¿Sueña Turquía un futuro sin Erdogan?
El próximo domingo, son las elecciones generales en Turquía. La posibilidad de que el presidente Erdogan no sea reelegido está latente. El voto del pueblo kurdo definirá el resultado final de los comicios.
Por Leandro Albani para La tinta
Más de 64,1 millones de personas votarán el próximo domingo en las elecciones generales en Turquía, en unos comicios que no solo tienen en vilo a todo el país, sino también a los principales poderes regionales e internacionales, teniendo en cuenta el peso político, económico y militar que ostenta el Estado turco.
Del total de votantes, más de tres millones viven en el extranjero, los cuales, en su mayoría, ya emitieron su sufragio en los países donde residen, donde los comicios comenzaron el 27 de abril pasado. La importancia del voto extranjero no es menor en Turquía: es el cuarto caudal electoral por detrás de Estambul, Ankara e Izmir.
La principal incógnita de estas elecciones es la continuidad en el poder del presidente Recep Tayyip Erdogan, que manejó con puño de hierro 20 años de gestión, donde no faltaron acusaciones de corrupción contra su gobierno, vaivenes y tensiones diplomáticas, represiones internas masivas contra las minorías –en especial, el pueblo kurdo, conformado por alrededor de 20 millones de personas- e intervenciones militares externas como en Siria, Libia y durante la guerra entre Armenia y Azerbaiyán, a favor de este último.
Las decisiones tomadas por Erdogan en las dos últimas décadas permitieron reforzar la imagen de una Turquía “imprescindible” para los principales actores internacionales –como se vio en el inicio de la guerra en Ucrania-, al mismo tiempo que las políticas estatales internas redoblaron la pobreza, la inflación, los encarcelamientos de opositores y opositoras, y el cercenamiento de la libertad de expresión.
El principal contendiente del actual mandatario es Kemal Kiliçdaroğlu, dirigente del Partido Republicano del Pueblo (CHP), la organización fundada por Mustafá Kemal (Atatürk), el creador de la República turca y apuntado como responsable del genocidio armenio y de iniciar la persecución sistemática de las minorías, como kurdos y asirios. El CHP, a su vez, integra la Alianza Nacional, uno de los tres principales conglomerados electorales junto a la Alianza Popular, de Erdogan, y la Alianza Trabajo y Libertad, impulsada por el pro-kurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP) y otras cinco agrupaciones de la izquierda turca.
Las últimas encuestas muestran que Kiliçdaroğlu supera a Erdogan por varios puntos, pero no llega a obtener más del 50% necesario para no ir a balotaje. Si el domingo se presenta este escenario, la segunda vuelta se realizará el próximo 28 de mayo. En las encuestas, también se observa que, en el Parlamento, la mayoría la mantendría el AKP, el partido de Erdogan, seguido por el CHP y el HDP, este último con un 12% de intención de votos para la asamblea legislativa.
Entre las razones de la posible derrota de Erdogan, se encuentra la crisis económica que vive el país –con una inflación que crece día a día- y las consecuencias de los terremotos que se produjeron en febrero pasado, en el sudeste del país. Debido a este hecho, que también repercutió en zonas del norte de Siria, fallecieron alrededor de 50 mil personas, 7.000 edificios colapsaron (y otros 50 mil deben derribarse por ser inhabitables) y entre dos y tres millones de personas fueron desplazadas. Además, el gobierno recibió una lluvia de críticas por la falta de respuesta rápida del Estado tras los sismos.
Otra razón que no se puede obviar es el apoyo de la Alianza Trabajo y Libertad a la candidatura de Kiliçdaroğlu. Tanto el HDP como sus partidos aliados llamaron a votar en las presidenciales al CHP y, al mismo tiempo, conseguir, al menos, 100 diputados y diputadas en el Parlamento. El anuncio de la Alianza Trabajo y Libertad para votar a Kiliçdaroğlu fue realizada el pasado 28 de abril. Unas semanas antes, los co-presidentes del HDP, Pervin Buldan y Mithat Sancar, se reunieron con Kilicdaroglu, que manifestó su compromiso a resolver las problemáticas del país a través del Parlamento. En el encuentro, el candidato del CHP aseguró que la “cuestión kurda” y unas posibles negociaciones de paz con la insurgencia del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) y su líder Abdullah Öcalan (encarcelado en la isla-prisión de Imrali desde 1999) debían ser tratadas a nivel legislativo.
La apuesta del HDP y sus aliados es, por lo menos, arriesgada, aunque necesaria para forzar la salida de Erdogan. El CHP, un partido que representa al status quo en Turquía, tiene un historial muy poco favorable hacia el pueblo kurdo: siempre avaló las operaciones militares lanzadas por Erdogan contra las regiones kurdas de Irak y Siria; se mantuvo casi al margen de los intentos del gobierno por ilegalizar al HDP y hasta votó a favor de la eliminación de la inmunidad de los y las diputadas del partido pro-kurdo en mayo de 2016, medida que permitió el encarcelamiento de los ex co-presidente del HDP, Figen Yüksekdağ y Selahattin Demirtaş.
El Parlamento quedaría así. La oposición lograría la mayoría, pero por menos de diez diputados. Con todo, muchos escaños pueden cambiar de manos durante el recuento por el efecto del voto exterior y porque las diferencias son mínimas. pic.twitter.com/MguZDS3C2G
— Andrés Mourenza (@Andresmourenza) May 9, 2023
En las dos últimas semanas, los operativos policiales contra dirigentes de la Alianza Trabajo y Libertad, periodistas, abogados y abogadas, y artistas se multiplicaron en Turquía. Más de 130 personas fueron detenidas –muchas de ellas procesadas judicialmente–, al mismo tiempo que hubo agresiones físicas de grupos ligados al AKP en actos o reuniones del HDP o el CHP. Los vínculos del gobierno de Erdogan con partidos y organizaciones de extrema derecha no son una novedad: su principal aliado en el gobierno, el Partido de Acción Nacionalista (MHP), es la representación viva de la ultraderecha turca.
El futuro cercano de Turquía se encuentra a unos pocos días. El resultado de las elecciones generales marcará los años por venir. Como urgencia principal, si el triunfador es Kiliçdaroğlu, deberá recomponer una economía golpeada que afecta a los sectores más humildes del país. Al mismo tiempo, las promesas referidas a la resolución de la cuestión kurda marcarán con fuerza sus primeros días de administración. El candidato del CHP tiene en sus manos intentar estabilizar el panorama interno en Turquía, aunque, desde el pueblo kurdo, toman con precaución y esperanzas moderadas su triunfo. Si el ganador de los comicios es Erdogan, su plan de gobierno está marcado a fuego y sangre en estas dos últimas décadas.
*Por Leandro Albani para La tinta / Foto de portada: A/D.