicidio de Giuliana deviene de una cadena de denuncias por violencia, con medidas de la fiscalía como la restricción de acercamiento, “que fueron violadas por parte de Tissera incluso cometiendo delitos como amenazas. Ante esto, la medida ordenada era la prórroga de restricción de acercamiento y no una captura, por ejemplo”, explicó Morales Laenza.
El 5 de julio, dos días antes del femicidio, Giuliana lo denunció por sexta y última vez. En esta oportunidad, la fiscalía ordenó una consigna policial de carácter urgente a la Comisaría 10, tomando nota el subcomisario, pero no la llevaron a cabo. Por esto, la familia denuncia y exige que se investigue el incumplimiento de deberes de funcionario público que llegó a este fatal desenlace.
Además de la causa judicial, desde Zona Sur y Casa Comunidad en el Encuentro de Organizaciones, construyeron un petitorio para conversar con la Ministra de la Mujer de la Provincia de Córdoba, Claudia Martínez. “Con un invierno en la espalda, unidas con otras organizaciones que nos acompañaron, intentamos coordinar acciones con el Ministerio a partir de un escrito donde expusimos de manera detallada una serie de demandas de suma importancia para avanzar en aspectos fundamentales del problema y su abordaje”, explican, sin embargo, “nos ignoraron y ningunearon con respuestas diluidas, formales y sólo declarativas”.
Exigen políticas serias que contemplen el trabajo que realizan decenas de grupos y colectivos en toda la provincia que llegan donde el Estado no está. “Necesitamos que, si quieren alentar la participación en el diseño e implementación de las intervenciones, asignen financiamiento estatal sin más demora y sin más discursos políticamente correctos”, declaran.
Tejer la memoria de las hermanas que nos arranca el patriarcado y que son semillas de nuevos proyectos de cuidado y autodefensa es para sus compañeras el mejor homenaje. “Nos queda pulmón para seguir gritando, nos queda calle para seguir ocupando, Giuliana, prometimos que también por vos lo vamos a tirar”.
*Por Anabella Antonelli para La tinta. Fotos: Colectivo La tinta.