Terapias hormonales de transición de género, una mirada desde Ciencias de la Salud
Cuando en distintas conversaciones (con personas cis) sale el tema de las hormonizaciones en personas trans*, hay preguntas infaltables: ¿cómo se hace con las niñeces? ¿No son muy chicos/as para decidir? ¿Qué opinás en el deporte? ¿Necesitan acompañamiento psicológico? ¿Van a poder tener hijxs biológicxs? En cambio, las personas trans preguntan: ¿qué hospital recomendás para hormonizarme? ¿Hay algún privado que atienda con obra social? ¿Se puede realizar el tratamiento hormonal en el interior de Córdoba? Este miércoles, se realiza la Jornada “Terapias hormonales de transición de género: aportes desde las Ciencias de la Salud” para conversar de esas y más preguntas.
Por Dana Negretti Borga para La tinta*
Como bioquímica y científica, también me pregunto qué valores de referencia son los más adecuados para monitorear los tratamientos hormonales de transición de género, qué pasa en la menopausia de las mujeres trans, qué talla final alcanzarán las niñeces que pasan por bloqueos puberales o cómo repercute en los ovarios la administración crónica de testosterona. Son preguntas complejas, pero que hace un tiempo empezaron a abrir camino dentro de la cátedra de Endocrinología de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba.
Este miércoles 28 de junio a las 15:30 h, se realiza la “Jornada Terapias hormonales de transición de género: aportes desde las Ciencias de la Salud”, donde participarán profesionales de la Medicina, Farmacia, Bioquímica y Psicología. Es gratuita y abierta para todo público, en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba, y será transmitida por YouTube en el canal de oficial de la Facultad.
Cuando una persona trans* decide comenzar una transición de género, puede ser social (incluyendo la vestimenta, el modo de hablar y los modales), farmacológica (con uso de hormonas) y/o quirúrgica, siempre que la misma sea libremente elegida. Las terapias hormonales son utilizadas por más de un 80% de las personas trans*, por lo que su disponibilidad es clave para asegurar el acceso a la Salud Integral Trans*. Cuando uso la palabra trans* (con asterisco) y vale la aclaración siguiendo a Blas Radi, se incluye a personas trans, travestis, no binarias, intersex, género fluido y toda otra diversidad sexo-genérica.
Existen tres tipos de terapias hormonales de transición de género: feminizantes (con uso de estrógenos y antiandrógenos), masculinizantes (con uso de testosterona) o bloqueadores/inhibidores de la pubertad. Dependiendo el caso (condiciones médicas de cada persona, disponibilidad según localización geográfica, etc.), la administración de las hormonas puede ser tópica (geles), oral (pastillas) o intramuscular (inyectables). En estos tratamientos, las dosis y frecuencias de administración son individualizadas y deben ser guiados siempre por profesionales de la salud. Antes de comenzar la terapia, les médiques son responsables de explicar con claridad las modificaciones que va a generar en el cuerpo, efectos secundarios, discutir sobre fertilidad, etc. Es obligatoria la firma de un consentimiento informado al respecto. En contraposición a muchas terapias farmacológicas, los objetivos a alcanzar son aquellos que cada paciente decida, no se puede presuponer que una persona por solicitar el uso de testosterona quiera masculinización máxima ni si va a querer cirugías, ni que se autoperciba varón y menos con quién/es se relaciona sexoafectivamente.
En Córdoba capital, para tratamientos en personas trans* adultas, actualmente el Hospital Córdoba es el que más pacientes recibe, seguido del Hospital Príncipe de Asturias. Ambos servicios cuentan con consultorios amigables multidisciplinares, los cuales se encuentran saturados, con esperas de hasta 3 meses para una primera consulta, en muchos casos, recién se están restableciendo las redes que había pre-pandemia, lo que denota la necesidad urgente, por un lado, de destinar nuevos profesionales a esos servicios y, por otro, de descentralizar la atención. Más recientemente, se están sumado hospitales privados a brindar estos tratamientos, como la Clínica Universitaria Reina Fabiola.
Para niñeces y adolescencias, en el Hospital de Niños de la Santísima Trinidad están comenzando a realizar inhibiciones de la pubertad. Este procedimiento puede iniciarse cuando la persona se encuentra en un estadio de Tanner II (es decir, cuando inician los primeros signos de la pubertad) y es completamente reversible. La evidencia científica disponible sugiere no utilizarlo más de 2 años, principalmente para resguardar la salud ósea, y en ese momento se podría realizar la pubertad con hormonas esteroideas exógenas para generar la transición de género deseada.
La Ley de Identidad de género, en su art. 11, y el Código Civil y Comercial establecen que les menores de edad pueden realizarse modificaciones corporales, requiriendo en todos los casos el consentimiento informado del usuarie. Las personas de 16 años o más son consideradas como adultas para las decisiones atinentes al cuidado de su propio cuerpo. Les adolescentes de entre 13 y 16 años necesitan el asentimiento de al menos una persona adulta referente sólo cuando se trate de prácticas que puedan implicar un riesgo grave para su salud o su vida. En el caso de menores de 13 años, deben contar siempre con el asentimiento de al menos una persona adulta referente.
¿Hacia dónde vamos?
Para lograr el acceso y la accesibilidad real a los sistemas de salud públicos, existen barreras económicas, geográficas y administrativas que se suman a la escasa cantidad de profesionales capacitades sobre intervenciones biomédicas trans-específicas o en materia de género, como también la falta de estudios científicos de alto impacto desde el área de las Ciencias de la Salud que permitan llevar adelante un manejo adecuado de su Salud Integral. Algunas de las demandas dirigidas al campo médico desde el activismo trans se focalizan en recibir una atención de calidad y conocer plenamente los riesgos y contraindicaciones de los tratamientos, especialmente de las terapias hormonales. Mejorar el acceso de estas comunidades a la Salud Integral y generar conocimientos orientados a mejorar su calidad de vida son desafíos vigentes a nivel internacional.
En el marco de políticas que apuestan a reforzar el vínculo de la universidad pública y gratuita con la sociedad, desde la cátedra de Endocrinología-FCQ, propiciamos la docencia, investigación y extensión relacionadas a las terapias hormonales de transición de género desde un enfoque de derechos, estudios basados en epistemologías latinoamericanas y con perspectiva de género transfeminista. Por el momento, avanzamos en la incorporación de una unidad temática correspondiente al “Monitoreo bioquímico de las Terapias Hormonales de Transición de Género” y aprobamos un protocolo de investigación clínica para mejorar el monitoreo bioquímico y el acceso a estas terapias en hospitales públicos de la provincia de Córdoba. A su vez, llevamos adelante un proyecto de extensión universitaria para sensibilizar y capacitar a profesionales de laboratorios de Bioquímica Clínica junto al Ministerio de Salud de la Provincia de Córdoba.
Buscamos mejorar la atención de la población trans* desde la formación de profesionales de Cs. de la Salud y proponemos que todas las carreras relacionadas a la salud tengan en sus programas temáticas relacionadas a la reglamentación vigente sobre la Ley de Identidad de Género, como también conocimientos científicos actualizados para garantizar estándares altos de Salud Integral para la comunidad trans*.
¿Por qué hablar de género en Ciencias de la Salud?
Las ciencias biomédicas se han desarrollado dentro del sistema patriarcal y cisheteronormado en el que vivimos, la medicina no escapa de la lógica binaria, clasista, racista y patologizante, lo que no quiere decir que esa forma de ver al mundo sea “la verdadera”. Dentro de las Ciencias de la Salud, nos debemos la discusión sobre el género en nuestros diagnósticos, especialmente porque las personas acuden a los servicios asistenciales en busca de acompañamiento y soluciones, y es clave para su acceso y permanencia en el sistema de salud que las respuestas sean, por sobre todo, con un trato digno, respetuoso, se sientan escuchades, acompañades y, por supuesto, den respuesta acorde a sus necesidades. Asumir el género o la orientación sexual de un/a paciente puede llevar a no brindarle una atención adecuada.
Hay temáticas, como la del deporte, que son un mundo en sí mismas. Puedo aportar que no hay estudios científicos que muestren qué concentraciones de hormonas esteroideas (estrógenos, testosterona) esperar en sangre para personas trans*, por lo que asumir que deben ser iguales a los de las personas cis para participar en sus categorías es, de por sí, una decisión arbitraria, ni hablar de que no todas las personas trans* desean hormonizarse y es ilegal pedirle a alguien que lo haga sólo para participar en una categoría deportiva.
Por último, tenemos un largo camino para recorrer en la planificación e implementación de investigaciones traslacionales para mejorar la calidad de vida y las terapias hormonales en la comunidad trans*. Hacia allá vamos.
*Por Dana Negretti Borga para La tinta. Bioquímica (UNC), magíster en Investigación Traslacional y Medicina Personalizada (UGR), doctoranda en Cs. Químicas (UNC), prof. asistente en Endocrinología y Química Clínica I (FCQ-UNC). / Imagen de portada: Agencia Presentes.