La Asociación Cultural Israelita de Córdoba cumple 110 años
Mañana, 25 de mayo, la Asociación Cultural Israelita de Córdoba (ACIC) cumple 110 años, y como dicen orgullosos, lo celebran levantando las mismas banderas desde hace más de un siglo: el humanismo, el respeto de la otredad, la comprensión de la sociedad como un espacio necesariamente solidario en el cual la convivencia se construye a partir del cuidado de los derechos de todas y todos. Una institución laica y de puertas siempre abiertas, que ha sabido construirse como un valioso polo artístico, deportivo y cultural en nuestra ciudad y que hoy sigue creciendo y mirando al futuro.
Por Redacción La tinta
La Asociación Cultural Israelita de Córdoba (ACIC) surge de a partir de la unión de dos organizaciones: la Biblioteca Juvenil Israelita fundada en 1913 y la Unión Juvenil Israelita, de 1946. Fusionadas el 25 de Mayo de 1949, ACIC es una institución laica, progresista, humanista, defensora de los derechos humanos y de origen judío.
“Celebramos 110 años de trayectoria consecuente, de compromiso, de militancia”, dicen les integrantes de la asociación, y añaden: “Celebramos 110 años de vida, siempre con las puertas abiertas, dispuestos a defender nuestras banderas aún en los peores años de la dictadura y la persecución. Celebramos el trabajo y la dedicación de todas y todos los compañeros que nos trajeron hasta aquí y de quienes ahora seguimos participando y militando, convencidos de los principios que dieron vida y que sostienen a la Institución. Y celebramos haber llegado a los 110 años y seguir con proyectos, ideas y militancia. Celebramos porque defendemos la alegría y no queremos que nos la roben. Porque siempre hay alguien que se quiere apropiar de la alegría, pero, por los ideales que defendemos, no queremos ni vamos a dejar que nadie se apropie de la nuestra” aseguran.
Marcos Saal, presidente de la asociación, cuenta: “Muchos de sus fundadores eran inmigrantes judíos, especialmente de Europa del Este, que traían consigo, desde sus lugares de origen, -grandes ciudades o pequeños pueblitos, que en idish se llaman shtetl-, las ideas del humanismo y solidaridad características del pueblo judío, potenciadas por la convicción en el trabajo colectivo, del cuidado y defensa de la cultura, y de allí las bibliotecas, los elencos teatrales y los coros, la necesidad de crear de uniones de trabajadores, y de allí la militancia gremial”.
Dicen: 110 años levantando las mismas banderas. Les preguntamos cuáles son. Con claridad las enumeran: el humanismo, el respeto de la otredad, la comprensión de la sociedad como un espacio necesariamente solidario en el cual la convivencia se construye a partir del cuidado de los derechos de todas y todos, especialmente los Derechos Humanos. “Las banderas que levantamos están presentes en nuestras acciones cotidianas. Son banderas que implican asumir que la sociedad, y la colectividad judía como parte de ella, tiene voces diversas, y que la nuestra tiene tanto valor como la de todas y todos. Que entendemos que nuestro espacio debe ser abierto, sin distinción de origen, creencias religiosas ni de ningún tipo. Y que con esa mirada, esas acciones representamos a una importante parte de la colectividad y la sociedad de Córdoba toda. Defendemos la promoción de la cultura y los deportes, y cualquier actividad humana que apunte a desarrollar la convivencia y enriquecer al colectivo, porque esa es otra de nuestras banderas, el trabajo colectivo hacia adentro y hacia afuera de la Institución formando parte de espacios como la Mesa permanente de trabajo por los DDHH, la Red de Salas de Teatro Independiente, el Espacio de construcción democrática que impulsamos y formamos con entidades como Justicia Legítima, APyME, el Sindicato de Trabajadores del Poder Judicial y con más de 10 organizaciones de la sociedad civil, y especialmente, somos parte de la Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina, de la cual no solo nos reconocemos parte, sino que nos permite y ayuda a trabajar con otras instituciones como la nuestra”, afirman.
110 años de historia, dos sedes y mucho para contar
ACIC tiene dos sedes, cada una con una biblioteca: la sede de Barrio Jardín (el llamado “campo de deportes”) y el Centro Cultural o “Platz”. Celina Firbank es parte del equipo de trabajo que, desde hace un año, se embarcó en la tarea de reabrir el espacio. Como la especialista cuenta, la biblioteca nació allá por el 1913, cuando “un grupo de inmigrantes judíos con poco equipaje, pero con un gran bagaje cultural” vinieron a estas tierras para formar su nuevo hogar.
Como aquellos hombres y mujeres, hoy desde ACIC siguen el camino de luchar por una sociedad más justa y un mundo más igualitario y por eso, explica Celina, por ejemplo, la biblioteca hoy pertenece a la Red de Bibliotecas Populares con perspectiva de género y está siempre abierta, tanto para los socios de la institución como la comunidad en general: “Queremos ofrecer este lugar que amorosamente hemos reabierto para aquellas personas que compartan nuestros ideales de respeto por los derechos humanos y una visión progresista del mundo, como un espacio tanto para compartir el material que tenemos, como para tomar algún taller o poder brindar sus experiencias”.
La Biblioteca de Barrio Jardín ofrece diferentes talleres con temáticas variadas. El último, comparten, fue un taller colaborativo con perspectiva de género: “¿Es posible vivir y gozar hoy? Repensándonos desde los feminismos”. También trabajan junto a escuelas de la zona con las que comparten actividades de promoción de la lectura y una actividad sistemática en la que un sábado al mes concurren a la Ciudad Universitaria para poner a circular libros y sean disfrutados.
“Por otra parte, en la sede de la Avenida Maipú, se está realizando un gran trabajo de puesta en valor de documentación histórica de la institución y bibliografía que está escrita en Idish, que era el idioma que hablaban nuestros abuelos” destaca Firbank. Parte del trabajo se está realizando mancomunadamente con la Escuela de Archivología de la UNC y desde el equipo hacen hincapié en que será un gran aporte para revalorizar la historia. Particularmente la de la comunidad (ya que allí se han encontrado documentos importantes que dan cuenta de la solidaridad internacional de la institución, como por ejemplo la donación de una ambulancia durante la Guerra Civil española a los defensores de la República) y también la de la Córdoba: hay documentos que dan cuenta de posturas políticas, comunicados de cada situación coyuntural, nacional o internacional. “Este material histórico está siendo cuidadosamente catalogado, seleccionado, curado y va a estar a disposición de personas que tengan algún interés particular en acceder a ellos, ya sea político, histórico, social o de investigación. Con esto demostramos una vez más que estamos convencidos y convencidas del valor de trabajo en redes, que nutren a las distintas partes que las integran” finaliza la secretaria institucional.
Dora Kaufman, o “Beca”, es una referente histórica de la institución. Tiene 92 años. Al teléfono con La tinta recordó la importancia de haber participado siempre de la vida colectiva. “Hemos criado a nuestros hijos, hemos vivido nuestra vida de familia con el respaldo de esta institución que nos formó y donde formamos”, relata Dora.
Además, hizo especial referencia a Zumerland, la colonia de vacaciones donde se encontraban niños y jóvenes de las diferentes instituciones federadas al ICUF (Idisher Cultur Farband – federación de entidades culturales judías de argentina). Durante todo el año, en los «joven club» y «kinder club» de cada una de las instituciones, se educaba y compartía desde el juego y el encuentro -desde la ludopedagogia- los valores, las ideas y diversas enseñanzas, proceso que se complementaba y potenciaba con la colonia. Por esa colonia, relata Kaufman, pasaron muchos referentes políticos y culturales de nuestro país.
“Son 110 años de pertenecer a la colectividad judía y argentina. Sin hacer diferencias, en todos los órdenes culturales y siempre al lado de los más necesitados. Nuestras ideas son las de la ayuda al prójimo, la libertad, el consenso… la búsqueda del buen estado económico para todos”, finaliza Beca.
La recuperación del Platz
Desde ACIC nos cuentan que hace más de 60 años se inauguró la llamada “Casa de la cultura” o el Platz, en la Avenida Maipú al 300, cuando los socios de la institución decidieron que la mejor manera de poder llegar adelante la defensa de los derechos, el sostenimiento de los valores y la promoción de la cultura era haciéndose de ese edificio. “Evidentemente, estaban en lo cierto y tenían un montón de motivos para hacerlo. Entonces nosotros, a partir de eso, y a seis décadas de esa historia, nos encontramos hoy con ese edificio que tiene un montón de potencial para ofrecerle a la ciudad, a la población en general, que la gente joven la gente grande, a la niñez… a todos los sectores de la sociedad”.
Después de casi un año de haber empezado el proyecto de recuperación y refuncionalización, el edificio está próximo a reinaugurarse. “Había que ponerse manos a la obra para recuperarlo, defendiendo lo que pensaron nuestros socios en ese momento y defendiendo lo que seguimos pensando ahora que sigue siendo igual: hay que promover, promocionar y difundir la cultura, sumando más espacios donde esto suceda, agregando más voces a la escena, agregando lugares donde puedan desarrollarse artistas que no encuentran el lugar para hacerlo. Queremos un Platz donde se puedan generar interacciones, donde se puedan conocer personas, donde se pueda socializar… donde la cultura pueda llegar verdaderamente de mano en mano y de boca en boca” , afirma Martín Saal, miembro de la comisión directiva y coordinador del proyecto.
“Miramos el futuro, estamos activos, tenemos proyectos. Se viene la fiesta de los 110 años, así que esperamos seguir celebrando muchos años más”, finalizaron desde ACIC.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: Fernando Bordón para La tinta