Érica Rivas llega a Córdoba con «Matáte, amor»

Érica Rivas llega a Córdoba con «Matáte, amor»
12 noviembre, 2024 por Inés Domínguez Cuaglia

Este jueves 14 en Quality Espacio, se presenta Érica Rivas con el unipersonal «Matáte, amor”, una adaptación de la novela de Ariana Harwicz con la dirección de Marilú Marini. En esta nota, conversamos con la actriz sobre salud mental, maternidad y mandatos sociales, temáticas que la obra aborda con crudeza y humor en la misma proporción.

Sirva el arte para poner en agenda lo que nos pasa. Para contar, con palabra propia o colectiva, los procesos vitales reales y sin edulcorantes. Cuando nos parimos madres, se abre un abismo y, muchas veces, nos sentimos solas. Caminamos por la cornisa de la salud mental y las noches en vela y una soledad que nos es propia, situada y angustiosa. Es urgente hablar de esto, que haya relatos que cuenten este amor tan increíble que nace, que cambia la percepción del mundo, que ocupa todos los espacios, que nos toma el cuerpo, que nos llena de dicotomías y culpas, que nos inaugura en un rol que no tiene por qué ser vivido desde los mandatos. Son necesarios los relatos honestos de las maternidades en todas sus aristas, que vengan a desafiar las narrativas sociales en torno a lo que se espera de las madres.


Matáte, amor es la primera novela de la escritora argentina radicada en Francia, Ariana Harwicz. Dirigida por Marilú Marini, Érica Rivas le pone el cuerpo y la voz a la historia de una mujer que, tal como lo cuentan en el dossier de prensa, serpentea la maternidad, la relación de pareja, el ideal de familia, el deseo disidente, la locura y la muerte, con iguales dosis de dureza y humor.


“La obra narra a esa mujer herida, cuya feminidad se dice que está alterada en su forma de amar, de desear, de romperse, de ensuciarse, de tomar un arma, de no tener piedad con nadie, pero tampoco consigo misma. Esa mujer, esa extranjera, ¿qué es lo que desea? ¿Quién es ella que trata de salvarse de ser nada, que intenta encontrar su verdadero lenguaje? ¿Adónde mira? ¿A quién le habla? ¿Hacia dónde se dirige cuando entra en el bosque? ¿Qué es lo que dice ―o escribe― en ese otro idioma?”, presenta la gacetilla de prensa.

Imagen: Alejandra López.

Desde La tinta, conversamos con Érica Rivas, quien nos cuenta sobre la obra y, particularmente, sobre algunas derivas en torno a las temáticas que allí se despliegan como salud mental, maternidad y deseo.

¿Cómo invitarías al público cordobés a verte en “Matáte, amor”? ¿Qué podés contarnos sobre la obra?

―Invito siempre a que participemos de esa celebración tan única que es el teatro en general y, en particular, invitamos en «Matáte, amor» a este viaje de la mano de un texto único que conmueve y hace reír, y que no te deja indiferente. La obra es un soliloquio de una mujer argentina que vive en las afueras de París, en la campiña francesa. Acaba de tener un hijo con un francés y se está convirtiendo en escritora. Habla en argentino, por eso se llama «Matáte, amor», con acento en la segunda a. Tiene giros idiomáticos a lo Cortázar, para mí, de una Argentina un poco extrañada, un poco más antigua, como de hace 20 años. Ella habla en ese idioma que nadie entiende a su alrededor, como en un descargo, una especie de alegato. 

Es ella contándonos un cuento que puede ser el de su vida seguramente o, bueno, puede ser cualquier otro de cualquier vida de cualquier mujer que esté atravesando por estas cosas. Y hombres también, porque hay muchos hombres que se sienten identificados y que están sintiendo, por suerte, ahora, un montón de momentos del puerperio, de lo que es la llegada de un hijo, que antes no se podían percibir y se están empezando a acercar en este sentido. Así que es un alegato de una mujer con mucho humor.

¿Cómo es encarnar el personaje de una mujer que es esposa, extranjera, madre de un bebé pequeño y está asqueada del contexto que la rodea?

―Todos los días es distinto y, sin embargo, es ella misma. Todas las funciones, me sorprende y aprendo de este viaje, como digo, que lleva la protagonista a cabo. Mi cuerpo y mi voz, con todas las herramientas que tengo como actriz y como persona en este mundo, están a disposición del cuento. 

En la obra, se aborda la temática de la salud mental y maternidad: ¿qué reflexión podés compartirnos en torno a esto? ¿Cómo se puede pensar esa relación en la actualidad?

―Creo que es un ítem para darle muchas vueltas. La humanidad todavía no llegó a comprender en su totalidad la mente humana, en su totalidad. Por suerte. Yo creo que faltan relatos que nos acerquen. La hegemonía es la locura. Te das cuenta porque, por ejemplo, es muy poco lo que se puede aprender sobre el momento de la vida de cuando una persona se convierte en madre (o padre). Pareciera que todos sabemos qué tenemos que sentir y actuar de una sola manera. Es tanta la falta de relatos que tenemos sobre ese amor, sobre ese momento que, después de ver la obra, no solo me cuentan las mujeres cómo las conmueve, sino también los hombres que vienen se sienten representados. Por un lado y por el otro. Y parejas de todo tipo. Este amor que lo atraviesa todo, el cuerpo, el tiempo, el sentido del mundo, tiene que tener relatos que nos acerquen y nos familiaricen con él. Bueno, este es uno. Por eso, lo creo tan necesario a este cuento, actuarlo o leer la novela, y, por supuesto, ¡venir al teatro a verla!

Desde tu experiencia personal y como actriz, ¿qué pasa con el deseo después de la maternidad? ¿Qué espacio nos queda para volver a desear, cómo se conquistan los quereres propios, más allá del hijx y los mandatos sociales? ¿Cuáles son o han sido para vos las huidas posibles?

―El arte, siempre. La creatividad en su sentido cotidiano, en su ejercicio en los momentos difíciles. Y, con esto, digo el quebrar el punto de vista, siempre tan ego/antropo/céntrico. 

Esa otra mirada que nos propone el arte, eso que nos salva. Y que nos salvará siempre. 

―En el libro “Matate, amor”, la conversación interna de la protagonista, sus deseos y fantasías van del erotismo a la agresión. ¿Qué podés contar sobre tu interpretación en ese sentido?

―Es una obra voluptuosa. Ariana es una escritora sensual, terriblemente erótica, sarcástica y frágil y noble. Tiene todas las facetas para explorar distintas emociones, pensamientos, paisajes. Mi cuerpo a su disponibilidad es algo que me da particularmente salud mental. Ya dije que el arte ―y, en mi caso, la actuación― salva y trae con eso cierta, espero, humildad y benevolencia para con este mundo.

Podés ver «Matáte, amor» este jueves 14, a las 20:30 h en Quality Espacio.

«Matáte, amor». Una novela de Ariana Harwicz.
Adaptación teatral: Ariana Harwicz, Érica Rivas y Marilú Marini.
Dirección: Marilú Marini.
En escena: Érica Rivas.

*Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta / Imagen de portada: Belén Poviña.

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Palabras claves: Maternidad, Salud Mental, Teatro

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