¿Cómo afecta el cambio climático a la fauna en Córdoba?

¿Cómo afecta el cambio climático a la fauna en Córdoba?
23 agosto, 2023 por Redacción La tinta

Gran parte de la sociedad, no solo la comunidad científica, está de acuerdo en que el cambio climático y sus consecuencias se están haciendo notar, y cada vez con mayor intensidad. ¿Cómo influyen dichas consecuencias en el resto de los animales no humanos? ¿Te preguntaste alguna vez cómo podría el cambio climático afectar sus vidas, sus comportamientos, sus formas de habitar? Cambia, todo cambia. Pero… ¿todo cambio es para bien?

Por Francis Merlo para La tinta

El cambio climático fue definido por la Convención marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 1992 como «un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables».

Actualmente, son cada vez más las personas de diferentes áreas de las ciencias ambientales, biológicas y afines que nos alertan por las consecuencias (efectos adversos) del cambio climático y también respecto a qué medidas podemos adoptar para mitigar sus efectos. En las últimas semanas, circularon noticias al respecto, como el aumento en la ocurrencia y la frecuencia de olas de calor en distintas partes del planeta, incluidos los registros de temperaturas récord del agua del mar y, a una escala más local, los diversos focos de incendios debido principalmente a las altas temperaturas y baja humedad, anormales para esta época del año (vale aclarar: los incendios, durante la estación seca, son intencionales en su mayoría y tienen objetivos puntuales como la expansión de la frontera agropecuaria e inmobiliaria, el desmonte silencioso, la obtención de rebrote para el ganado y demás; sin embargo, la expansión del fuego se ve favorecida por las condiciones climáticas).

«Por efectos adversos del cambio climático, se entienden los cambios en el medio ambiente físico o en la biota resultantes del cambio climático que tienen efectos nocivos significativos en la composición, la capacidad de recuperación o la productividad de los ecosistemas naturales o sujetos a ordenación, o en el funcionamiento de los sistemas socioeconómicos, o en la salud y el bienestar humanos», dice la Convención marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

cambio-climatico-animales-fauna-nativa
Culebra serrana (Lygophis vanzolinii). Uno de los endemismos de Pampa de Achala / Imagen: Francis Merlo

Podemos entender a los ecosistemas (un bosque, una laguna, un pastizal) como un conjunto de elementos (especies animales, vegetales, hongos, microorganismos, el suelo, el agua, etcétera) relacionados entre sí, unidos por cientos o miles de cordones invisibles que representan las interacciones entre dichos elementos: el ave comiendo el fruto y defecando la semilla; la semilla siendo un árbol en el que habitarán y se alimentarán otros animales; insectos visitando las flores y ayudando a la reproducción de las plantas, hongos descomponiendo tanto plantas como animales cuando mueren, las personas dentro, participando en gran parte de las interacciones… La red es infinita.

Esa red puede perder sus conexiones debido a disturbios como incendios, desmontes, contaminación, caza indiscriminada, transformación o alteración del hábitat, y las consecuencias del cambio climático. Sin embargo, no todas las especies responden de la misma manera; ni siquiera los mismos individuos lo hacen. A pesar de esto, podemos identificar algunas tendencias para ciertos grupos de animales.

cambio-climatico-animales-fauna-nativa
Pampa de Achala. / Imagen: Francis Merlo

En Argentina, un estudio encabezado por Guillermo Sferco, investigador de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), evalúa el comportamiento y distribución de las aves en respuesta al cambio climático.  

Como explica el especialista en una entrevista para Sala de Prensa Ambiental: “Analizando la distribución -en los últimos 40 años- de unas 100 especies que históricamente llegaban a Santiago del Estero y sur de Córdoba, los resultados del estudio científico tras comparar dos periodos históricos -desde 1970 hasta el 2000 y desde el 2000 hasta la actualidad- dan cuenta de cambios significativos: de los grupos de aves estudiadas, cerca del 80% alteraron su distribución y más del 40% superaron un desplazamiento de 100 km hacia el sur”.

La provincia de Córdoba cuenta con una región muy particular, con un alto valor en conservación, ya que debido principalmente a sus condiciones climáticas dadas por las formaciones montañosas particulares, alberga especies endémicas (aquellas que sólo habitan en un lugar determinado) de flora y fauna: la Pampa de Achala. Para las aves endémicas de dicha zona, Sferco dice: «Estudié el futuro de nueve especies que habitan esas alturas basado en las proyecciones que hace el Instituto -planteadas para dentro de 50 años- bajo dos escenarios de cambio climático: uno más moderado, que indica un aumento de 1,8° grados, y otro más extremo, que señala que la temperatura podría alcanzar una suba de 5°. Para ambos contextos -detalla el científico-, el clima óptimo para la vida de esas nueve especies disminuye notablemente. Por esta razón, habría especies que no podrían sobrevivir en la provincia de San Luis. Lo mismo ocurriría en territorio cordobés con la remolinera serrana, que es una especie endémica. En el caso de la dormilona gris -en la provincia de San Luis-, se perdería por completo su nicho climático y en Córdoba se reduciría hasta un 90%».

Si bien con un análisis rápido podríamos pensar que es beneficioso que las aves amplíen sus distribuciones, pues significa que ocupan nuevos hábitats (o sea, que les está yendo bien en la vida), no es tan sencillo. La llegada de nuevas especies a un ecosistema puede traer consecuencias negativas para aquellas que ya habitaban allí, ya que podrían competir por los recursos como el alimento y los sitios de nidificación, muchas veces desplazando a las habitantes históricas, disminuyendo su abundancia y, en algunos casos, provocando extinciones, lo que produciría una disminución en la diversidad. Las consecuencias son inimaginables.


Por otro lado, por más que seamos del team verano, playita y río, está bueno pensar en que las altas temperaturas en épocas del año en las que previamente hacía frío (ahora, estamos en invierno), los cambios en los ciclos de lluvia y sequía afectan también la migración y reproducción de las aves. 


Hay especies que están adelantando sus fechas de migración y de nidificación, y, al llegar a los nuevos lugares o comenzar a criar a sus pichones, se encuentran con que el alimento (por ejemplo, frutos o insectos) no está disponible todavía. En las últimas semanas, se han registrado especies realizando comportamientos reproductivos (cortejo), como, por ejemplo, el taguató (Rupornis magnirostris) y otras migratorias estivales que ya han llegado a nuestra provincia, como las golondrinas.

cambio-climatico-animales-fauna-nativa
Golondrinas ceja blanca (Tachycineta leucorrhoa). Especies migradoras que podrían verse afectadas por el cambio climático / Imagen: Francis Merlo

La Pampa de Achala no sólo cuenta con aves endémicas, también existen especies de anfibios (ranas y sapos) y reptiles (lagartos y serpientes) que solo se encuentran allí y en ninguna otra parte del mundo. ¿Qué pasará con dichas especies si la temperatura aumenta mucho en las montañas? ¿Podrán migrar y encontrar otros hábitats como quizás lo harían algunas aves?

Otro estudio a nivel local realizado por los investigadores Maximiliano Cordier, Julián Lescano y Javier Nori, pertenecientes al Instituto de Diversidad y Ecología Animal (IDEA) del CONICET y del Centro de Zoología Aplicada (UNC), prevé que, para 2050, los cambios en el hábitat provocados por el calentamiento global pondrían en riesgo a las poblaciones de anfibios de la zona. En las Sierras de Córdoba, viven ocho anfibios endémicos, de los cuales tres perderían su hábitat dentro de 30 años si el calentamiento global continúa avanzando. Como explican los investigadores, los anfibios adultos son grandes consumidores de insectos y de otros animales pequeños. Además, forman parte de las cadenas alimenticias como presas. En cuanto a las larvas de estos anfibios, consumen altas cantidades de algas y de materia orgánica en los cuerpos de agua, ayudando a mantener la buena calidad de las mismas.

Ranita cuatro ojos de Achala (Pleurodema kriegi) / Imagen: Julián Lescano

Para otro grupo animal, una evaluación realizada en el 2018 (encabezada por Ricardo Torres y Daniela Tamburini) en lo que se refiere al estado de conservación de los mamíferos en la provincia de Córdoba, sitúa a casi el 40% de las especies evaluadas en alguna categoría de amenaza (por ejemplo, vulnerable, en peligro o en peligro crítico). Para ellos, los efectos adversos del cambio climático se suman a otras presiones y amenazas que presentan en Córdoba, entre las cuales se destacan la pérdida y transformación de los hábitats, la caza por ser consideradas dañinas, el atropellamiento y la muerte por animales domésticos, entre otras. 

Un caso particular de un mamífero es el del oso melero (Tamandua tetradactyla), una especie que comenzó a observarse en la provincia hace aproximadamente 25 años. Los registros de este animal se distribuyen, en su mayoría, en el norte y oeste provincial, que corresponde a la región chaqueña. Las principales hipótesis sobre su llegada a Córdoba se asocian al gran desmonte en las provincias vecinas del norte y, por supuesto, a cambios en el clima. 

Y no es que le tengamos miedo al cambio o que no estemos de acuerdo con que el mundo cambie. A lo largo de la historia del planeta, el clima cambió, algunas especies se extinguieron y otras surgieron. Es parte de la vida. Sin embargo, somos lxs principales responsables del actual calentamiento global y el cambio climático consecuente. Somos quienes aceleramos un proceso natural y, como responsables del mismo, tenemos el deber de accionar al respecto. 

cambio-climatico-animales-fauna-nativa
Bosque en el oeste cordobés / Imagen: Francis Merlo

Parafraseando a un docente y colega, Peter Feinsinger, podemos decir que a corto y mediano plazo tenemos el deber de accionar en pos de amortiguar los efectos de lxs seres humanxs sobre la naturaleza (de la que somos parte) y que, a mediano y largo plazo, les provea a los demás seres vivos del número máximo de alternativas de manera de aguantar y sobrevivir a nuestra breve presencia en este planeta. Para esto, necesitamos no solo investigadores trabajando en el territorio y aportando conocimientos, sino también al resto de la sociedad comprometida en la conservación de nuestros ecosistemas. 

*Por Francis Merlo del Laboratorio de Biogeografía Aplicada (IDEA-CONICET-UNC) y Laboratorio de Interacciones Ecológicas y Conservación (IMBIV-CONICET-UNC), para La tinta / Imagen de portada: Lagarto de Achala (Pristidactylus achalensis). Autor: Gabriel Orso.

Palabras claves: Bosque nativo, Cambio climático, Flora y fauna

Compartir: