Los Estados Unidos de huelga: cuando ya es suficiente
Por estos días, Estados Unidos se encuentra atravesando una huelga histórica del sector automotriz. Por primera vez, el paro abarca a las tres principales compañías del sector, es decir, a Ford, General Motors y Stellantis. Asimismo, por primera vez, un presidente en funciones acudió a uno de los piquetes. Joe Biden fue a apoyar a los trabajadores en un centro de distribución de autopartes de General Motors en Belleville, en los suburbios de Detroit, el martes de la semana pasada. Paradójicamente, su antecesor en el cargo y hasta ahora principal contendiente por la carrera hacia la Casa Blanca de 2024, Donald Trump, también habló sobre el reclamo, mostrándose a favor de los trabajadores en huelga. El magnate dijo que estos tienen que apoyarlo, asegurando que, si vuelve al Salón Oval, sus condiciones mejorarán sustancialmente. Además, Trump visitó una fábrica de piezas independiente de los fabricantes y fuera de la órbita del sindicato.
La huelga es ampliamente apoyada por los estadounidenses, su popularidad es tal que no hay político que se quiera quedar afuera. Tampoco es el primer reclamo sindical de magnitud en lo que va de 2023. Aunque ya se levantó, hubo un paro extendido y masivo de trabajadores, actores y guionistas de Hollywood, trabajadores de hoteles en California y, más recientemente, el pasado miércoles, una huelga de trabajadores de hoteles y casinos de Las Vegas, que reclaman por mayores salarios para evitar tener más de un trabajo para subsistir.
El sindicato United Auto Workers (UAW) es el que se ha puesto al frente de las protestas. Ya son más de 25.000 los trabajadores del sector automotor que se encuentran en estado de paro y movilización. Representan, aproximadamente, el 10% de los 146.000 trabajadores sindicalizados del rubro. Los parados se sostienen con 500 dólares semanales otorgados por el fondo de desempleo del gremio. La principal reivindicación, básicamente, tiene que ver con un aumento salarial. Los contratos expiraron el pasado 14 de septiembre a las 23:59 y como los dirigentes sindicales no lograron llegar a un acuerdo con las empresas, inmediatamente declararon el paro al día siguiente. Pedían un aumento cercano al 40% en los próximos cuatro años, pero las patronales ofrecieron cerca del 20%, por lo que no hubo acuerdo entre las partes.
La inflación acumulada de precios en Estados Unidos en lo que va de 2023 es del 3,5%, la más alta desde la década de los 70. El líder de UAW es el electricista Shawn Fain, trabajador de Chrysler. El hombre de 55 años habla de “codicia corporativa” para referirse a la negativa de las empresas a aumentar los salarios de sus trabajadores. Su liderazgo no es menor, ya que llegó al sindicato en 2017, luego de un mega escándalo de corrupción donde docenas de sindicalistas, incluidos dos antiguos presidentes, fueron condenados por apropiarse millones de dólares de los fondos del gremio para pagar viajes de lujo, autos deportivos y gastos personales.
Fain es una figura interesante dentro del movimiento obrero organizado de los Estados Unidos. Siempre se opuso a la ex conducción de UAW, a la que consideraba entreguista con los intereses de los trabajadores, además de profundamente corrupta. Es un sindicalista combativo que es parte de una larga tradición sindical estadounidense. Cristiano practicante, siempre lleva consigo una Biblia de su abuela y lee pasajes bíblicos en los mitines: «Los grandes actos de fe rara vez nacen de un cálculo sereno. No fue la lógica lo que hizo que Moisés levantará su vara a orillas del mar Rojo. No fue el sentido común lo que hizo que Pablo abandonara la ley y abrazara la gracia. Fue un grupo de creyentes, temerosos y desesperados, que estaban acorralados en una esquina”.
En otro evento, se dirigió a sus trabajadores y, en un mensaje con ecos bíblicos, les dijo: “Porque de cierto les digo que si tuvieras fe del tamaño de un grano de mostaza, le dirán a este monte: pásate de aquí allá y se pasará; y nada les será imposible”. Fain usó estas palabras para dramatizar la posibilidad de ganar la batalla que se avecina, prometiendo: “Sí, estas corporaciones son montañas, pero juntos podemos hacer que se muevan”, antes de apelar directamente a las bases del sindicato: “Así que tengo que preguntarles: ¿tienen fe? ¿Están listos para levantarse juntos y mover esa montaña?”, ante los aplausos y vítores generales.
Con la base de su fe, Fain hace criticas al estado general de las cosas en los Estados Unidos y apunta contra las corporaciones y el 1% más rico. “Hay un pasaje más de las Escrituras que me gusta”, citando Mateo 19:23–24, en el que Jesús declara: “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios”. Después, se lanzó a algo bastante parecido a un sermón, que provocó un gran entusiasmo entre sus seguidores y le otorgó aún más visibilidad nacional: «¿Por qué es más fácil pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar al reino de Dios? Tengo que creer que la respuesta, al menos en parte, se debe a que en el reino de Dios nadie acapara toda la riqueza mientras todos los demás sufren y pasan hambre. En el reino de Dios, nadie se pone en situación de dominio total sobre toda la comunidad. En el reino de Dios, nadie obliga a otros a realizar trabajos interminables y agotadores sólo para alimentar a sus familias o poner un techo sobre sus cabezas. Ese mundo no es el reino de Dios. Ese mundo es un infierno. ¿Vivir de sueldo en sueldo, luchando para sobrevivir? Eso es el infierno. Elegir entre medicinas y alquiler es un infierno. Trabajar siete días a la semana durante doce horas al día, durante meses, es un infierno. Tener tu planta cerrada y tu familia esparcida por todo el país es un infierno. Que te obliguen a trabajar durante una pandemia y no saber si podrías enfermarte y morir, o contagiar la enfermedad a tu familia, es un infierno. Y ya es suficiente”.
Su discurso recuerda, por momentos, al de Bernie Sanders, pero, sobre todo, al de una larga lista de sindicalistas y dirigentes sociales estadounidenses con una profunda raíz cristiana. Gente como Eugene V. Debe, en el siglo XIX, o Martin Luther King Jr. durante el siglo XX, sólo por nombrar a dos, fueron líderes que constantemente citaban a Cristo o a pasajes de la Biblia en sus intervenciones públicas, al mismo tiempo que eran hombres de fe ellos mismos. Fain mismo ha declarado sentirse parte de este linaje, una tradición que parecía olvidada en los Estados Unidos del siglo XXI, pero que ha vuelto en el contexto de mayor desigualdad y polarización social, quizás, de toda su historia. Fain fue el que invitó y convenció a Biden de acudir a apoyar el reclamo de los trabajadores. Ambos hombres se encuentran unidos por un cristianismo militante y la idea de que una sociedad como la actual no se sostiene. Fain dice que ya es suficiente de que los trabajadores vivan en el infierno mientras los empresarios acaparan todo para sí mismos. Y tiene razón. Ya es suficiente.
*Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta / Imagen de portada: Paul Sancya / Associated Press.