Dengue, una epidemia marcada por el cambio climático

Dengue, una epidemia marcada por el cambio climático
4 marzo, 2024 por Soledad Sgarella

Argentina está enfrentando una alarmante escalada en los casos de dengue, con un aumento del 2.500% en comparación con el año pasado. La preocupante tendencia posibilita hablar de «una ola epidémica de gran magnitud, probablemente la peor de la que tengamos memoria», como afirma, en diálogo con La tinta, la Dra. Leda Guzzi, médica infectóloga, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología. En Córdoba, la reciente confirmación de dos muertes por el virus la semana pasada, los más de 3.400 casos confirmados y el desborde de los hospitales San Roque y Rawson dan cuenta de ello.

Como explica la docente e investigadora, se habla de epidemia no solamente por el número de infectados, sino porque, además, la temporada se anticipó y los casos comenzaron a aumentar relativamente antes, comparado con otras temporadas. Además, agrega la especialista, durante el 2023, tuvimos un comportamiento endemoepidémico del dengue: esto quiere decir que hubo transmisión del virus durante la temporada invernal en Argentina, especialmente en la región del noreste argentino, confirmando que la enfermedad se va instalando en el país con un carácter endémico. 

Por otra parte, la situación actual tiene otra característica relevante que es la cocirculación de más de un serotipo de dengue: «Recordemos que hay cuatro serotipos de dengue (dengue 1, 2, 3 y 4) y que las personas podemos padecer varias infecciones a lo largo de nuestra vida. Lo que pasa es que cuando padecemos infecciones por distintos serotipos, aumenta el riesgo de padecer formas graves de la enfermedad», detalla Guzzi.

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(Imagen: Natalia Guerrero)

La enfermedad transmitida por mosquitos ha estado plagando a Argentina durante décadas, pero el aumento drástico de los casos este año y la expansión del área geográfica afectada genera una alarma renovada. En nuestro país, ha avanzado hacia latitudes más australes: antes era una enfermedad que aquejaba solamente al NEA y al NOA, pero desde hace una década —por lo menos— también se ha instalado con muchísima fuerza en la región del centro y hoy ya compromete el área de Cuyo y el norte de la Patagonia, con casos autóctonos en La Pampa, Neuquén y Río Negro. 


«Por lo tanto, estamos viendo que el área de influencia del dengue va creciendo, tanto en sentido norte como en sentido sur, y esto tiene que ver con el cambio climático, con el aumento en las temperaturas y el aumento en la humedad ambiental, que son condiciones que favorecen la vida, la sobrevida, la ovipostura y la reproducción de la hembra del Aedes aegypti», sostiene la infectóloga.


Aunque en la actualidad ya se cuente con una vacuna —aprobada por ANMAT— eficaz y segura que tiene actividad contra los cuatro serotipos, previniendo las formas graves y reduciendo la probabilidad de sufrir enfermedad sintomática, la gran limitante es que Qdenga sólo está disponible en vacunatorios privados o en farmacias, lo que imposibilita el acceso universal, más aún con un Estado que parece estar contra la salud pública.

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(Imagen: Natalia Guerrero)

Guzzi recuerda que la forma de combatir esta enfermedad «consiste en la actitud positiva y consciente, tanto individual como comunitaria, de la búsqueda y destrucción de los criaderos de mosquitos que son recipientes en donde queda acumulada agua y donde las hembras ponen los huevos infectados. Sin mosquito, no hay dengue. Como con todas las enfermedades endemo-epidémicas, infectocontagiosas, nadie se salva solo. Si bien la vacuna existe y da una protección individual, acá es clave la acción mancomunada», concluye la médica.


La infección puede ser asintomática o cursar con síntomas, que suelen aparecer luego de 3 a 14 días de la picadura del mosquito infectado. Algunos de estos síntomas pueden ser:  

  • Fiebre moderada a alta, con intenso malestar general. 
  • Dolor de cabeza intenso y detrás de los ojos. 
  • Dolor muscular y en las articulaciones. 
  • Náuseas y vómitos. 
  • Cansancio intenso. 
  • Aparición de sarpullidos en la piel.
  • Sangrados en los casos más graves.

Se recomienda llevar un seguimiento médico, en especial, después de finalizado el período de fiebre.

*Por Soledad Sgarella para La tinta / Imagen de portada: A/D.

Palabras claves: Cambio climático, dengue, salud pública

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