Ajeno al tiempo, se fue Iorio
Por Santiago Montag para La Izquierda Diario
Noticia que nos choca al alma a todos los metaleros a pesar de las grietas ideológicas, musicales y afectivas que se fueron dando a lo largo de los años.
Nos quedamos con lo que nos diste en nuestra adolescencia. Horas escuchando V8, Hermética y Almafuerte en la esquina tomando birra, y alguno con una guitarra para invocar al diablo. Analizando tus letras, tus poesías, imitando tu voz y gestos. Competíamos a ver quién conseguía tus mejores frases del concierto, mientras esperábamos que salgas del teatrito para pedirte el autógrafo escrito con vino.
Te perdonábamos, a vos amigo, cualquier cosa porque éramos parte de la familia que luchaba por metal, siempre marginales, amigos, giles trabajadores. Esos amigos que te trajo el destino y que comparten el camino. Toda una época en la que el heavy metal estaba aún más marginado y el dinero se invertía en el pop o sonidos más amigables sumado a las transformaciones de los reproductores (walkman, diskman, mp3), pero más aún, los sonidos importados.
La H, principalmente, concentró actos de resistencia política en una época de la mayor reacción y destrucción humana posterior a la dictadura, de un derrumbe mundial de los bolsillos de los trabajadores y con ellos los sueños.
Iorio nos hizo un lugar para reunirse y celebrar de alguna manera, arrancar la camorra en el pogo apretando los dientes, evitando el ablande.
Por supuesto, para muchos hubo un límite. Cada uno se quedará con la parte que le agrade. A mí déjame con tus temas a los pueblos originarios y su solitaria resistencia, a los trabajadores, a los pobres, contra la dictadura. Pero como vale recordar lo que fuiste algún día, también hay que recordar que después los despreciaste y lo tiraste al tacho sentándote a tomar un café con Biondini, la foto con Villarroel o haciendo el ridículo en televisión. Son verdades pestilentes, se podría decir que la hipocresía propasa todo ejemplo en esta tierra.
Pero ahora, entiendo tu concepto de bestia humana, figura contradictoria, estabas diciendo que no sos un héroe, un ídolo, ni un ejemplo, sino que eras «vos». El problema estaba en los que te pedían opinión como si fueras un héroe, pero esa «gente ya fue, duerme junto a la TV».
Lo que no tuviste en cuenta, es que justamente -porque eras vos- muchos querían escucharte en los momentos más difíciles. Porque, aunque no eras profeta en esta tierra, tendrías que haberte acordado que hay mucho pibe «que sale a ganarse un hueso como changarín, de un trompa extranjero que compra el país».
Pero claro, los últimos 20 años fueron de grandes cambios y te quedaste «ajeno al tiempo». Si Black Sabbath fue hijo de la crisis industrial a fines de los 60 en Birmingham, vos lo fuiste de los 80 y 90 en Argentina, décadas oscuras para la mayoría de nosotros.
Hoy en el terreno del Atlántico, a los Andes, del verde Chaco a los hielos fueguinos, de Pacheco a la Paternal, de Dock a 3 de Febrero, y desde los barrios del oeste, hoy te despedimos sonriendo y cantando tus canciones, celebrando tu viaje «de la cuna al ataúd».
* Por Santiago Montag para La Izquierda Diario. Imagen: Víctor Guagnini.