Red Cyclo, cuidar la tierra como respuesta a todo
En Capilla del Monte, un grupo de personas -con formación en artes en su mayoría-, motivadas por la problemática del plástico como amenaza para el medio ambiente, se juntan a transformarlo, a darle una segunda vida, nuevas oportunidades. Vienen realizando investigaciones en torno a la termofusión de bolsas plásticas y alternativas de plegados, costuras, broches y cierres. Desde La tinta, conversamos con ellxs, nos contaron sobre los procesos de producción y sus objetivos.
La bolsa de las bolsas, la bolsa de las bandejitas de verduras o carnes, la bolsa de las botellas. Y de nuevo, la bolsa de las bolsas, de muchas bolsas. Bolsas y bolsitas, con suerte, ordenadas o en montaña y caos, como en casa. En algunas ciudades, existen programas de retiro de residuos domiciliarios clasificados, aunque no siempre funcionan o las cantidades superan las posibilidades de gestión de los desechos. La gran pregunta es: ¿qué hacer con la basura que generamos?
El plástico es un problema que se multiplica. En los últimos 30 años y con el crecimiento de los mercados, el consumo de plásticos se cuadruplicó. Mientras que la producción mundial de plástico se duplicó entre los años 2000 y 2019, ascendiendo a 460 millones de toneladas. Casi dos tercios de los residuos provienen del plástico con una vida útil menor a 5 años y solo el 9% de los residuos plásticos se recicla. En 2019, 6.1 millones de toneladas terminaron en medios acuáticos y llegaron a los océanos. Si esto continúa, para 2050, se espera que haya 12.000 millones de toneladas de residuos plásticos contaminando el medio ambiente.
¿Se puede hacer algo? Se puede hacer mucho para revertir esta situación. En primer lugar, reducir en nuestra cotidianidad el consumo de plásticos de un solo uso.
En Capilla del Monte, existe Red Cyclo. Un grupo de personas -en su mayoría, con formación en artes- que, motivadas por la problemática del plástico, se juntan a transformarlo, a darle una segunda vida, nuevas oportunidades. Desde La tinta, conversamos con sus integrantes.
Red Cyclo surge a partir de un taller de termofusión -reciclado del plástico a través del calor- que fue dictado por Micaela Legaz y Mar Llanos en el espacio La Dignidad de Capilla del Monte. Motivadxs por lo aprendido, se crea este colectivo que busca formas innovadoras de reutilizar, reciclar y reducir generando productos de diseño que dan una nueva vida a los desechos plásticos.
“El plástico es una grave amenaza para el medio ambiente porque demora años en degradarse. Se estima que tarda unos 180 años en descomponerse, aunque este periodo depende del tipo de plástico. Reciclar este material ahorra energía y recursos naturales. Esto se aplica cuando la vida útil de un producto para determinada función se ha dado por agotada y usamos ese producto para otra cosa diferente a la que fue fabricada. Para nosotros, el plástico es un recurso y no un desecho”, afirman desde Red Cyclo en comunicación con La tinta.
En la actualidad trabajan en la elaboración de bolsos materos, estuches para anteojos y bijouterie. “Buscamos concientizar a la población sobre el mal uso de plásticos y otros desechos para demostrar que lo que para algunos es basura puede tener una segunda oportunidad y convertirse en algo bello y útil, en definitiva, con otra vida. Nos interesa crear productos de calidad, que sean interesantes en sus dimensiones ergonómicas, colorimétricas y de diseño en sí”, comparten y nos cuentan que acopian bolsas de plástico, redes, envases de plástico fino, envoltorios, etc. Realizan recolección en locales comerciales de alimentos, verdulerías y en sus hogares. Ya sabemos, plástico hay por todos lados. Es un material sumamente versátil, por eso ocupa un lugar de importancia en nuestra cotidianidad. Nuestra tierra merece que todo lo que generamos sea reutilizado.
Desde Red Cyclo, insisten en que es urgente cuidar la tierra y hacerlo en comunidad. “Somos una red de personas que, conscientes del carácter cíclico de la vida, intenta aportar al ciclo que tienen todos los desechos que generamos para reciclarlos y darles una nueva vida”, explican. Este grupo de trabajo colaborativo desde el arte implica investigación y aprendizaje, prueba y error, estudios de costuras, cierres, broches, prensados con calor, etc. Para lograr buenas terminaciones, durabilidad y diseño, a la vez que fortalecer las economías familiares de quienes integran la red. Buscan que sus productos lleguen a más locales o ferias, y están utilizando los primeros ingresos para hacerse de las maquinarias y herramientas necesarias.
Los productos de Red Cyclo combinan las características del diseño artístico con los procedimientos de un trabajo artesanal, en el que la mano de quien lo hace deja su impronta. Así, cada objeto es único, da cuenta de la opción por dar una segunda vida a los desechos y habla de un momento específico de creación, selección de tonalidades, formas y combinaciones. Eligen conscientemente una manera de producir arte-artesanía-diseño, cuidadosa de nuestra casa común y de sus ciclos. Quien tiene entre sus manos un objeto de esta red cuenta con una pieza que detrás tuvo un equipo de personas presentes y conscientes de su confección desde el acopio de materiales hasta su entrega.
“Estamos creando alternativas al consumo capitalista, el sistema que nos domina. Queremos crear otras formas donde la sustentabilidad, el reciclaje y la permacultura sean lo que prevalezca. Creemos en la permanencia, en la energía vital y de ahí nace esta red”, afirman y agregan que el plástico está generando estragos en todos lados, por eso, este proyecto es su aporte para transformar en materia prima algo que terminaría en el basural de otra manera.
*Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta / Imagen de portada: Red Cyclo.