La gracia en la desgracia: «Las primas» al teatro

La gracia en la desgracia: «Las primas» al teatro
23 mayo, 2024 por Redacción La tinta

¿Quién no se ha peleado con sus primas agarradas de los pelos en medio de una lucha campal por el último alfajor? Algo de aquellas batallas mundanas de familia aparecen en el reciente estreno de «El alma es una sábana blanca«, adaptación teatral de la novela Las primas, de Aurora Venturini, que se puede ver todos los viernes de mayo a las 21 horas en El Cuenco Teatro.

Por Vicky Vaccalluzzo para La tinta*

La puesta escénica del equipo de trabajo cordobés de «El alma es una sábana blanca» no es una limpia y simple representación de Las primas de Aurora Venturini. De ninguna manera, esta es una adaptación “tirada de los pelos”; por el contrario, estamos ante una minuciosa y cautelosa recreación escénica del texto fuente que, más allá de llevar esa historia a las tablas, la toma como una referencia explosiva para la escena. La novela es el elemento disparador de teatralidad y de esos personajes que, lejos de querer imitar o reproducir “tal cual” lo que ocurre en el relato literario, se empapan de él para hacer una nueva obra de teatro.

Yuna es el personaje principal de la obra que trata sobre su familia, todas mujeres con diferentes condiciones psicomotrices. Ella hace la invitación de entrada a su universo familiar, presentando, a modo de cuadros esporádicos, diversas situaciones de la vida de sus primas. A lo largo de la obra, somos testigos de las charlas de la tía y los cuchicheos de esas mujeres, los relatos de los recuerdos familiares de celebraciones y disgustos, las siestas silenciosas, las primas en su salsa persiguiéndose hasta el hartazgo y el reto violento de lxs mayores para sostener el orden y el juicio. Presenciar esas escenas es puente de retorno directo a la memoria de nuestras infancias y adolescencias en la convivencia en familia. Las grandes discusiones y las pequeñas alegrías en la rutina cotidiana de estas primas disca desatan ―y vuelven a enredar― los complejos nudos de esos vínculos familiares.

Estar como espectadorxs de esta propuesta escénica es total jolgorio y, al mismo tiempo, una tremenda incomodidad. El tono burlón del estar en familia y el chascarrillo constante de la primada reunida está operando continuamente. Lo más monstruoso y truculento de lo familiar oscurece ese juego que produce el estado inestable entre lo gracioso y el horror, haciendo resonar la pregunta: ¿por qué me río de esto tan terrible? Son esas formas contradictorias y políticamente incorrectas del relato que se presentan en la novela las que sirven de estrategia escénica para volverla teatro, más allá de las condiciones de los personajes de la historia. 

Están reunidxs en escena las primas, la tía y el profesor, sin una pretensión imitativa, sino como posibles detonadores de los juegos de la escena teatral que el grupo propone. Lo turbio y lo ominoso de las situaciones de vida de esa familia marcada por la discapacidad es el guinche con el que este colectivo tironea y empuja ―de los pelos― a Las primas al teatro, proponiendo habitar una risa incómoda en la gracia de la desgracia. Abundan las escenas amorosas con gestos de cuidado y los chistes no faltan, dando algo de respiro en la oscuridad de la obra.

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Imagen: Vicky Vaccalluzzo

Ana Ruiz interpreta a tía Nené. Con una mirada desorbitada y un traslado completamente impulsivo, irrumpe en escena y cada vez nos hace reír y emocionar, sin dejar de ver en ella a todas y cada una de nuestras tías: la compinche y la delatora, la piola y la castradora. La Petra, de Alicia Vissani, es la prima que nos deleita con una marcha corporal dificultosa y nos hace desarrollar una paciencia espectadora amorosa para aguardar que logre llegar de un extremo del escenario al otro. El hombre del elenco es Adrián Azaceta que, sin un nombre, siendo tan solo «El profesor», habita la vida de las primas. En un principio, pareciera estar a modo de intruso hasta descubrir que su familiaridad en ese entorno es más de la que creemos. Betina es Laura Ortiz que, casi sin palabras, expresa y, aun así, delata todo lo que allí ocurre, estando siempre dispuesta a quebrar con una mueca toda solemnidad posible.

La inocencia de la prima Cari está en manos de Gilda Reynoso. La más joven de las actrices juega en la ficción justamente con el deseo de ser actriz desde un cuerpo sumamente melodramático y compulsivo, metiendo el teatro en el teatro. Estefanía Moyano es Yuna, el personaje principal de la historia que, desatada del discurso e imposibilitada del decir, nos da su cuerpo en fragmentos: se rompe en extraños gestos, contorsiones rarísimas y posiciones extravagantes que nos cuentan lo que pasa con acciones y sorprende a cada rato con sus apariciones insólitas, incluso hasta en sus detenciones que son igual de impactantes. La dirección teatral es conjunta entre Daniela Martín y Nicolás Giovanna; esa doble mirada complejiza la trama de la escena y acompaña a la par las numerosas actuaciones de la obra.

El dispositivo escenográfico muta al ritmo de las escenas y altera la perspectiva de la mirada, un artefacto diseñado por Agostina Barborini. Este universo es revelado por los destellos lumínicos de Sara Sbiroli, que destacan detalles expresivos e iluminan desde lo sensible del pulso de la luz, encendiendo las actuaciones y la estética de la escena. El diseño sonoro de Leandro Doliri termina por introducirnos en ese mundo poético y sombrío con sonidos aislados repentinos que responden a esa extrañeza y melodías de cuerdas que enaltecen la escena familiar. El equipo es enorme y está conformado por la productora Andrea Musso y la asesoría de vestuario de Ariel Merlo, que han participado activamente de los ensayos con una presencia atenta desde la calidez de una compañía amiga.

«El alma es una sábana blanca«, basada en Las primas de Aurora Venturini, puede disfrutarse los viernes de mayo a las 21 horas en El Cuenco Teatro (Mendoza 2063). Las anticipadas se consiguen por Antesala.

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Imagen: Vicky Vaccalluzzo

Ficha técnica

Actuación y dramaturgia: Adrián Azaceta, Estefanía Moyano, Laura Ortiz, Gilda Reynoso, Ana Ruiz y Alicia Vissani | Diseño escenográfico: Agostina Barborini | Realización escenográfica: Andrea Musso y Agostina Barborini | Diseño lumínico: Sara Sbiroli | Diseño sonoro: Leandro Doliri | Asesoría de vestuario: Ariel Merlo | Imagen de gráfica: Daiana Martinelli | Diseño gráfico: Laura Felipe | Redes sociales: Josefina Rodríguez | Producción: Andrea Musso | Dirección y dramaturgia: Nicolás Giovanna y Daniela Martín.

*Por Vicky Vaccalluzzo para La tinta / Imagen de portada: Vicky Vaccalluzzo.

*Este artículo fue realizado en el marco de la Jornada «Ciencia en todos lados. Volumen II», brindado por el medio La tinta, en articulación con el Centro de Investigaciones María Saleme de Burnichon (CIFFyH), la Secretaría de Extensión de FFyH (UNC), el Instituto de Humanidades (IDH) y Asociación Gremial de los y las Docentes e Investigadores Universitarios de Córdoba (ADIUC).

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Palabras claves: Aurora Venturini, El cuenco, Teatro

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