La otra historia que se escribe en Nueva Zelanda durante el Mundial femenino

La otra historia que se escribe en Nueva Zelanda durante el Mundial femenino
25 julio, 2023 por Redacción La tinta

Un encuentro entre niñas y niños maoríes y hawaianos marcó un precedente en el país.

Por Ana Dalmasso para La tinta

Mientras se está llevando a cabo el Mundial femenino 2023 en Australia y Nueva Zelanda, en una de las canchas que tiene la Asociación de Fútbol de Oceanía se estaba desarrollando un partido histórico, un encuentro cultural con un poder inmenso. Niñas y niños se juntaron en una cancha para revalidar sus orígenes. La selección de Hawai visitó en Auckland a la selección maorí de fútbol, femenina y masculina. Para los hawaianos, fue la primera vez que un equipo representaba a su país en este deporte.

La cultura maorí viene de la población polinésica que se estableció en las islas y es considerada como la población originaria. Tras la llegada de Gran Bretaña para colonizar, hubo varios hechos violentos por la posesión de las tierras. Esto no cambió sino hasta 1840, cuando se firmó el tratado de Waitingi, un documento firmado por representantes de la corona británica y varios líderes de las tribus del norte de Nueva Zelanda. Un documento que estableció a Nueva Zelanda como nación por primera vez.

Sin embargo, este tratado presentó muchos problemas posteriormente entre los británicos y las tribus maorís por la palabra kawanatanga. Para los maorís, esta palabra era un concepto de soberanía donde ellos permitían que los británicos convivieran en la isla con la protección de la corona británica, pero en el que la soberanía seguía siendo del pueblo maorí. No obstante, en la versión en inglés, los maorís entregaban la soberanía a la corona y se sometían a ella.

Este problema provocó que la cultura y el territorio maorí fuese desapareciendo poco a poco por la imposición británica y la gran urbanización que se dio en el siglo XX. Los maoríes son los protectores de la naturaleza y, hoy en día, ningún espacio verde puede tocarse sin la aprobación de la tribu que rige en ese lugar. Si bien el fútbol, en este caso, fue casi una excusa para los niños y niñas que pudieron ponerse la camiseta de sus orígenes, de su cultura y tradiciones, el partido tuvo un impacto tremendo.

Jennifer es la entrenadora del equipo femenino maorí, quien destacó la oportunidad para sus niñas. «Es diferente cuando estás jugando para tu gente, tu cultura. En nuestro caso, el fútbol es un vehículo. Ellas son fieras dentro de la cancha, pero cuando se le agrega el valor cultural, se agranda. Es un tremendo honor jugar por tu gente, representar a tu cultura en nombre de Aoteora», sostuvo.

Quienes integraban esa selección, una especie de sub 18, no eran puramente de sangre maorí. Había niñas que eligieron abrazar la cultura de sus antepasados y se sumaron al programa. «Significa mucho para ellas jugar acá. Muchas de ellas no fueron criadas dentro de la cultura maorí y esto les da una plataforma para conectar con personas como ellas. Yo crecí como una niña maorí que no me sentía representada y ahora ellas, cuando entran a la cancha, son todas iguales. La sangre maorí corre por sus venas y están jugando como una familia», agregó Jennifer.

Mele, por su parte, dirige al conjunto hawaiano, que tuvo su primera vez en el campo de juego, en un viaje que dejará una huella imborrable en esos adolescentes. «Es un impacto muy grande en nuestras chicas, en nosotros entrenadores y en los hinchas. No estás jugando solamente para un equipo, sino que lo estás haciendo para tu gente, tu nación. Sentimos un gran orgullo por nuestra cultura y la bienvenida de los maoríes fue muy cálida», dijo.

Para Jennifer, esta oportunidad, en el marco también de una Copa del Mundo, les da a sus jugadoras otra proyección a futuro. «Siempre es un desafío muy grande, venimos de un lugar pequeño, donde el presupuesto siempre es un problema. Creo que lo más importante de esto es la conciencia y cómo trabajamos en la conciencia de las jugadoras y que la expandan también, en las redes sociales, con sus familias e hinchas», contó. «El fútbol en Hawai es parecido a como es en todo el mundo. El fútbol es una pasión para estas chicas. No hay una liga profesional en el país, por eso ellas buscan llamar la atención de entrenadores en universidades de Estados Unidos o en Europa. Tuvimos la chance de ver el partido inaugural entre Nueva Zelanda y Noruega. Muchas de ellas nunca se imaginaron ver una Copa del Mundo. Es inspirador y les ayuda a ver que hay oportunidades para mujeres», confesó.

Para los que tuvieron la chance de viajar a Nueva Zelanda, es fácilmente distinguible la presencia de la cultura maorí en el día a día. Los carteles están en inglés y en su lengua. En el transporte público, también las paradas se comunican en ambos idiomas. Antes del partido de Argentina e Italia, hubo una presentación típica maorí previa a la salida de los equipos.

Sería irresponsable hablar de la inexistencia de discriminación en una nación repleta de culturas, producto de la inmigración. Pero la reivindicación de la cultura de los pueblos originarios es algo que está comenzando desde los lugares más impensados.

*Por Ana Dalmasso para La tinta / Imagen de portada: Ana Dalmasso.

Palabras claves: Copa Mundial Femenina de Fútbol 2023, Fútbol Infantil, Nueva Zelanda

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