Corea del Norte: “Si Trump no se acerca, continuaremos con el desarrollo de pruebas nucleares y misiles continentales”
Entrevista a Alejandro Cao de Benós, representante para Occidente del gobierno de Corea del Norte, que habla sobre los “misterios” que rodean al país al que todos temen, pero muy pocos conocen.
Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta
Alejandro Cao de Benós es español, sin embargo, desde 1990, es representante para Hispanoamérica de la República Popular Democrática de Corea (RPDC) y preside la Asociación de Amistad con Corea. Una persona accesible, de trato afable y dispuesto a contestar las preguntas sin ningún tipo de condicionamiento previo, Cao de Benós se muestra como un apasionado de la causa Juche, que fue erigida por el primer presidente norcoreano Kim Il-sung. A su vez, el representante de la RPCD se apresura a desmontar todos los mitos erigidos en torno al país y a las figuras de sus líderes.
En Corea del Norte, gobiernan los descendientes de Kim Il-sung desde que este accediera al poder con la revolución de 1948. Al “Gran Líder”, como se lo conoce, lo sucedieron su hijo Kim Jong-il y, luego, su nieto Kim Jong-un, quien gobierna actualmente. Luego de tres años de guerra, se firmó un armisticio en 1953, restaurando la frontera entre las dos Coreas cerca del paralelo 38 y creando la Zona Desmilitarizada de Corea, una franja de cuatro kilómetros de ancho entre ambas partes. Pese al armisticio, oficialmente, el sur y el norte continúan en guerra, ya que nunca se llegó a un tratado de paz propiamente dicho.
Corea del Norte y su ideología propia, el Juche -una mezcla de socialismo con nacionalismo coreano, que será debidamente explicada por el entrevistado-, sobrevivieron a la caída del Muro de Berlín y al final de la Guerra Fría, convirtiéndose en un caso prácticamente único en el planeta. En esta entrevista con La tinta, Cao de Benós habló sobre todo y dejó conceptos que pocas veces se abordan sobre Corea del Norte, el país al que Occidente denomina como “el más hermético del mundo”.
—¿Cómo describirías a Corea del Norte para un occidental que nunca ha ido?
—Lo describiría como otro mundo, en todos los sentidos. En primer lugar, por el sistema socio-político y económico del país, así como de la cultura, que se mantiene intacta y viva desde hace cientos de años. Es un país totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados. Por la globalización, muchos países han perdido su cultura y su tradición, pero, en Corea del Norte, esto no ha sucedido. Lo definiría como un lugar excepcional, como otro mundo.
—¿Cómo dialoga la tradición con el Juche? ¿Cómo describirías el Juche y qué elementos de su tradición milenaria permanecen?
—El Juche es, básicamente, el socialismo al estilo coreano y representa el socialismo que se implementa en Corea. No se trata de copiar un sistema comunista o socialista, sino de crear el suyo propio. La diferencia, entre otras cosas, es la tradición y el nacionalismo entendidos como que una persona debe valorar su tradición y su riqueza cultural, y que eso no es incompatible con el ideario socialista y con la igualdad de las personas. Eso crea una fusión entre este ideal político con influencias filosóficas, incluso religiosas, tradicionales que existían en el país y un frente muy amplio de trabajadores, campesinos, intelectuales, que conforman, actualmente, lo que sería el Partido de los Trabajadores de Corea.
Juche es socialismo coreano, el hombre es dueño de su destino y esta idea no solo comprende la idea de una sociedad igualitaria, sino que hereda todas las tradiciones bellas que tiene la nación. A su vez, da mucha importancia a lo nacional.
—¿Cuáles son, para vos, los cinco logros más importantes del gobierno de Corea del Norte?
—Primero, la independencia. Corea siempre había sido un país dominado por otras potencias. Un pequeño país de entrada para gigantes como Rusia o China. A lo largo de la historia, estuvo invadida por los diferentes imperios.
Después, la autosuficiencia. De pasar a ser un país dependiente de elementos exteriores, sin industria, un país atrasado de campesinos, desarrolló toda una industria pesada basada en la minería y se crea posteriormente la industria ligera.
Tercero, es la igualdad, obviamente entendida como que, en la antigüedad, existía un sistema feudal, luego, un sistema capitalista en otros países, donde existe una gran diferencia entre quiénes acumulan la riqueza y una mayoría de gente que vive en la miseria, sin acceso al trabajo o a la sanidad. En Corea, eso se resuelve gracias al Juche.
Como cuarto valor, está el papel internacional que desempeña Corea, que no solo vence al imperio norteamericano, sino que, siendo un país de apenas 27 millones de habitantes, despierta la admiración del mundo, al haber desarrollado un sistema termonuclear de defensa que muy pocos países tienen. A nivel tecnológico y defensivo, Corea es un elemento muy importante a considerar en el panorama geopolítico internacional.
Por último, la pureza de la gente, su belleza interior. El pueblo coreano ha mantenido la moral como uno de los pilares importantes en la sociedad. En Corea del Norte, no tenemos prostitución, no sólo en las leyes, sino en la realidad. Tampoco hay problemas de drogadicción, esto sería impensable en el país. Tampoco existe la pornografía. En general, las personas ponen en sus vidas diarias la moral y el compromiso por encima de lo superficial o la hipersexualidad que abunda en la mayoría de países del mundo.
—¿Cuál es el rol de la mujer en la sociedad norcoreana?
—Hay una igualdad absoluta, si no, no sería un país socialista. Esto significa que la mujer tiene acceso a los más altos puestos, incluso militares, es decir, como vicemariscal o mariscal. Tenemos muchas mujeres también generales, mujeres en el parlamento o ministras. De hecho, al ministerio al que yo pertenezco, nuestra ministra es una mujer. No solo tienen entrada a cualquier posición o acceso, sino que, obviamente, la igualdad salarial es completa. No sería un sistema socialista sin igualdad o paridad con el hombre en todos los aspectos sociales. No hace falta hablar de feminismo en Corea, porque el propio socialismo es ya de por sí feminista. Y no puede incurrir en ningún tipo de discriminación.
—Corea del Norte tiene uno de los índices de alfabetización más altos del mundo. ¿Cómo funciona su sistema educativo?
—No existe un solo caso de analfabetismo en el país. Como país socialista, se garantiza una enseñanza secundaria, de doce años de estudios, obligatoria y gratuita, que todos los ciudadanos deben seguir. El gobierno no solo paga los estudios, sino también los uniformes, materiales, libros, etc. Cuando uno finaliza la escuela secundaria, puede optar por acudir a facultades politécnicas o irse a estudios universitarios, que son totalmente públicos y gratuitos; no existe la enseñanza privada. Una persona puede obtener tantas licenciaturas o doctorados desee o tenga la capacidad, porque el gobierno le va a sufragar todos los gastos.
—No se han registrado casos de coronavirus en Corea del Norte. ¿Cómo es el sistema sanitario del país?
—Al igual que la educación, la sanidad es totalmente gratuita como derecho humano, elemental y básico. En muchos otros países que se declaran democráticos, esto no sucede porque la sanidad pública deja mucho que desear o ni siquiera existe. En Corea, toda es gratuita y publica. Eso hace que, además, el gobierno ponga un énfasis clave en la prevención de las enfermedades. Esta se realiza con la conjunción tanto de la medicina tradicional coreana como con la occidental. Se combinan ambas medicinas.
Respecto al coronavirus, desde finales de enero, el país detecta esta situación en Wuhan, China, que está al lado, y esto lleva a que nuestro gobierno haya cerrado las fronteras de forma inmediata para que el virus no entre en la nación. Al igual que con cualquier otra enfermedad, la prevención ha valido para que Corea del Norte haya sido, si no el único, uno de los pocos países del mundo donde no ha entrado el virus ni tenemos ningún caso, ni un muerto ni un contagiado. Y todavía, a la fecha de hoy, las fronteras continúan totalmente cerradas para que no entre en el país. Igualmente, se toman medidas adicionales como el uso de mascarillas, etc.
—¿Cómo es su producción cultural? ¿Por qué no llega mucho a Occidente?
—La cultura está muy ligada a la ideología. En un sistema socialista, la cultura es gratuita y sirve al pueblo. Tanto una obra de teatro como una película, o una buena novela, tienen que ser accesibles a todo el mundo. Los artistas son del pueblo, que crean nuevos métodos, nuevas escuelas, pero siempre de una forma organizada y para hacerlo asequible a toda la población. Esto hace que existan decenas de organizaciones que agrupan a estos artistas, donde ellos tienen su salario igual que otro trabajador, para que puedan crear y usar su talento para el bien popular.
Hay variedad de expresiones artísticas, con un componente ideológico y de herencia nacional bastante importante. No se mueven por modas. Es un arte siempre comprensible y asequible, no es para una elite, como en el caso de los países occidentales donde también existe un mercadeo con diferentes obras artísticas, que terminan siendo una especulación. Se lleva de una forma muy diferente. Y no llega a Occidente, porque Corea no se dedica a exportar su arte como si fuera propaganda hacia otras naciones, como hace Estados Unidos y Hollywood. No es nuestra intención ni tampoco se invierte dinero ni tiempo o esfuerzo en exportar arte o cultura norcoreana al exterior.
—En Occidente, se habla mucho sobre la veneración, como si fueran deidades, de Kim y sus antecesores. ¿Qué hay de cierto en esto?
—Eso es una exageración. Es parte de la propaganda capitalista occidental para intentar dar una imagen negativa de Corea y el 95 por ciento de la información es falso. Existe, lógicamente, un gran respeto y cariño por nuestros líderes, porque han sido no solo quienes liberaron a nuestra nación de los imperios japonés y norteamericano, sino que construyeron la sociedad que, actualmente, tiene el país. Una sociedad que puede hacerle frente a Estados Unidos. En este orgullo nacional y soberano, el pueblo se siente realmente dueño de su destino, que no tiene que obedecer ni arrodillarse frente a los extranjeros. Existe un nexo de unión en la figura del líder, por eso, es tan querido y se pueden ver sus imágenes o estatuas por doquier. El líder representa el punto de unión del pueblo, esto no significa que se lo trate como a Dios o que haya una religión. Estas son cosas absurdas y ridículas que emite la prensa para intentar satirizar o ridiculizar a Corea del Norte. El respeto o cariño del pueblo de Corea del Norte a sus líderes no es muy diferente al de otros pueblos asiáticos a sus dirigentes, por ejemplo, el pueblo de Camboya a su actual rey. Si usted visita Camboya, podrá ver cómo el pueblo camboyano respeta a su rey.
—¿Cuál es la política internacional de Corea del Norte? ¿Cómo es su relación con los países vecinos?
—Las relaciones han variado mucho durante el tiempo. Fueron muy cercanas con China y Rusia, sobre todo, porque sus pueblos ofrecieron su sangre para luchar contra la invasión del pueblo japonés. A su vez, China ayudó a Corea contra Estados Unidos y el pueblo coreano ayudó a China contra el imperio japonés. Son pueblos que han estado unidos por la sangre, por mantener su independencia y soberanía, a lo largo de la historia. Pero cuando desaparece la Unión Soviética, tanto Rusia como China se alinean con la ideología capitalista y eso hace que el país sufra, sobre todo, a nivel comercial. Corea del Norte está sometido al mayor número de sanciones que se hayan puesto en la historia sobre una nación.
Las relaciones de Corea hacia el exterior son siempre de respeto, de buena vecindad, nuestra política es abrir los brazos a cualquier nación que quiera acercarse a Corea del Norte, pero esa función no es recíproca en el caso de China o Rusia, donde primero les interesa su mercado.
En el caso de Corea del Sur, hemos tenido subidas y bajadas. Hasta hace unos meses, la situación estaba relativamente estable, pero, últimamente, lanzaron globos con docenas de miles de pasquines insultando a nuestro gobierno y rompiendo el tratado de paz. En los próximos meses, va a haber una respuesta contundente al respecto.
—¿Y con Estados Unidos? ¿Cómo ven a Donald Trump luego de las reuniones que tuvo con Kim?
—Bueno, Trump empezó tan duro como para amenazar que destruiría toda Corea, que no quedaría nadie vivo, con su famoso fire and fury que estaba destinado a Corea del Norte. Lo que pasa es que, tras efectuar pruebas termonucleares, vio que era demasiado tarde y que, si intentaba invadirnos, nosotros responderíamos sobre el territorio de Estados Unidos. Cuando vio que no podía someter a Corea, no le quedó otra que la negociación.
Al principio, pareció que era un nuevo amanecer con los encuentros en Singapur y Vietnam, pero, luego, Trump se quedó básicamente en una postura para ganar popularidad internacional y votos. El propio John Bolton en sus memorias hace referencia a que le interesaba más la fotografía y conseguir popularidad que dar pasos en concreto para solucionar la guerra de Corea, que sigue vigente. Y hasta hoy, hemos estado esperando que Trump diera un paso, pero no lo ha hecho. Las perspectivas no son nada halagüeñas y Corea mantendrá su desarrollo, y, en breve, si no hay un acercamiento de Trump, continuaremos nuestro desarrollo de pruebas nucleares y misiles continentales.
—Hay muchos mitos sobre Corea del Norte: no hay oposición al gobierno, no hay acceso a internet, hay cortes de cabellos permitidos y otros prohibidos, no existe diversidad de género, un argentino o un español no pueden viajar al país como turistas. ¿Qué puede decir sobre esto?
—No hay una oposición como entendemos en Occidente, pero sí hay diferentes opciones y diferentes opciones de pensamiento, además del pensamiento individual. La diferencia es que, en Corea, cuando hay diferentes formas de pensar, al final, se consensúa. Cuando una mayoría opina algo o vota una ley, el resto de las personas, aunque no están de acuerdo, la apoyan porque han quedado en minoría. En Occidente, la oposición se dedica, básicamente, a minar, a destruir, a difamar para conseguir el poder a toda costa. En Corea del Norte, no hay una oposición tipo occidental, pero sí existen diferentes opiniones. Al final, la mayoría democrática es la que gana en el parlamento.
Tenemos acceso a internet tanto en bibliotecas como en universidades, o en muchísimos departamentos estatales. Yo mismo, desde España, trabajo con Pyongyang todos los días a través de internet. Lo que sí sucede es que no está abierto en todas partes por una cuestión económica y tecnológica. Además de cuestiones de seguridad, para evitar cualquier tipo de hackeo en sistemas nacionales.
Lo de los cortes de cabellos es totalmente falso. Esto viene de unos documentales donde aparecen unos modelos con diferentes tipos de corte iguales, como cuando uno va a una peluquería en Argentina o en España. Pero esto es simplemente una sugerencia para que la persona pueda inspirarse. Pero se puede hacer cualquier tipo de corte que la persona desee.
En Corea, no existe promiscuidad ni prostitución ni existe pornografía. Pero la sexualidad viene determinada por el nacimiento de la persona y, por lo tanto, una persona es como es. Y dentro de su elección, no existe ninguna ley ni el gobierno se entromete en lo que hace una persona en su vida sexual o privada. Al contrario de, por ejemplo, Estados Unidos, donde, en algunos estados, se prohíben determinadas prácticas sexuales. Eso no existe en Corea del Norte.
Con respecto al turismo, cualquier persona del mundo, incluidos argentinos, a pesar de que no existen relaciones diplomáticas actualmente con Argentina, puede visitar Corea del Norte como turista. Igual que con España, donde sí hay relaciones diplomáticas desde hace bastantes años. Cualquier español o argentino no tiene ningún inconveniente en visitar la república, no solo como turista, sino también como empresario, deportista o periodista. Está abierto el país para poder conocerlo cualquier persona del mundo.
*Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta / Foto de portada: Kim Won-Jin – AFP