Trump contra Harris: el pasado contra el futuro
Donald Trump compartió una imagen en su revitalizada cuenta de X, hecha con inteligencia artificial. Muestra a Kamala Harris de espaldas, dando un discurso ante la Convención Demócrata, pero con banderas comunistas y una estética que recuerda a las películas de Hollywood de la época de la Guerra Fría cada vez que se quería mostrar a la Unión Soviética. Este tipo de posteos se ha vuelto una práctica habitual en los líderes de la extrema derecha internacional. ¿Les suena?
El recurso de la imagen obedece a una estrategia más profunda y pensada para mostrar a los demócratas, y, sobre todo, a Harris, como parte de la “izquierda radical” que quiere instaurar “el comunismo” en los Estados Unidos. Un discurso que Trump no había usado en su primera candidatura, en 2016, pero que comenzó a esbozar hace ya algunos años. Al igual que sucede en otros países ―el caso más cercano es Argentina―, la retórica de la Guerra Fría ha vuelto. Lo curioso es: ¿por qué ahora?
Pasaron más de 30 años desde el final de la confrontación entre bloques, sin embargo, para la derecha esto parece no ser así. No deja de ser interesante que son los trumpistas, justamente, quienes más miran al pasado en esta campaña, al contrario de los demócratas que proponen una agenda de futuro, totalmente alejada de los fantasmas de antaño. En ese punto, la candidatura de Harris terminó siendo un acierto del partido. Si Biden era el siglo XX, la actual candidata representa el paso definitivo hacia el siglo XXI y, ahora, Trump es la foto en sepia del pasado.
La utilización de iconografía comunista para describir a los demócratas en Estados Unidos es, en muchos sentidos, absurda. La mayoría de las políticas propuestas por el Partido Demócrata y sus candidatos se centran en cuestiones modernas como el cambio climático, la salud pública y la justicia social, que están alejadas de las ideologías comunistas. La insistencia en vincularlos con el comunismo es una distorsión de la realidad que busca avivar miedos anticuados. Y el uso de inteligencia artificial para crear esas imágenes es un reflejo de cómo la tecnología es cada vez más manipulada para fines políticos.
La creación de una imagen que asocia a Harris con símbolos comunistas no solo es un intento de desinformación, sino que también es una táctica que subestima la capacidad del público para discernir la realidad de la ficción. Tanto Trump como Milei han utilizado imágenes y narrativas que evocan temores de la Guerra Fría para generar una respuesta emocional entre sus seguidores. Ese contenido no solo conlleva exageraciones, sino que también busca construir una narrativa de amenaza inminente, que ayuda a movilizar a sus bases y a desviar la atención de cuestiones más relevantes o contemporáneas.
La estrategia de construir enemigos ideológicos en el espectro del comunismo o socialismo permite a estos líderes políticos simplificar y polarizar el debate político. Al presentar a sus adversarios como amenazas existenciales, buscan consolidar el apoyo de votantes que temen un regreso a las ideologías comunistas, incluso si las políticas reales de sus oponentes no reflejan tales extremos.
La dinámica de la campaña presidencial en Estados Unidos ha tomado un giro significativo con la candidatura de Harris y su compañero de fórmula, Tim Walz. Los últimos datos de las encuestas sugieren que Harris ha logrado avances notables en varios frentes, lo que podría redefinir el panorama electoral para las elecciones presidenciales de 2024.
¿Qué dicen las mediciones de las candidaturas?
Una de las áreas en las que Harris ha visto un progreso considerable es el apoyo entre las mujeres. Actualmente, lidera con una ventaja de 13 puntos entre las mujeres (55% frente a 42% para Trump). Este margen es notablemente mayor que la brecha de género que existía entre Trump y Biden en julio del año electoral pasado. Sin embargo, la candidata aún enfrenta desafíos significativos entre los votantes masculinos, donde Trump lidera por 9 puntos (54% frente a 45%). La brecha de género sigue siendo un factor crucial, con un déficit que recuerda a las divisiones observadas en las elecciones de 2020.
Otro frente de apoyo para la demócrata es el aumento entre votantes afroamericanxs. Hace unas semanas, tenía una ventaja de 23 puntos en este grupo por sobre Trump. Ahora, su ventaja ha saltado a un impresionante 54%, número que es fundamental para su campaña, ya que el voto afroamericano ha sido históricamente crucial para los demócratas.
Además, Harris ha conseguido ganar terreno entre los votantes independientes. Con una ventaja de 9 puntos (53% frente a 44%) sobre Trump, ha mejorado significativamente desde un mes atrás, cuando estaba 14 puntos por debajo en este segmento. Este cambio es notable, ya que, a principios de julio, Trump estaba ganando a Biden por 4 puntos entre los independientes. Otra de las típicas mediciones es entre votantes “blancos”, donde la candidata pasó del 40% al 46%, acercándose a los niveles obtenidos por Biden en 2020. Este es un avance significativo, considerando que ningún demócrata había logrado tales niveles de apoyo entre los blancos desde Carter en 1976. La mejora es particularmente destacable entre las mujeres blancas con educación universitaria, de las cuales dos tercios ahora la apoyan.
Harris también ha mejorado su posición entre los votantes mayores, liderando a Trump entre los baby boomers (55% frente a 44%). El apoyo de la comunidad latina ha aumentado al 58%, en comparación con el 51% del mes pasado, aunque todavía está por debajo del 65% que Biden obtuvo en 2020. Este incremento es una señal positiva para la fórmula Harris-Walz, aunque la campaña sigue trabajando para maximizar su atractivo entre este grupo.
A pesar de estos avances, Harris aún enfrenta desafíos entre los votantes menores de 45 años, donde ambos están empatados en este grupo, en contraste con la ventaja de 14 puntos que Biden tuvo sobre Trump en 2020. Aunque Harris ha mantenido y ligeramente ampliado su margen de apoyo entre la generación Z y millennials, sigue siendo una área de preocupación para su campaña.
En los estados clave, la carrera está reñida, pero la entrada de Harris ha tenido un impacto notable. Trump lidera por un 6% en Florida, pero esta ventaja ha disminuido desde un 8%. En Georgia, Trump lidera por 2%, bajando de un 5%, y en Michigan y Pensilvania, las ventajas de Trump han disminuido a 1% y 2% respectivamente. Harris ha logrado empatar la carrera en Nevada con un 40%, una mejora significativa desde la ventaja de Trump sobre Biden. En Wisconsin, la carrera también está empatada alrededor del 43%. Además, Harris lidera en Minnesota por un 5%, en Nuevo México por un 7% y en Arizona por un 1%, mostrando una recuperación considerable desde la posición de Biden en 2020.
Para Kamala Harris y su compañero en la campaña, el desafío es enfrentar la narrativa trumpista y demostrar que su enfoque en temas del siglo XXI, como la equidad social, el cambio climático y la salud pública, está basado en la realidad y no en las fantasías de una guerra ideológica pasada.
A pesar de los esfuerzos de Trump y otros líderes de derecha para avivar temores anticuados, Harris ha mostrado un avance significativo en apoyo entre diversos grupos de votantes clave. Por ahora, parece que lo está logrando.
*Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta / Imagen de portada: EFE/EPA/Allison Dinner.