Huerta Elemental, el camino hacia la diversidad agrícola
Un proyecto familiar, hilo de una trama de alianzas y compartires fraternos, en Villa Nueva. Así hablan Alejandro Bó y Ana Lucía Cheble de su proyecto. Así, en ese registro, charlamos con elles sobre la importancia de la biodiversidad, de seguir ampliando el banco de semillas que tienen desde hace años y de aprender que la huerta es mucho más que plantar tomate y lechuga para el consumo particular.
Por Soledad Sgarella para La tinta
“La simplificación de la biología en el suelo, su vaciamiento,
equivale a simplificar y vaciar los nutrientes de lo que comemos.
Entonces también estoy simplificando y reduciendo la microbiología del estómago.
Cuanto más lo haga, más voy a dominar a la sociedad.
Porque cuanto más simplificas tu estómago, más se simplifica tu cerebro.
Comes basura y no se produce desarrollo neural”.
Jairo Restrepo
La frase de Restrepo, el ingeniero agrónomo colombiano -referente latinoamericano del modelo de agricultura ecológica-, está fijada en el feed de Huerta Elemental. El proyecto que llevan adelante Alejandro Bó y Ana Lucía Cheble en Villa Nueva, al este de nuestra provincia, tiene dos pilares fundamentales: por un lado, generar el acceso a la diversidad agrícola -investigando, experimentando y reproduciendo semillas y plantas- y, por otro, generar acceso a la información y a los saberes, acompañando esto de arte e ilustración.
“Buscamos generar acceso a las semillas, pero también ir construyendo formas de comunicación sobre la huerta, sobre la diversidad y sobre cómo ampliar los horizontes del cultivo para autoconsumo o para pensar la agricultura de otra manera. El propósito es rescatar variedades y conseguir otras que no estén circulando por estos lados, poder reproducirlas y abrir la información, todo en relación al trabajo en la huerta de forma más integral, más global”, dicen a La tinta.
El paradigma de la diversidad
Tierra, aire, agua, fuego. Los cuatro elementos deben estar presentes en una huerta elemental, afirman Alejandro y Ana Lucía: “Cada elemento es un mundo conceptual de conocimiento y experiencia respecto del cultivo. En cada elemento, existe la posibilidad de conectar y desarrollar mucha información y muchas prácticas, entonces es una forma de organizarnos para tener una visión global de lo que implica la agricultura y no verla como partes: no solo ver cómo plantar el tomate y la lechuga para la ensalada, o solo la cuestión de trabajar la tierra o de mejorar el suelo y el compost. Hay un montón de elementos tanto en relación con lo biológico como en relación a lo cultural que también hace falta verlos para poder generar una nueva cultura de relación productiva con la tierra, desde lo orgánico y desde lo diverso”.
Les integrantes de Huerta Elemental explican que el paradigma de la diversidad es algo que viene desarrollándose como forma de trascender el paradigma de lo orgánico que, según sus palabras, de alguna forma, se enfrascó o tiene sus límites: “Lo diverso es algo mucho más grande, que tiene un montón para darnos y que es realmente una posibilidad de sostener formas de cultivo orgánicas y agroecológicas, pero que, a la vez, nos transforma como sociedad, como cultura. Nos posibilita desarrollarnos a la par de lo que elegimos cultivar para nuestro alimento y otros usos”.
Respecto del banco de semillas, Alejandro destaca todo lo que fue aprendiendo de muchos agricultores y aficionados, entre quienes nombra especialmente a Remo Vénica, de la chacra Naturaleza Viva. Desde el proyecto de más de 200 hectáreas del norte santafesino, les facilitaron muchas semillas, entre ellas, por ejemplo, de arroz.
“Vengo trabajando ya hace unos 15 años, juntando variedades. Yo estudiaba en la facu otra cosa nada que ver cuando se me abrió todo esto, siempre me había gustado el tema de las plantas desde chico, pero lo había dejado de lado cuando busqué otras alternativas para sumar y concretar ese anhelo de transformación del mundo… Lo busqué más por el lado de lo social justamente y, después, cuando vi que mucho de la transformación social va por el lado de la relación con lo natural (o de recrear la relación con lo natural, con el paisaje, con el alimento, con satisfacer lo básico con nuevas formas en armonía y con respeto, y, sobre todo, realmente propias), ahí empecé a juntar semillas. En realidad, a tener experiencias de cultivo y vivir en el campo, teniendo así experiencias, conociendo proyectos y agricultores. Fueron muchos años de nutrirme y de coleccionar tanto plantas como semillas, y, hace un par de años, le dimos identidad a Huerta Elemental como forma de capitalizar un poco eso, de hacerlo un trabajo, de poder dedicarle más tiempo y hacer que sea el laburo más importante para nuestro día a día, para nuestra economía y también para cumplir nuestros anhelos. De poder comunicar algo que sentimos necesario y que vemos como una alternativa que tiene muchísimo para explorar. En ese sentido, la diversidad -tanto hortícola como agrícola- que tenemos para explorar es inmensa y acá, en Argentina, tenemos muy poca experiencia respecto de eso o la experiencia que ha habido sobre esas cosas ha quedado trunca o se ha borrado”, cuenta Alejandro.
El equipo agrega que el sentido de la diversidad es que se pueden cubrir distintas demandas ambientales eligiendo variedades de plantas o semillas, teniendo disponible una variedad que sea posible de cultivo en situaciones climáticas particulares, por ejemplo. “Pero también tiene una pata importante en lo cultural, en lo que las personas desean o les gusta, y eso genera una selección. Entonces necesitamos ampliar los horizontes para poder ver todo el valor que hay ahí, todo el disfrute que podemos generarnos. Hay un montón de fuentes de alimento, de energía, de belleza gastronómica que está ahí, en el mundo, y que hay que conocer para poder usarla, para poder multiplicarla, para que las personas conozcan”, enfatizan.
Otoño, invierno, primavera, verano y otra vez otoño
Desde Huerta Elemental, expresan que cada año notan más la importancia de trabajar con tiempo las transiciones de temporadas: tener las semillas listas para, cuando apenas baja el calor, estar sembrando lo nuevo: “Un dato interesante es que todas las formas de abordar la huertas son diversas: además de las plantas, las técnicas y las formas de cada quien de relacionarse con el cultivo y con el entorno son diversas. Yo creo que hay que animarse a tener en cuenta otras formas, a experimentar, a saber cómo uno ya logró algo, cómo ya conquistó un saber y poder estar tranquilo, pero sabiendo que todas las otras posibilidades no se invalidan. Es lo mismo que con los gustos… Cuando uno ya sabe que le gusta algo, pero no va a comer para siempre eso solo, ¿no? Entonces, la exploración es clave. En relación a cómo trabajar la huerta ahora, en otoño, sabemos que, en realidad, el otoño empieza como temporada antes, no empieza ya al final de este mes, sino que empieza a finales del verano. Las últimas semanas de febrero ya podemos ir sembrando cosas de otoño, podemos ir generando una transición del espacio, del entorno, de todos los cultivos de verano a los cultivos que van a pasar el invierno y que son importantes también como ciclo. Los cultivos de invierno tienen que cubrir el suelo, además de mantenerlo vivo durante la temporada considerada la de temperaturas más bajas. Esto nos permite generar fertilidad, o generar nutrición, al suelo para el verano próximo”.
Por último, les responsables de Huerta Elemental nos recuerdan la importancia de no limitarnos solamente a los cultivos para alimentarnos nosotres, sino todas las otras cosas que se pueden cultivar para nutrir el entorno en general. “Puntualmente, el suelo es la base que necesitamos reconfigurar en la relación. Mientras tengamos una relación de explotación, el suelo siempre va a ir en decadencia y siempre es un trabajo salir de esa entropía. Ahora, entre el fin del verano y mediados o fin el otoño, es todo la época en la cual todo lo que hagamos tendrá repercusión todo el resto del año. Es interesante esta visión de que la huerta es mucho más amplia de lo que hemos logrado ver como cultura occidental, con una mirada utilitarista respecto del cultivo; es urgente incorporar esta visión del ciclo del suelo y de la tierra, de la fertilidad, de incluir a los insectos, aportándonos no solamente comprensión, sino más facilidad de trabajo y de eficiencia en nuestro vínculo con la tierra”.
*Por Soledad Sgarella para La tinta / Imagen de portada: Huerta Elemental.