Ante el horror, arte-memoria y amor

Ante el horror, arte-memoria y amor
22 marzo, 2024 por Inés Domínguez Cuaglia

Este domingo, se cumplen 48 años del último golpe de Estado en nuestro país. Hoy más que nunca, tenemos 30.000 razones para defender nuestra patria y decir Nunca más. La patria no se vende, en la calle se defiende. En esta nota, compartimos una selección de artistas plásticas cordobesas que trabajan en torno a la memoria, la militancia y los derechos humanos.

Una de las funciones del arte es contar la historia y contar historias. Tramar memoria y luchas colectivas. Hacer un registro presente de las marcas del pasado. Poner color, imágenes, sonidos, texturas, aromas a quienes fueron parte nuestra, para no dejarles morir en el olvido. Crear es un ejercicio de la memoria y es una forma de militancia.

Desde La tinta, compartimos obras de cinco artistas cordobesas que laburan en torno a sus historias personales marcadas por la última dictadura militar y desde la díada arte-política como una forma de crear en el campo artístico.


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Natalia Colon, hilos de alpaca para construir una identidad propia

Nati es hija de Berta Cuesta y Daniel Colon, ambos desaparecidos durante la última dictadura militar, y nos comparte que le interesa contar lo arduo del trayecto recorrido buscando información sobre ellos.  «La idea es representar cómo, a partir de las búsquedas que realizamos los familiares de desaparecidos sobre datos que den cuenta del destino de nuestros familiares, construimos una identidad propia a partir de esas búsquedas que llevaron muchos años y esfuerzo. El objetivo es mostrar cómo se engarzan esos datos en nuestras vidas y cómo nuestra biografía va tomando la forma del transitar en pos de conocer algo sobre el destino de nuestros familiares». 


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Carina Tumini, tejer las tramas vitales que atraviesan la historia

Cari es hija de Mónica Cappelli, desaparecida en Rosario desde mayo del 77. El año pasado, en el marco del juicio de Mónica, Cari desarrolló en ronda de amigues una serie de postales, prendedores y altares para traer al presente a su mamá y recordarla desde lo afectivo y lo vivo. «Busqué poder hablar de ella desde un lugar que tiene que ver con el entramado social. La Mónica que fue amada por su pareja con quien tuvo un proyecto vital y que, al caer mi papá preso y al desaparecer mi mamá, ese proyecto se truncó ciento por ciento. También hablar desde las mujeres que fueron sus amigas, con las que ella compartió lo cotidiano. No solo la Mónica militante. Y también busqué recuperar la lucha de mi abuela».


Gabriela Morales, bordar sobre materiales sagrados

Gabi es una artista visual que trabaja desde el grabado y lo textil. Hija de Alejandro Manuel Morales, nacido y criado en Río Ceballos, desaparecido durante la última dictadura militar. Alejandro era imprentero y estudiante de arquitectura, también miembro del grupo scout de su ciudad. Gabi transforma en obra insignias scout hechas por su padre y herramientas como una forma de recuperar materiales sagrados, resignificar esos objetos. «Dialogar con esa ausencia y hacerla presencia en el diálogo visual y textil. Me fueron interpelando esos pequeños fragmentos de la vida de mi papá para hacerlos obra, como un diálogo entre ese pasado y el presente».


Soledad Sánchez Goldar, pensar la obra como militancia

Esta artista se dedica a la performance como un hacer político y nos comparte el registro de dos acciones.

«Recordis, para Eduardo», una performance con parte de su familia en la que usaron la bici de su tío Eduardo, desaparecido durante la última dictadura militar, y la transformaron en un objeto sonoro que reproducía la música que le gustaba escuchar. 

«Correspondencia», en la que trabajó con las cartas que sus padres enviaban desde el exilio en México. En las mismas, se refleja la sensación de soledad del exilio en un país desconocido y alejado de sus seres queridos.

«Me interesa el vínculo arte-política, hacer performance es una postura política. Pensar mi obra como una obra política, como una militancia en relación a la memoria y los derechos humanos. También para mí es una posibilidad de sanación en conjunto, ya que a muchos de mis trabajos los pienso y los llevo a cabo con mi familia. Porque lo que nos une es esa posibilidad de recordar a Alejandro y a Eduardo Goldar Parodi que son mis tíos, los hermanos de mi mamá desaparecidos”, dice Soledad.


Sabina Zamudio, formar un frente de resistencia desde el arte

Esta artista textil nos explica que el bordado siempre fue un gesto político, las feminidades siempre lo usaron como modo de protesta y que nuestras Madres de Plaza de Mayo bordaban sus pañuelos con punto cruz pidiendo la aparición de sus hijos.

Sabina trae cuestiones de la actualidad en sus obras como una forma de poner sobre los textiles la protesta social y las palabras de reivindicación.

«Formar un frente de resistencia desde el arte. Bordar textos hace que los mensajes no se pierdan, es algo muy claro: solo lo tenés que leer. Desde los pañuelos de las Madres bordados en punto cruz que significaron tanto, a partir de ahí, mantener ese legado, compartirlo, enseñarlo, crear redes en tiempos súper difíciles como este».

*Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta / Imagen de portada: Diana Segado para La tinta.

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Palabras claves: Arte, Derechos Humanos, Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia

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