Medicina letal: la crisis de los opioides en Estados Unidos

Medicina letal: la crisis de los opioides en Estados Unidos
24 agosto, 2023 por Gonzalo Fiore Viani

Se acaba de estrenar la serie Painkiller -Medicina letal- en la plataforma Netflix, basada en la investigación del periodista del New Yorker, Patrick Radden Keefe, acerca de la dinastía de los Sackler, dueña de la farmacéutica Purdue Pharma y la producción del OxyContin. Un retrato sobre la crisis de los opioides que atraviesa Estados Unidos, una epidemia de abuso y dependencia de sustancias derivadas del opio.

La crisis de los opiáceos o de los opioides se trata de una epidemia de abuso y dependencia de sustancias derivadas del opio que ha afectado a diversos países a lo largo del mundo, pero especialmente a los Estados Unidos en los últimos años. Los opioides son una clase de medicamentos que incluyen tanto medicamentos recetados para el alivio del dolor agudo y crónico, como la morfina y el fentanilo, así como drogas ilegales como la heroína. El problema con estas sustancias se caracteriza por un aumento significativo en el abuso de opioides, incluida la prescripción inapropiada de estos medicamentos, el uso indebido de medicamentos recetados y la proliferación de drogas ilegales como la heroína y los opioides sintéticos. Esto ha llevado a un aumento en las tasas de sobredosis mortales y problemas de salud pública en muchas comunidades. 


De acuerdo al Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), en el período que va de 2017 a 2019, el número de muertes se había logrado reducir a 14.139. Sin embargo, esto fue seguido por un ligero aumento en 2020, con 16.416 muertes reportadas. En 2021, el número de muertes notificadas relacionadas con opioides con receta ascendió a 16.706. Esto sin contar las relacionadas con drogas no recetadas o ilegales, lo que habla a las claras de un problema grave y de difícil solución.


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Serie Painkiller (2023)

Una serie sobre la crisis 

La serie Medicina letal (Painkiller), recientemente estrenada en Netflix, es particularmente ilustrativa sobre la crisis de opioides que atraviesa Estados Unidos en los últimos años. Basada en el libro El imperio del dolor, publicado en 2021 por el periodista del New Yorker, Patrick Radden Keefe, quien investigó la dinastía de los Sackler, una de las familias más ricas del mundo, a través de sus negocios en la industria farmacéutica y particularmente la producción del OxyContin.

Matthew Broderick personifica a Richard Sackler, el presidente de la farmacéutica Purdue Pharma. Son seis capítulos para entender el inicio y el desarrollo de la producción del fármaco que ha impactado drásticamente y causó una crisis de salud pública. Cada uno comienza con un testimonio de familiares que han experimentado la pérdida de sus seres queridos a causa de las drogas recetadas. No es estrictamente un documental, sino más bien una narración histórica ficcionada y así lo destacan al comienzo de cada capítulo donde se aclara: «Esta serie está basada en hechos reales, aunque algunos personajes, nombres, incidentes, lugares y diálogos se han ficcionalizado con fines dramáticos».

La serie se encarga de relatar la investigación de Patrick Radden Keefe sobre la formación del imperio de Richard Sackler a través del OxyContin, que se convirtió en una fuente lucrativa hasta que se destapó el escándalo y la carrera de Sackler quedó arruinada. Por otro lado, también muestra los pasos de una investigadora estatal que se propone revelar esta compleja red, además de algunos casos de pacientes que ceden ante las psicosis típicas de los adictos y los síndromes de abstinencia que resultan tras consumir el medicamento.

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Familia Sackler, fundadora y propietaria de las compañías farmacéuticas Purdue Pharma y Mundipharma.

Una genealogía de la crisis

Las causas de esta crisis, de acuerdo con los expertos en la materia, son diversas e incluyen factores como la prescripción excesiva de opioides por parte de profesionales de la salud, la falta de educación sobre los riesgos y el manejo adecuado de estos medicamentos, la disponibilidad de opioides sintéticos muy potentes como el fentanilo en el mercado informal, así como factores socioeconómicos y la falta de acceso a tratamientos efectivos para la adicción. La salud en los Estados Unidos, si bien tiene participación pública, es privada mayormente. Esto hace que sea muy difícil, y prácticamente imposible de costear, acceder a tratamientos paliativos contra el dolor o que puedan tratar de manera efectiva las adicciones.

Para abordar esta crisis, se han implementado diversas estrategias, como la regulación más estricta de la prescripción de opioides, la promoción de alternativas no opioides para el manejo del dolor, la expansión de programas de tratamiento y recuperación para personas con adicción a opioides, y la mejora en la educación sobre los riesgos de estos medicamentos tanto para los profesionales de la salud como para el público en general. Sin embargo, la crisis de los opioides sigue siendo un desafío importante y hay pocos indicios de que la situación esté mejorando, más bien, todo lo contrario.

La política histórica de los Estados Unidos respecto de esta cuestión fue la de la llamada «Guerra contra las drogas», la cual comenzó a principios de la década de 1970 bajo la administración del presidente Richard Nixon y se intensificó en las décadas siguientes. Esta estrategia se basó en la creencia de que la represión y la penalización severa de los delitos relacionados con drogas serían eficaces para reducir la oferta y la demanda de drogas ilícitas. Como parte de esta política, se aumentaron las penas por posesión y tráfico de drogas, y se destinaron recursos significativos a la aplicación de la ley en la lucha contra el narcotráfico. No obstante, esto sirvió, mayormente, para atacar comunidades como los sectores afroamericanos, con penas más duras contra el tráfico de crack que de otras drogas, por ejemplo, en la década de los 80, bajo la presidencia de Ronald Reagan. A su vez, esta estrategia se centró en gran medida en la criminalización de los consumidores, lo que produjo un significativo aumento en las tasas de encarcelamiento por delitos relacionados con drogas, en lugar de abordar las causas subyacentes de la adicción.

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Serie Painkiller (2023)

La «Guerra contra las drogas» también tuvo impactos sociales y económicos negativos, como el aumento de la violencia relacionada con el narcotráfico, la sobrepoblación carcelaria y la estigmatización de las personas con problemas de adicción. A medida que estos problemas se hicieron más evidentes, hubo un creciente llamado a reconsiderar y reformar las políticas de drogas, centrándose más en enfoques de salud pública, prevención, tratamiento y reducción de daños, en lugar de un enfoque puramente punitivo. 

Con el correr del tiempo, muchos estados en el país del norte fueron adoptando políticas más flexibles con respecto a ciertas drogas, como la marihuana, permitiendo su uso medicinal o recreativo bajo regulaciones específicas. Estos cambios reflejan una tendencia hacia enfoques más equilibrados en la lucha contra las drogas, que consideran tanto la seguridad pública como la salud y el bienestar de las personas. De todas maneras, hoy el Estado no parece contar con las estrategias suficientes para resolver esta problemática, especialmente en lo que concierne a drogas duras como los opioides y derivados, ya sean recetados como ilegales.

Cuando en la cifra de muertes se incluye aquellas provocadas por drogas ilegales, vemos que los opioides estuvieron involucrados en 68.630 muertes por sobredosis en 2020, lo que representó el 75% de todas las muertes por sobredosis de drogas en los EE. UU. Un número cada vez mayor de estas muertes se debe a un compuesto ilegal del fentanilo, que es un opioide sintético. Sólo 2 mg de esta potente droga bastan para matar de sobredosis a una persona promedio. De acuerdo con cálculos del CDC, las chances de morir por sobredosis de opioides en los Estados Unidos son 1 en 96, es decir, mayores a las de morir en un accidente de auto, 1 en 103. Esta problemática, a su vez, le cuesta al país más de 500.000 millones de dólares anuales en términos sanitarios y humanos. 

Se produce un fenómeno que ha sido denominado como «refugiados de los opioides». Se trata de adictos que van de centro en centro de rehabilitación para conseguir recetas de medicamentos, hasta que no lo logran más y recurren al mercado ilegal. Cualquiera que tenga acceso a redes sociales ha visto videos de cientos de adictos en un estado como de trance, catatónico y con graves problemas físicos, incluso, con especies de huecos en su piel donde muchas veces se ven los huesos -esto es causado por un potente opioide denominado krokodil, o cocodrilo, debido justamente a sus efectos en la piel-. La situación es de una verdadera catástrofe humanitaria que deberá ser resuelta lo más pronto posible y que deja expuestas muchas de las grietas en una sociedad tan compleja como la de los Estados Unidos, al mismo tiempo que muestra una de las caras más salvajes del capitalismo.

Para complementar los relatos de esta crisis: la mini Dopesick (Disney+) y el documental The Crime of the Century (HBO).

*Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta / Imagen de portada: Serie Painkiller (2023).

Palabras claves: Estados Unidos, industria farmaceutica, Series

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