Otra vez, toxinas en el agua: firmá por el saneamiento del lago San Roque
Con el verano, comienza la época más crítica en la cuenca del lago San Roque, con niveles de contaminación preocupantes para la salud pública. Fundeps lanzó una campaña de recolección de firmas para exigir a la Justicia y a las autoridades medidas de prevención y de saneamiento eficaces. Conversamos con la abogada ambiental, Ananda Lavayen, y el investigador científico, Exequiel Di Tofino, sobre las medidas urgentes y necesarias para hacer frente a esta crisis ambiental.
El nivel de contaminación del lago San Roque ―y sus ríos afluentes― está a tope y se profundiza cada año. El agua contiene una gran diversidad de toxinas que afectan la salud y el ambiente, poniendo en riesgo a las comunidades del Valle de Punilla y a un 70 % de los hogares de Córdoba capital, que se abastecen de esa fuente. Hace años que vecines, especialistas y organizaciones vienen realizando asambleas, muestreos, investigaciones, reclamos y amparos, pero aún no hay una respuesta adecuada, suficiente ni integral.
Fundeps lanzó la campaña «El lago San Roque no es joda» para concientizar sobre la contaminación de la cuenca y reclamar el urgente saneamiento a la Justicia y a las autoridades. También impulsan una junta de firmas para involucrar a la ciudadanía y ampliar la participación en las soluciones a este problema ambiental y de salud pública.
“Vivir en un ambiente sano, acceder al agua potable y participar en los procesos de toma de decisiones en asuntos ambientales son derechos reconocidos constitucionalmente. Exigimos ser parte del proceso, del diseño y construcción de las soluciones”, detallan desde la ONG cordobesa.
Ananda Lavayen, abogada y encargada de proyectos ambientales de Fundeps, explica: “Queremos que convoquen a una audiencia pública donde se pueda escuchar a los vecinos y las vecinas cómo les afecta esta situación, a profesionales idóneos que saben un montón sobre el tema y que pueden aportar otras soluciones. La participación ciudadana es un mecanismo valioso de la democracia y de la democracia ambiental. Escuchar las distintas voces siempre enriquece la construcción de soluciones».
Amparo ambiental y medidas urgentes
En 2020, Fundeps realizó un diagnóstico situacional de tres cursos de agua principales: el río Suquía, el dique Los Molinos y el lago San Roque, que arrojó conclusiones alarmantes, sobre todo, respecto al último. Durante dos años de trabajo, el equipo de abogadas de la ONG diseñó un amparo ambiental por medio del cual demandó a la Provincia y a los municipios, exigiendo el saneamiento del lago San Roque y toda la cuenca.
«El amparo ambiental contempla un conjunto de acciones, como, por ejemplo, que se suspendan las autorizaciones de vertidos de líquidos locales ―al no haber cloacas en toda la región de Punilla, la misma autoridad autoriza el vertido de líquidos cloacales al lago―. También pedimos que se adopten medidas preventivas para que no se siga agravando esta situación, la suspensión de obras tanto públicas como privadas que puedan impactar en el lago y que se conforme un Comité de Cuenca interdisciplinario e interjurisdiccional para fiscalización y control de todo lo que sucede en el lago”.
En 2023, el Poder Judicial resolvió que se debía elaborar un plan de saneamiento y de desarrollo sostenible de toda la cuenca por parte de la Provincia. En un primer momento, se opuso y apeló la decisión judicial. Luego, presentó el Plan de Saneamiento de la noche a la mañana. «Cuando empezamos a leerlo en detalle, con ayuda de técnicos y especialistas, encontramos un montón de deficiencias: faltaban plazos de inicio y finalización de las actividades, no estaban previstos mecanismos de control y fiscalización de la actividad, no había asignación presupuestaria, no estaban establecidos los recursos económicos, materiales ni humanos necesarios para llevar adelante el plan. Más grave aún, presentaron un plan a desarrollar durante quince años, que no involucra a los municipios ni comunas y que no contó con participación ciudadana». Se presentaron todas las observaciones pertinentes, pero la Cámara no se expidió al respecto, por lo que aún no hay mejoras en el plan inicial.
Fue entonces que desarrollaron la campaña «El lago San Roque no es joda», que se inspiró, por un lado, en testimonios de vecines que recuerdan cuando, hace diez o quince años, iban a la orilla del lago en familia a tomar mate, pescar, nadar y, ahora, ya no pueden hacerlo por el olor insoportable y la contaminación. «Por otro lado, la idea de la campaña surgió cuando escuchamos de un programa impulsado por la Provincia, que consiste en sacar arena de un lugar del lago para llevarla a otro lugar del lago y habilitar plazas públicas. Se pinta un panorama que no es, el lago está sumamente contaminado y están incitando a la gente a ir, tomar sol y bañarse, entonces, de ahí vienen un poco las reposeras y el mate de la campaña».
Ananda advierte que, además de políticas esenciales como el saneamiento del lago y la construcción de infraestructura cloacal, hay otras medidas a corto plazo que son importantes, como la comunicación de riesgo para informar a la ciudadanía y medidas de contingencia, como controles de vertido de líquidos cloacales o medidas preventivas de incendios.
Exequiel Di Tofino, químico, docente e investigador científico independiente que estudia las cuencas de agua cordobesas desde hace más de quince años, advierte que el estado actual es crítico. Explica que el aumento de las temperaturas, el escaso volumen de agua y el aumento de la presencia de nutrientes ―debido al arrastre de los sedimentos, materia orgánica y cenizas de los incendios, que son su alimento fundamental― favorecen significativamente el desarrollo de algas cianófitas.
Los incendios recientes y recurrentes profundizan el cuadro de contaminación y las condiciones periféricas de la cuenca ―que no es solamente el espejo de agua, sino todo el ecosistema vinculado y que rodea el espejo de agua―, aportando gran cantidad de sedimentos y cenizas que, después, con las precipitaciones, son arrastrados al seno de la cuenca. Estos sedimentos son una fuente nutricional fundamental para el desarrollo de algas. «Además, favorecen la colmatación: aumenta el ingreso de sedimentos, se reduce la profundidad de la cuenca y esto lleva a que se reduzca la capacidad de retención de agua. El espejo de agua llega a los niveles adecuados en superficie, pero no tiene profundidad, por lo tanto, no puede albergar suficiente cantidad de agua. Así, cuando se reducen las precipitaciones, entramos nuevamente a un proceso de crisis hídrica. El dique no alberga cantidad de agua suficiente en relación a la inmensa demanda de una población creciente desmedida», sostiene el especialista.
La contaminación del agua tiene consecuencias directas en la salud que pueden darse por beber, nadar, tocar el agua y hasta por su evaporación: «El tema no es solamente la contaminación en el seno del agua ―cuando hay agua―, sino la gran variedad de toxinas presentes, debido a la enorme proliferación de las algas. El impacto en la salud va desde sintomatología leve, aguda, grave y, en algunos casos, hasta crónica. Se manifiesta en efectos sobre la piel, ojos, erupciones, manifestaciones alérgicas. A largo plazo, los impactos de salud tienen que ver con problemas gastrointestinales y a nivel neurológico. La microcistina, una de las toxinas que investigo, es una neurotoxina y puede afectar también el nervio óptico y generar daños neurológicos a mediano y largo plazo, sobre todo, por la cronicidad de la exposición. Es una toxina que se absorbe por piel, entonces, podemos no tener contacto directo con el agua, pero sí por la evaporación, las salpicaduras, las microgotas en el aire».
Sobre las medidas a tomar, indica que hay que impedir la colmatación, es decir, quitar los sedimentos de la cuenca para favorecer el aumento de la profundidad y para que estos no sirvan de alimento para el desarrollo de algas. Por otra parte, «reducir los efluentes cloacales mediante una inversión real en infraestructura para la conexión de los vecinos a una red de cloacas sustentable y que funcione. Se hizo una red troncal, pero las conexiones de los vecinos las tienen que hacer cada uno de ellos… La mayoría de las localidades que van desde Cosquín hasta La Cumbre no tienen cloacas, por lo tanto, todo va a parar derechito al espejo de agua sin tratamiento alguno». Por último, menciona la necesidad de revisar la actual Ley de Bosques, “que atenta contra aquello que debería proteger: supuestamente, hay zonas protegidas o que la legislación defiende, cuando, en realidad, a nivel de Justicia, se terminan dando permisos».
Mucho greenwashing, poca política pública
En consonancia con Lavayen, Di Tofino considera que los planes abordados por parte de la Provincia no son sustentables o solo son parches superficiales, “como haber llenado de arena la costanera, como poner un ecosemáforo, como el arrastre de algas de la superficie, cuando, en realidad, muchas de las algas más peligrosas y tóxicas son microscópicas, y hay que hacer todo un saneamiento integral a nivel del seno de la cuenca. Claramente, no es política de Estado el saneamiento de la cuenca y, en consecuencia, la salud pública de la población. No hay una intención real en sanear la cuenca, solo se va procrastinando el problema, estirando la aplicación de soluciones».
Hace años que especialistas, organizaciones y vecines preocupades por la crisis hídrica, ambiental y sanitaria insisten en la conformación de una mesa de diálogo y participación. «Armar una mesa de diálogo interdisciplinaria con distintos especialistas va a obligar al gobierno a escuchar y poner en marcha mecanismos que requieren infraestructuras, fondos, de manera inmediata, y no es eso lo que pretende el gobierno, sino dibujar que eso sucede de alguna manera para reducir costos, para demostrar cierto movimiento, cuando, en verdad, la intencionalidad y el objetivo es otro, que siempre tiene que ver con la consolidación económica. Sin ir más lejos, el gobierno adhirió al RIGI nacional y eso va absolutamente en contra de cualquier política de Estado seria, sustentable y real para solucionar una problemática ambiental concreta, como es la situación de las cuencas hídricas de Córdoba”, concluye.
En el tiempo que lleva tomar dos mates ―y mejor aún si es a orillas de un lago que no nos enferme―, podés firmar la petición que está impulsando Fundeps. La participación ciudadana es una pieza fundamental para exigir la preservación del ambiente y los bienes comunes naturales.
*Por Julieta Pollo para La tinta / Imagen de portada: Fundeps.