¿Y las feministas dónde están?
Dos argumentos -entre algunos más- circulan con contundencia ante el escenario electoral que estamos atravesando. Por un lado, que el crecimiento de la candidatura de Milei o de las expresiones de ultraderecha y antiderechos -aun cuando suene cansador y abstracto- se debe a la agenda de las minorías sexuales que supimos conseguir: «¿Ven lo que lograron?». Y por otro lado, las encuestas muestran que las mujeres pueden salvar la elección porque no votan a un candidato como JM. Mientras, las feministas en todo el país volvemos a las calles con una agenda amplia.
Por Ayelén Altamirano y Verónika Ferrucci para La tinta
En todo el país, hay convocatorias para este 28S Día de la Acción Global por el Aborto Legal, que en esta oportunidad excede la demanda por el aborto y, más bien, está teñida por la preocupación de lo que se puede venir de cara a los resultados de las elecciones de octubre con la candidatura de La Libertad Avanza (LLA). En asambleas a lo largo de todo el territorio, se decidió volver a interpelar y convocar a la marea verde que, en el 2018 y 2020, demostró la contundencia de la masividad en la calle, al grito de «ahora que sí nos ven», y este contexto es otra oportunidad para hacer presencia en el escenario político, económico y social que estamos viviendo. Las asambleas Ni Una Menos (NUM), la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, organizaciones de la economía popular, de la disidencia, partidos políticos, sindicatos, organizaciones estudiantiles, colectivos de artistas, entre otras, construyeron una agenda amplia, con la convicción intacta de estar juntas y organizadas.
Van y vienen análisis sobre cuál es la mejor estrategia discursiva; qué decir, qué no decir, que si le hacemos el juego a la derecha, que tenemos mucho que ver con el crecimiento de los discursos de odio, “¿y si mejor se quedan un poco en el molde?”. Estos señalamientos, que no son nuevos y a los que estamos acostumbradas, interpelan los debates hacia adentro del movimiento. No solo se debate acerca del rol de los feminismos en este contexto electoral, sino que muchas entendemos que lo electoral es clave en la garantía de nuestros derechos, conquistados con mucha organización. Esa agenda de minoría que tanto critican, que después veremos qué tan de minoría es.
No podemos negar que desde la masividad del NUM, pasando por la marea verde, este mundo post pandémico encuentra a muchas desmovilizadas, desparramadas, desencantadas de la política o de las formas de construcción política -que pueden ser variadas y diversas-. Tampoco se puede negar que, ante la crisis económica que atravesamos, las mujeres están encontrando las formas -como siempre lo hicieron- para subsistir. Eso de la agenda de cuidados que dicen de minoría. Tampoco se puede negar que gran parte del feminismo apostó por un gobierno que no pudo dar respuestas concretas a las demandas del movimiento.
Ofelia Fernández, legisladora porteña, referente estudiantil y feminista, dice con mucha claridad: “En 2021, se pierde la elección y rápidamente un análisis que aparecía de propios era que hubo demasiada agenda de minorías, mucha agenda de minorías, entonces, ¿cómo no vamos a perder las elecciones? A mí, lo que me enseñaron es que un gobierno popular se caracteriza por muchas cosas, pero si uno quiere definirlo rápidamente es por la justicia social, la distribución de la riqueza, la soberanía política, independencia económica y también la ampliación de derechos. Entonces, si lo que hubo fue ampliación de derechos y tal vez lo que faltó fue todo lo demás, ¿por qué la culpa la tienen las feministas? ¿Por qué el problema fue lo que hubo y no lo que faltó? ¿Por qué el problema fueron esas conquistas que hubo y no las que no nos propusimos?”.
“Ustedes, las feministas, son piantavotos”
Como las feministas solemos decir, el feminismo no es uno solo, los feminismos son expresiones de diferentes miradas sobre el Estado, los gobiernos y las políticas. Mientras que algunos sectores consideran que la discusión electoral solo es la disputa política de los mismos de siempre, a otros sectores les interesa discutir el Estado y construir y fortalecer políticas de género. Nunca hubo consensos dentro de los feminismos ni tiene por qué haberlos, pero sí es claro que, después de las PASO, existió la necesidad de reunirnos y pensar genuinamente cuál era nuestro rol en este escenario nacional y regional. Hay posiciones y lecturas diferentes sobre qué es lo mejor en esta época para dar vuelta una elección e impedir que el espacio de La Libertad Avanza gobierne. Pero algo que aprendimos de la militancia con otras es que el sector feminista es el más dinámico y más crítico. Hace rato que venimos a incomodar, a ser las aguafiestas.
Marta Dillon, periodista y editora en el suplemento Las 12, dijo a raíz de una de las tapas de reciente publicación post PASO: “Ahora que estamos tratando de ser polites, buena onda, que entendemos a los votantes de Milei y la nueva era, en Las 12 pusimos el Manual de las feministas aguafiestas. Porque seguimos siendo aguafiestas, lo seguimos haciendo, para que se den cuenta”. Sara Ahmed es la autora del manual y sostiene que ese lugar de no callarnos lo que nos molesta es de denuncia y resistencia, y nunca se puede sostener en soledad. Ser feministas aguafiestas requiere indefectiblemente decir lo que incomoda -si no incomoda, no es feminismo-, pero también las feministas consideramos las oportunidades, somos estratégicas. Y si alguien tiene que decir que las expresiones de Milei y Bullrich atentan contra toda agenda de derechos, somos las feministas justamente las primeras que van a ser atacadas y las que tenemos que denunciar a esos sectores. No hacerlo, no decirlo, más que piantar votos, se presenta contradictorio con el movimiento que expresamos.
Es por eso que las reuniones feministas tampoco son lineales y los pensamientos homogéneos y la preocupación de muchas es genuina sobre si nos toca gritar, resistir o convencer y moderarse. Ni uno ni lo otro. Las primeras reuniones pos elecciones permitieron tener la claridad de que nos tenemos que reagrupar, las consignas nacionales, muy en sintonía con los debates del feminismo en Córdoba, plantean justamente que “si estuviste, tenés que estar”. La idea de esta consigna viene a proponer a toda la marea reagruparse, para exigir a quienes nos gobiernan que la agenda feminista es una demanda de la masividad y no de una “minoría”, y por sobre todas las cosas, para resistir a lo que se venga.
Al primer paro a Macri, en 2016, lo hicimos las feministas. La construcción de la agenda no ha sido únicamente de ampliación de derechos en clave identitaria. Muchas de las militancias populares son las que están trabajando en la economía popular, porque la pobreza siempre ha estado feminizada. Otras son ambientales, en asambleas, defendiendo territorios del avance extractivo, defendiendo el agua de toda la comunidad. Las travas y trans aún esperan por una jubilación y el acceso a trabajos formales. Las mujeres indígenas, en diferentes puntos del país, siguen luchando por la soberanía de sus comunidades y el respeto de sus formas de vida. Estudiantes y docentes en las aulas defienden la educación pública y garantizan la implementación de la ESI; en el sistema de salud, muchas compañeras en múltiples áreas trabajan por mejores condiciones y así una larga lista. No parece una agenda de minorías, ¿no?
Pueden dar vuelta la elección
«Mi mamá tiene 75 años, no es feminista y, por el contrario, es de las que se escandaliza con lo que hacen ustedes. Votó a Macri y viene de tradición radical. Le pregunté si iba a votar a Milei. Su respuesta fue corta y contundente: ‘No, jamás’, dice una madre que podría ser cualquiera de las nuestras y que representa ese porcentaje expresado en las encuestas que indica que las mujeres no votan a Milei. También está Lali, en el porcentaje juvenil, que se mostró preocupada y triste por el avance de la fuerza de LLA, bardeada, descalificada y cruzada por la candidata Villarruel. «La violencia con la que bardean es un reflejo de lo que votan», dijo la reina del pop. La consultora Zuban y Asociados recordó que el padrón electoral actual está conformado por más mujeres y son quienes más votan proporcionalmente. El voto a Milei es mayoritariamente masculino. Y si bien las encuestas vienen en cualquiera, esta tendencia no es tan difícil de corroborar.
Las mujeres y disidencias, dicen, no lo votan porque no les habla ni les incluye en la agenda de campaña. Entre muchas de las cosas que ha planteado, este candidato que parece surreal y de alguna literatura distópica propone cerrar el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidades para re-financiar el Ministerio de Seguridad y de Defensa. Entrevistado por Tucker Carlson (operador de fakes echado de la FoxNews), el candidato a presidente de LLA se preguntó por qué no existe un ministerio del hombre, negó la existencia de la violencia por razones de género y la desigualdad entre varones y mujeres en el ámbito laboral, cuestionando el “techo de cristal”. Desde sus inicios como figura pública y mediática, se ha expresado en contra de lo que la derecha -el coterráneo Laje mediante- ha dado en mal llamar ideología de género. Su candidata a vice, Victoria Villarruel, ha planteado sacar la ESI, IVE y desfinanciar el sistema de salud que garantiza el acceso a la ILE. El riesgo de la portación de armas representa un impacto en mayores posibilidades de feminicidios. Y podríamos seguir enlistando las propuestas que son de acceso en su plataforma y gritada y repetida en todos lados donde va.
Por otro lado, con menos chances, la candidata a presidenta de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, también es una figura que hace peligrar todos los derechos conquistados. Ha expresado que no mantendrá el Ministerio de Género, pero intenta disputar el voto femenino, distanciándose de “la agenda feminista extremista”. Silvia Lospennato dijo: “Las mujeres no nos sentimos convocadas por el discurso violento de la motosierra, queremos paz y orden”. La coordinadora del área de Mujer del equipo de la candidata cambiemita cree que las mujeres son un nicho clave para quienes intentan hablar y polarizar con JM.
Ambas candidaturas retroceden, las promesas de campaña expresan un ataque a nuestro sector y plantea que, para hacer crecer al conjunto de nuestra sociedad, las más peligrosas somos nosotras. “Ni con Bullrich ni con Milei, en defensa de todos nuestros derechos”.
En todo el país, las asambleas han acordado sus consignas y actividades, con puntos en común y con sus diferencias políticas, pero con la urgencia de lo que está en juego: la democracia, la libertad y la proyección de futuro. En Córdoba, hay dos convocatorias para mañana: la Asamblea Ni Una Menos convoca a las 18 h en Colon y Cañada para marchar; y las Alerta Feminista frente al Museo de Antropologías desde las 18 h con el Festival La Fuerza de la Marea.
*Por Ayelén Altamirano y Verónika Ferrucci para La tinta / Imagen de portada: La tinta.