La Maite Amaya: nueva sede de CENMA en la UPC
Comenzó la matriculación de estudiantes el espacio de terminalidad educativa, enmarcado en el programa de promoción de derechos para el colectivo travesti trans+ “Maite Amaya” de la UPC. Con orientación en arte y cultura, una mirada pedagógica desde la educación popular y perspectiva de géneros y diversidades, esta propuesta espera abrazar a todas aquellas personas del colectivo mayores de 18 años que quieran terminar el secundario.
Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta
Esta semana comenzó la matriculación de estudiantes en la sede del CENMA que funcionará en la Universidad Provincial de Córdoba (UPC), en el marco del Programa Maite Amaya.
Un sueño hecho realidad. Una tesis de estudiantes de la licenciatura en Arte y Gestión Cultural dio origen a este espacio de terminalidad educativa con orientación artística, que abraza y da lugar a la población LGBTTIQ+. La semilla fue aquel proyecto que escribió, narró y puso en escena un deseo que venía parido en los espacios de militancia de las estudiantes.
En La tinta, conversamos con Paola Nicolás, coordinadora pedagógica de la sede del CENMA UPC Maite Amaya. “Aquel proyecto de tesis comenzó a resonar en la universidad y las estudiantes se lo presentaron a la Secretaría de Extensión y Relaciones Institucionales de la Universidad Provincial de Córdoba –cuenta Paola-. Fue Mariela Edelstein quien decidió junto con las estudiantes darle curso para que sea un hecho, un deseo realizado aquí, en la UPC”.
El espacio educativo del programa Maite Amaya está inscripto en la Modalidad de Jóvenes y Adultos del Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba. El proyecto siempre estuvo comprometido con los procesos de reparación histórica que demanda el colectivo LGBTTIQ+ y mediado por un contexto social marcado por la aprobación de la Ley de Cupo Laboral Trans. Es importante decir que desde aquella semilla hasta la actualidad el colectivo estuvo involucrado en la elaboración y concreción del espacio educativo. En ese marco, y con una tesis pujando para dejar de ser sólo deseo, se convirtió en una realidad con más de 100 estudiantes.
“Sostuvimos un diálogo permanente con referentes del campo del arte y la cultura en Córdoba, para que pudieran colaborar con nosotras en una redacción amorosa, política, transformadora, contundente y pedagógica de la orientación que quiere y quiso tener perspectiva de géneros y diversidades”, explica la coordinadora del espacio para la terminalidad educativa. A mediados del año pasado, consiguieron la aprobación de la especialidad.
Mientras tanto, desde la Secretaría de Extensión y Relaciones Institucionales de la UPC, se decidió abrir un programa de extensión que alberga varios proyectos y, particularmente, la sede del CENMA. Así, en mayo de 2022, nace el Programa de Extensión Universitaria Maite Amaya, que busca poner en escena en la UPC acciones ligadas al arte, cultura y educación, tendientes a favorecer procesos de restauración de derechos para todo el colectivo. La Maite alberga este espacio educativo, pero también otras acciones, como los talleres de artes y oficios que se dictaron durante el año pasado, intentando que la figura del tallerista también sea ocupada por compañeres del colectivo.
“El nombre Maite Amaya sintetiza una manera de rebelarse contra lo establecido. Se llamaba a sí misma como bruja, piquetera, anarco, transfeminista. Dejó este mundo en 2017, siendo querida y reconocida por toda la comunidad LGBTTIQ+ por su incansable accionar en busca de más derechos. Llevar su nombre significa contar con todos los colores del arcoíris puestos en la vida de esta guerrera que, con su andar, nos dejó muchas enseñanzas de amor a nuestro pueblo y a la diversidad que habita en él. Llevar su nombre es abrazar la lucha contra las injusticias y el reconocimiento a las disidencias. ¡Queremos estar siempre del lado Maite de la vida!”, afirma Pao Nicolás.
Este proyecto educativo se organizó en tres ejes fundamentales: educación popular, perspectiva de géneros y diversidades, y el arte como herramienta de transformación social, lo que ofrece un cauce seguro para reconocer a aquelles expulsades y generar las condiciones para que eso no vuelva a pasar.
“Estamos convencidas en la construcción de un proyecto educativo desde el amor. Un amor político con potencia transformadora que entiende, devela, revela y pone en escena sutilezas metodológicas, pedagógicas y didácticas. Que permite componer procesos y espacios de enseñanza y aprendizaje que abracen las trayectorias singulares de las personas. Y propiciar así experiencias que favorezcan el acceso a un derecho humano básico como la educación”, remarca Pao Nicolás.
La sede del CENMA de La Maite busca favorecer que, principalmente, la población travesti-trans+ acceda a un espacio para terminar la secundaria. Solo hay que tener más de 18 años. La modalidad de cursado es semipresencial, lo que permite trabajar desde casa. Las clases presenciales se desarrollarán lunes, miércoles y jueves a la siesta en aulas de la UPC. La idea es que funcionen como tutorías para profundizar y sacar las dudas.
Desde aquella tesis semilla hasta este marzo de comienzo de ciclo, hay un hilván que se hizo trama. “La trama para llegar a nuestro horizonte deseado. Por un lado, tomar parte protagónica y comprometida en los procesos de reparación histórica que nos debemos como sociedad al colectivo LGBTTIQ+. Por otro lado, pincelar desde las sutilezas un mundo donde quepamos todes digna y felizmente”, dice y se emociona la coordinadora del espacio educativo.
Escuelas que alojen, que abracen a todes. Escuelas que descubran, hombro con hombro y de la mano, todo lo que se pueda crear. Esas son las escuelas que queremos, como La Maite.
*Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta / Foto de portada: A/D.