#Columna de salud: Hongos de colores invaden mi piel

#Columna de salud: Hongos de colores invaden mi piel

Se llama «pitiriasis versicolor» y, desde que convivimos con ellos, los vemos en muchísimas personas. Son manchas más o menos pequeñas en la piel, que a veces son claras y a veces oscuras, y que se esparcen cuando estalla el verano.

Llega el calor, nos ponemos la musculosa y ahí están esas manchas. Hay que fijarse bien: ¿tienen la pelusita alrededor que evidencia que están «activos» o son las marcas que quedaron después del hongo? Pitiriasis versicolor, otra vez nos encontramos. Sin embargo, lo primero y más importante: es de carácter benigno y, en algunos casos, hasta puede curarse sola.

La pitiriasis versicolor es una infección fúngica superficial producida por un hongo llamado Malassezia furfur, que coloniza la capa más externa de la piel. Es bastante frecuente y no distingue edad, aunque se puede encontrar más en adolescentes, posiblemente porque hay más secreción sebácea o piel grasosa. Suele aparecer en el verano por factores como el calor, la humedad, el cuerpo tapado por la ropa, el uso de cosméticos que modifican el pH de la piel y aumentan la concentración de dióxido de carbono, por factores genéticos o porque el sistema inmunológico no está funcionando bien.

Las marcas de la pitiriasis versicolor tienen forma ovoide con distinta tonalidad (de ahí su nombre). Se encuentran diseminadas y entreveradas con áreas de piel sin infección. Si raspamos, vemos que se despegan escamas y que la piel queda rosada.

Por lo general, aparecen en el cuello, tronco y tercio superior de los brazos, las partes que en general son más grasosas. En la niñez, pueden aparecer en la cara. Sólo a veces, afecta la zona auditiva externa, los genitales, la ingle y las piernas. La pitiriasis versicolor puede ser completamente asintomática o cursar con un grado variable de picazón. Por lo general, si consultamos con unx profesional, el diagnóstico es clínico y sencillo, siempre que las lesiones sean típicas, y sólo en algunas situaciones se realizan estudios.

¿Qué hacer entonces con la pitiriasis versicolor? 

Después de probar varias cosas, nosotras nos quedamos con algunas plantas y con homeopatía. La jarilla ha sido de mucha utilidad para las afecciones fúngicas, así que se recomienda conseguir o hacer una tintura madre de esta planta, y pasarla con un algodoncito en las zonas afectadas, dos veces al día. Una tintura se hace mediante la maceración de las hojas y ramas de la planta en una solución de alcohol y agua, para extraer los compuestos activos que son los medicinales.

Otro gran aliado ha sido la aplicación, también tópica, del aceite del árbol de té, conocido como tea tree (Melaleuca alternifolia), pero sólo lo conseguimos en algunas marcas a elevado precio, pues -como su nombre lo indica- no es de acá. Así que nos quedamos con una de las plantas que sirven para casi todo y es tan generosa que crece en muchos jardines: el santísimo aloe vera. ¿Adivinen qué? Se aplica el gel directamente sobre los hongos y, si tenés caspa relacionada con el hongo, también se puede aplicar en el cuero cabelludo, unos minutos antes de ducharte.

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Imagen: A/D.

Algunos que no probamos, pero nos han recomendado, son: aceite esencial de hojas de orégano (se machacan las hojas, se le agrega aceite caliente y se lo deja macerar por al menos dos semanas); aplicar jugo de limón o jugo de melisa en los hongos, usar jabón de azufre o una solución con bicarbonato de sodio y agua. Todos estos elementos son antimicóticos y, dependiendo de la persona, algunos pueden funcionar más que otros.

Si la pitiriasis se extiende mucho, como decíamos antes, se supone que es porque el sistema inmunitario, de defensa, no está pudiendo combatir las infecciones. Entonces, nos va a ayudar todo lo que lo estimule. Se pueden utilizar algunos suplementos nutricionales que refuercen la piel y agregar a la alimentación la ingesta de productos frescos y naturales. El pepino, los frutos del bosque, el kéfir y las verduras de hojas verdes contribuyen muchísimo. Algunxs profesionales recomiendan la toma diaria de arabinogalactanos, vitamina C, vitamina E, betacarotenos y zinc durante unos tres meses.

Si se prefiere la medicina alopática, es recomendable consultar con unx dermatólogx. Algunos de los productos que suelen recetarse son shampoo con ketonazol y antifúngicos orales (en pastillas), como el fluconazol o itraconazol. Seguramente, en unas pocas semanas, desaparecen. Hay quienes descartan el uso de estos fármacos porque al hígado le puede costar bastante procesar la ingesta de estas pastillas y la posibilidad de que regresen es alta.

Después de un tratamiento, cualquiera sea, cuando los hongos no están más “activos”, los cambios en la pigmentación cutánea a menudo permanecen. La restauración del color de la piel puede tomar meses y es frecuente que vuelvan a aparecer. Algunxs especialistas, ante múltiples recurrencias, indican como preventivo el uso de sulfuro de selenio de forma tópica o del shampoo de ketoconazol, que se aplica a todo el cuerpo durante diez minutos, para después enjuagar, una vez al mes.

El cuidado de nuestra piel, el órgano más extenso del cuerpo, ha cobrado mayor relevancia no sólo por lo estético, sino porque es la primera línea de defensa en el contacto con el exterior. Es nuestra protección para prevenir cualquier afección, por eso la importancia de la prevención y de buscar alternativas de tratamientos cuando esa barrera se ve franqueada.

*Por Anabella Antonelli y Nadya Scherbovsky para La tinta / Imagen de portada: A/D.

Palabras claves: cuidado, salud, Verano

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