Deseo de año nuevo
Por Luciano Debanne para La tinta
En lo que empieza, a por el fuego.
Que no vinimos al mundo a consultar tímidamente cuándo, sino a escribir nuestros propios futuros fulgurantes.
Porque son nuestras las palabras ígneas y en un descuido dejamos que nos las arrebaten.
Huyeron con nuestras palabras ondeando en sus estandartes, apresadas en sus consignas, y les dejamos ir.
Deseo de año nuevo: recuperar las palabras perdidas, las palabras encendidas.
Las nuestras. Todos las conocemos, todas sabemos cuáles son. Nuestras palabras incandescentes.
Arrancarlas de sus frases repetidas, de sus discursos flácidos, de sus insultos que pretenden decretar violentamente las cosas, de sus teclados hechos de píxeles, de sus bocas que hablan solo al mejor postor.
Deseo del año nuevo: recuperar las palabras nuestras, las incendiarias.
Sacarles la arena que le han echado encima para apagarlas. Dejar que oxigenen y enciendan de nuevo. Soplarles nuestro aliento mejor.
Echar leña al fuego. Encender la hoguera.
Hacer que iluminen de nuevo el mundo como ilumina, indómito, el sol. Dejar que nos colme su calor.
Recuperar las palabras encendidas y dejar que enciendan todo alrededor.
Vendrán con ellas quienes se alejaron. Traerán su leño, su combustible, su pasión.
Vendrán, porque al final de cuentas:
¿Quién quiere dormir manso en medio del incendio?
¿Quién, latiendo un fuego que lo cobija, elegiría el frío, lo triste, lo apagado, el desamor?
*Por Luciano Debanne para La tinta / Imagen de portada: Ezequiel Luque + Soledad Sgarella para La tinta