¿Quién gana en Estados Unidos?
La campaña electoral en EE. UU. se intensifica con un escenario de paridad entre Donald Trump y Kamala Harris, donde las encuestas muestran un empate técnico. El voto latino y el apoyo de celebridades juegan un papel crucial, mientras ambos candidatos buscan movilizar a sus bases.
La campaña electoral se ha intensificado en un contexto donde el apoyo a les candidates se presenta más equilibrado que en elecciones anteriores. Aunque el respaldo de celebridades no tuvo un impacto notable en la elección de Hillary Clinton en 2016, sí resultó beneficioso para Joe Biden en 2020. A medida que se acercan las votaciones, es crucial observar cómo estas estrategias influyen en la contienda actual.
Recientes encuestas muestran un empate técnico entre Donald Trump y Kamala Harris. Un sondeo de CNN revela que ambos candidatos cuentan con un 47 % de apoyo, marcando la diferencia más ajustada en comparación con meses anteriores. Por su parte, una encuesta de Siena College, publicada por The New York Times, otorga a Harris un 49 % frente al 48 % de Trump, lo que podría darle a la demócrata 276 votos electorales, superando los 270 necesarios para ganar. Sin embargo, esta estrecha diferencia sugiere que los resultados pueden cambiar rápidamente.
La estrategia de Trump se centró en presentarse como un estabilizador de la economía, vinculando a Harris con la continuidad de la administración Biden. En contraste, Harris se posicionó como agente de cambio, prometiendo un futuro distinto para Estados Unidos. La campaña ha estado marcada por eventos significativos, como la retirada de Biden como candidato tras un debate complicado y el intento de magnicidio contra Trump. A medida que se aproxima el 5 de noviembre, la tensión y la incertidumbre aumentan, dejando en vilo quién será la próxima o el próximo presidente de Estados Unidos.
Desde que Harris se unió a la contienda, ha mantenido una ligera ventaja sobre Trump en las encuestas nacionales, aunque las diferencias se han estrechado en las últimas semanas. Es importante recordar que EE. UU. utiliza un sistema del Colegio Electoral, donde cada estado tiene un número de votos electorales proporcional a su población. Para ganar, un candidato necesita alcanzar al menos 270 votos, lo que hace que los estados «battleground» sean cruciales para determinar el resultado final.
En estos estados clave, como Arizona, Georgia y Pennsylvania, las encuestas muestran una competencia reñida. En algunos, Trump tiene una pequeña ventaja, mientras que Harris lidera en otros. Ya sabemos que las encuestas no siempre son precisas y se ha evidenciado en elecciones pasadas, donde el apoyo a Trump fue subestimado en 2016 y 2020, llegando a fallar en un margen de entre 5 y 7 puntos. Aunque los encuestadores han ajustado sus métodos, la efectividad de estos cambios sigue siendo incierta, especialmente, dado el perfil particular de votantes que Trump atrae.
Algunos aspectos claves en esta campaña
El voto latino. Se ha visto un aumento significativo en la inscripción, alcanzando más de 35 millones. Aunque se presume que este voto favorezca a Harris, la campaña de Trump busca disputarlo, destacando la complejidad y heterogeneidad del electorado latino. Las diferencias regionales, como el voto cubano en Florida ―mayoritariamente republicano―, frente al voto mexicano ―que tiende a ser más demócrata―, reflejan un panorama electoral diverso y competitivo.
El apoyo de celebridades. En algunas campañas políticas, ha demostrado ser un arma de doble filo. La conexión entre el star system y el votante promedio es a menudo débil, especialmente, en lugares como Alabama, donde los trabajadores pueden sentirse distantes de las preocupaciones de las élites culturales. Esto plantea la pregunta: ¿por qué deberían importarles las opiniones de figuras como Beyoncé o Springsteen? Esta desconexión resalta la brecha existente entre los valores de las élites y la realidad cotidiana de muchas personas.
El voto de las mujeres
La preocupación por la creciente brecha de género en las encuestas se ha vuelto un tema candente entre los aliados de Trump, particularmente, a medida que se acercan las elecciones. Aunque Trump mantiene un sólido apoyo entre los hombres, su capacidad para atraer a las mujeres ha disminuido, lo que plantea un desafío significativo para su campaña. Varios expertos y operativos republicanos han señalado que, a pesar de los esfuerzos de Trump por centrarse en temas que tradicionalmente podrían resonar con el electorado femenino, como la economía y la seguridad, su mensaje a menudo ha resultado desincronizado con las preocupaciones reales de muchas votantes.
La narrativa de Trump, que se presenta como un «protector» de las mujeres, ha sido criticada como paternalista y poco auténtica. Esto se ha evidenciado en eventos de campaña donde sus intentos de conectar con este público han sido recibidos con frialdad, reflejando una desconexión con sus experiencias y preocupaciones. Además, el contexto político actual, marcado por la reversión de Roe vs. Wade y otros temas relacionados con los derechos reproductivos, ha amplificado el descontento entre las mujeres respecto de los conservadores, lo que beneficiaría claramente a Harris en ese sector del electorado.
Por su parte, Kamala convoca a votar a mujeres de sectores más conservadores. Entre las publicidades a su favor, circula un anuncio con la voz de Julia Roberts que les sugiere a las mujeres que la voten que no les cuenten a sus maridos.
Movilizar un electorado que se siente desconectado de la política. Kamala Harris ha optado por apelar a la identidad y al temor al autoritarismo, un enfoque que resuena en el contexto actual. Sin embargo, el desafío radica en que esta estrategia podría no ser suficiente para movilizar a un electorado que no se siente interesado por la vida política. La polarización y el desencanto son palpables; muchos votantes pueden percibir estas apelaciones como manipulativas en lugar de auténticas.
La presencia activa de Elon Musk
En los próximos comicios, también se mide la influencia que el hombre más rico del mundo, Elon Musk, ejerce sobre la democracia estadounidense. Musk ha invertido al menos 119 millones de dólares en movilizar a los partidarios de Trump, convirtiendo su plataforma social X en un bastión de propaganda pro-Trump y participando activamente en mítines clave. Sin embargo, su involucramiento ha atraído crecientes críticas y escrutinio, en especial, por su conexión con el presidente ruso Vladimir Putin y por ser objeto de investigaciones por la SEC.
Aunque Musk ha cambiado su enfoque hacia un apoyo más abierto a Trump, sus esfuerzos políticos no han estado exentos de problemas, incluyendo acusaciones de manipulación de datos en campañas de contacto con votantes y la reciente demanda en Filadelfia por un sorteo de un millón de dólares que algunos expertos consideran una forma de compra de votos. A medida que se acercan las elecciones, la intersección de su poder económico y sus ambiciones políticas plantea importantes preguntas sobre el futuro de la influencia de los ricos en la política estadounidense.
El último tramo
El estado de ánimo en el equipo de Trump es más optimista, ya que ha logrado ganar terreno en las últimas semanas. Además, ha cambiado su postura sobre la votación anticipada, ya que, si bien se había manifestado en contra del voto por correo antes, esta vez, lo alentó lo que ha beneficiado a los republicanos. Trump está obteniendo mejores resultados en las encuestas que en 2016 y 2020. Sin embargo, se advierte que, en campañas pasadas, los votantes han tendido a cambiar de opinión en los días finales, añadiendo complejidad a la situación.
Por su parte, la campaña de Harris ha perdido impulso. Su éxito depende de ganar en estados clave como Michigan, Pennsylvania y Wisconsin, lo cual se presenta como un reto creciente. A pesar de las dificultades que enfrentó en 2022, Trump se encuentra nuevamente en una posición competitiva. Si logra ganar, sería considerado uno de los regresos políticos más notables de la historia reciente.
Una posible reelección de Trump sería, sin duda, una mala noticia para el mundo. En lo que respecta a Argentina, el oficialismo espera que se concrete ese resultado con entusiasmo. A pesar de que, en el núcleo, sus políticas son muy diferentes, Milei siente una particular sintonía con el magnate estadounidense, por lo que un triunfo suyo sería festejado en Casa Rosada como un gol propio.
El estilo de liderazgo de Trump, caracterizado por la confrontación y la desestabilización, podría exacerbar tensiones tanto en Estados Unidos como a nivel internacional. La lucha por un cambio significativo y positivo es más crucial que nunca, y es imperativo que las campañas logren conectar de manera genuina con las preocupaciones de la ciudadanía, en lugar de depender de la fama de unos pocos. Sin una conexión real, el futuro político y social podría verse comprometido.
*Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta / Imagen de portada: EFE/EPA/Erik S. Lesser.