Diez años después, condenan a dos policías por el intento de asesinato de Ezequiel Reinoso

Diez años después, condenan a dos policías por el intento de asesinato de Ezequiel Reinoso
27 marzo, 2025 por Ezequiel Luque

En juicio abreviado, la Justicia sentenció a 10 años de prisión al sargento Cisneros por disparar por la espalda a Ezequiel cuando se trasladaba en motocicleta, el 14 de febrero de 2015. Su compañero, el oficial Estopelo, fue condenado a 3 años y 3 meses por encubrimiento. La Policía le disparó por no frenar en un control y, luego, intentaron armarle una causa con una pistola plantada.

Pasó más de una década, pero Ezequiel Reinoso recuerda el hecho a la perfección. 14 de febrero de 2015, zona norte de la ciudad de Córdoba. Era sábado a la siesta y el joven, que en ese momento tenía 22 años, le había pedido prestada la moto a su tío para ir a jugar el fútbol a la Unión Cordobesa de Fútbol Amateur.

A la altura de avenida Juan B. Justo al 9000, un control policial. Ezequiel asegura que no estaba señalizado y que recuerda que una moto delante de él frena ante el pedido de detención por parte del oficial. Como entendió que a él no le hicieron señas, siguió su camino.


Luego, el sonido del proyectil saliendo de la pistola reglamentaria y el impacto de bala por la espalda, a centímetros del corazón. Bala que, aún diez años después, permanece allí, entre dos costillas, y que todavía le genera dolores de vez en cuando.


Ayer, en el juicio, se dio a conocer la frase que dijo el sargento Cisneros luego de disparar contra Ezequiel: «Creo que le pegué en la pierna al pendejo culiado ese».

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El caso guarda muchísimas semejanzas con el de Valentino Blas Correas, a quien también le dispararon por la espalda al pasar un control policial. A Ezequiel, al igual que a Blas, le quisieron plantar un arma para justificar el gatillo fácil policial. La versión oficial afirmaba que el muchacho iba con un acompañante y que habían disparado contra los uniformados. Todo mentira: ni venía con acompañante ni tenía arma.

No solo sobrevivió de milagro, sino que habían querido ensuciarlo. Ezequiel fue imputado por resistencia a la autoridad y portación de armas, y la Justicia tardó dos años y medio en sobreseerlo.

La Cámara 6° del Crimen se tardó ocho años más para juzgar a los verdaderos culpables del episodio. El sargento Cisneros fue condenado por «homicidio en grado de tentativa, doblemente agravado por la calidad de funcionario policial y el uso de arma de fuego», y sentenciado a 10 años de prisión. Mientras que su colega de control, el oficial Estopelo, fue sentenciado a tres años y tres meses por “falso testimonio agravado y encubrimiento por favorecimiento personal, doblemente agravado por la función policial y la gravedad del hecho”.


«Es algo que te queda para siempre, no es que termine el juicio y ya está. Me sigo cruzando con policías, sigo viendo noticias de abusos policiales y me parece que a los efectivos no los forman como deberían hacerlo. Hoy, una persona que no sabe qué hacer y necesita un sueldo, se mete a la cana. Te lo digo yo, que intenté entrar una vez, antes de que sucediera lo que me pasó. Gracias a Dios, no quedé», expresa Ezequiel en diálogo con La tinta.


En el caso, hay todavía un cabo suelto: quién plantó el arma y qué superiores participaron del encubrimiento. En la lectura de alegato, la Fiscalía recomendó a los jueces que sigan investigando las complicidades que intentaron armar una versión oficial que era muy diferente a los hechos.

*Por Ezequiel Luque para La tinta.

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Palabras claves: Ezequiel Reinoso, gatillo fácil

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