Dime qué intermediarios tienes y te diré qué tipo de asistencia es

Dime qué intermediarios tienes y te diré qué tipo de asistencia es
14 junio, 2024 por Redacción La tinta

Después del escándalo de los alimentos a punto de vencer y sin entregarse para frenar el hambre, sigue la polémica sobre el proceder de la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. Por orden judicial, se vio obligada a realizar la distribución de los mismos, luego de estigmatizar a los comedores y organizaciones sociales. A pesar de su discurso anti intermediarios, lo están haciendo con la Fundación CONIN, del médico Abel Albino, que está siendo denunciada por pedir requisitos al momento de la entrega de la leche, desde datos, fotos y formaciones. En esta nota, la autora vuelve sobre una pregunta central: ¿por qué se asiste, a quiénes y quién lo hace? 

Por Alejandra Domínguez para La tinta*

El Gobierno nacional, en estos primeros meses de gestión, profundizó la crisis económica y social, y esto agudizó las dificultades para el acceso a la alimentación al cortar la asistencia alimentaria a los comedores comunitarios, lo cual configura una forma de violencia económica. Con el 55.5% de la población en la línea de la pobreza y el 17% de ella por debajo de la línea de la indigencia, estas estadísticas nos retrotraen a niveles de pobreza que creíamos haber superado. Días pasados, UNICEF presentó un informe sobre la Situación de la Niñez y Adolescencia a nivel nacional, con datos relevados hasta mayo de este año. En el mismo, indican que 10 millones de infancias en el país comen menos carne, lácteos, frutas y verduras que hace un año y más de 1 millón comen alimentos más baratos y menos nutritivos, o tienen que saltear una comida diaria. 

Esta realidad se completa con 5 mil toneladas de alimentos guardadas, sin distribuir y por echarse a perder en un galpón, esto no puede hablar sino del abandono, la desidia y crueldad de quienes están gestionando el Estado. Se reactualiza una discusión necesaria: ¿por qué se asiste, a quiénes se asiste y quién lo hace? 

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Imagen: Colectivo Manifiesto para La tinta

Los comedores comunitarios se registran desde el año 1989, reconociendo a las ollas y compras comunitarias como parte de las estrategias para acceder a la alimentación. Durante toda la década de los 90, se sostuvieron los espacios de asistencia alimentaria. En los años 2000 y 2001, se observó un primer pico en el crecimiento de este tipo de espacios y el segundo se inició a partir de 2009, que se incrementó de manera exponencial y sostenido a partir del año 2015 hasta el 2019, según indica el estudio de la Facultad de Ciencias Sociales junto a la CTEP (Confederación de trabajadores de la Economía Popular, hoy, UTEP) en 2018, en el marco de la Campaña Comer bien

Los comedores y merenderos, muchos de ellos en casas de familias, no se sostienen todo el tiempo de la misma forma. Se activan ante la profundización de las dificultades para acceder al alimento o para dar lugar a la atención de otras demandas, o cuando reciben donaciones, transferencia de recursos como la Tarjeta Alimentar o provisión de alimentos para cocinar. Vale aclarar que, además, llevan adelante otras tareas que hacen al derecho a la asistencia y al cuidado de las infancias: apoyo escolar, actividades culturales y deportivas, de capacitación, recreación, talleres de oficio y programas de terminalidad educativa. 


Quienes gestionan, asisten, cuidan y hacen efectivo el acceso a la alimentación en los comedores son las organizaciones sociales, las redes construidas a lo largo de más de tres décadas. Trabajadores y trabajadoras comunitarias sostienen comedores desplegando formas particulares y creativas para atender al problema del hambre, problemas complejos que requieren una mirada integral y colectiva, desde una experiencia acumulada a lo largo del tiempo. Por eso, no son intermediarios, como el Gobierno nacional pone despectivamente en los términos de la discusión pública.


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Imagen: Ministerio de Capital Humano

Son las organizaciones sociales, comunitarias en cada territorio quienes conocen las necesidades y sostienen redes que hacen frente a este grave problema que atenta con la sostenibilidad de la vida. Sin embargo, el Gobierno nacional sostiene que las organizaciones son ineficientes y corruptas, entonces, delega en una organización como CONIN (Cooperadora para la Nutrición Infantil) la distribución de alimentos. Esta institución, fundada en 1993 y que dice tener la clave para “quebrar la desnutrición infantil”, no cuenta con estudios científicos que indiquen que el método que emplean efectivamente avance en esa dirección.

El médico Abel Albino es el director de CONIN, quien sostuvo en el debate por el derecho al aborto en 2018 que: “El profiláctico no protege de nada. El virus del sida atraviesa la porcelana”. Desde este posicionamiento ideológico y político trabaja la organización encargada de la distribución de alimentos, trasladando referencias engañosas y poco respetuosas de los avances científicos y legislativos en materia de salud. Recientemente, la periodista Noelia Barral Grigera publicó una nota en la cual recupera la tesis de la socióloga Camila Stimbaum, quien indagó en las contraprestaciones exigidas para la asistencia en uno de los centros y que tienen que ver con un dispositivo de género que reproduce un orden moral del deber ser de la mujer, con un enfoque basado en el rechazo de la anticoncepción y la defensa de la vida desde la concepción. 

Para la distribución de alimentos, la misma cuenta con 100 centros en 18 provincias, los alimentos llegarán a 64 de esos centros que no tienen sedes en todo el territorio nacional, dificultando, de esa manera, la posibilidad de acceso en todas las provincias. El comunicado oficial postula que van a “garantizar una logística rápida, eficiente y sin intermediarios”, y sumando al Ejército y el Ministerio de Defensa en la distribución. No están claros ni visibles los criterios que hagan pensar que, desde esta organización, se podrán revertir las ineficiencias que fueron cuestionadas desde el Ministerio de Capital Humano. Cabe destacar que CONIN, durante la gestión de Mauricio Macri, firmó convenios y se efectuaron transferencias para la construcción de 30 centros de atención a la desnutrición. 

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Imagen: Sandra Hernández / GCBA

Entonces, ¿el problema es con la distribución de las organizaciones o es, en realidad, que las organizaciones que venían distribuyendo no responden ideológicamente al actual gobierno? ¿Cuáles son los elementos que nos permiten pensar que CONIN es mejor para la distribución de alimentos? Los problemas no se resuelven paralizando la distribución de alimentos, mientras que se profundizan las desigualdades, el hambre y la desnutrición.


Numerosos estudios científicos realizados en las universidades, en institutos que trabajan conjuntamente con las organizaciones de la sociedad civil tienen amplios desarrollos sobre las dificultades y propuestas para avanzar en la dirección que nos plantea este difícil contexto. Urge una distribución de alimentos que debiera ser sostenida en el tiempo, reconociendo la organización colectiva, fortaleciendo las redes existentes en los territorios, los encuentros y, fundamentalmente, los diálogos. Que permitan sostener y proyectar el acceso a la alimentación a quienes no están pudiendo hacerlo por sus propios medios. 


Ante el individualismo y la política de la crueldad, debemos fortalecer los espacios colectivos y redes que nos permitan sostener y mejorar las condiciones de vida de millones de personas.



*Por Alejandra Domínguez para La tinta, docente, investigadora y extensionista de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNC / Imagen de portada: Diario UNO.

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Palabras claves: Comedores barriales, políticas públicas, Sandra Pettovello

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