Nacer del fuego
La Multisectorial Humedales emergió en pleno ecocidio como una experiencia disruptiva de organización asamblearia. Irrumpió en el espacio público generando acciones como la Unión de las dos Orillas o la travesía en kayak de 350 kilómetros hasta el Congreso de la Nación, remando contra el lobby que sigue demorando la sanción de la Ley de Humedales. Una organización que se fue gestando arriba del puente Rosario-Victoria, el cual no dudaron en cortar cada vez que fue necesario y por el que marcharon en una acción inédita de movilización popular. Una experiencia de organización y lucha que combina el corte de ruta con la performance, el artivismo y el acampe, la denuncia y el hecho artístico. La Multisectorial Humedales rema y camina, marcha a través del agua y de la tierra, y hasta ha devenido en brigada para apagar el fuego que arrasa con uno de los humedales más grandes del mundo.
Por Tomás Viú para enREDando
Esa tarde, Rodo Martínez tenía que ir a la radio, como todos los sábados a las cuatro, para hacer el programa que llevan adelante desde la Cátedra del Agua de la UNR. Pero terminó arriba del puente Rosario-Victoria junto a un montón de personas que, por entonces, ya decían que basta de quemar las islas y que para cuándo la Ley de Humedales. “Ese sábado no pude estar en la radio, pero con mucho gusto porque sabía que tenía que estar ahí. La inacción que uno veía desde afuera había que transformarla de mínima en pudrirla un poco para ver si pasaba algo”. Rodo vive cerca del río y lo que venía sintiendo desde un mes antes de aquel 18 de julio de 2020 era algo muy parecido a lo que sentiría dos años después: veía, olía y respiraba el humo que salía de las chimeneas del extractivismo. Pero también sufría la falta de respuestas políticas y judiciales.
–Sabíamos que había acciones legales como las del Paraná No Se Toca, actividades de visibilización en el Parque España como el Paranazo. Pero también veíamos que después no pasaba nada. Entonces algo más había que hacer.
Ese algo más empezó de manera contundente cortando la Ruta Nacional 174, bloqueando el tránsito del puente Rosario-Victoria. “Arrancó con el impulso de intentar canalizar tanta frustración y dolor en una acción que entendíamos que era de máxima, y que era cortar el puente Rosario-Victoria; el inconsciente colectivo sabía que era por ahí, muchos años se había hablado de que eso tenía que suceder”. Hacia ahí fueron las y los ciudadanos de a pie que, ese mismo 18 de julio pandémico, terminaron formando una asamblea que sería el inicio de algo grande.
Rodo Martínez, quien integra la Comisión de Prensa de la Multisectorial Humedales, recuerda que la cosa empezó como un intento de conciliar a todas las organizaciones, pero que, con el tiempo, fueron viendo que cada organización tiene su lógica y que además había muchas personas autoconvocadas. “El nivel organizativo fue naciendo. Lo que pensamos que iba a ser una unión de organizaciones terminó siendo una organización nueva. Es ir aprendiendo sobre la marcha, siempre teniendo en claro que todo se define en asamblea”.
Tania Kaufmann –rosarina, 37 años, estudió Bellas Artes, cuestiones relacionadas a lo holístico y a la sanación- había cambiado algunos hábitos individuales a partir de su preocupación por la salud ambiental global atravesada por la pandemia. Pero se dio cuenta de que con eso no alcanzaba, que no lo podía hacer sola, que el cambio debía ser colectivo. Su primera salida en el marco de la cuarentena y las restricciones sanitarias fue el abrazo al río que se hizo en el Parque España como una primera gran acción contra las quemas en las islas del Delta del Paraná. “Después hubo otra acción en la Rambla Catalunya y después se empezó a cortar el puente”, reconstruye Tania. Se enteró del primer corte cuando ya estaba terminando. Por eso, fue al segundo.
–Fue muy emocionante, yo venía participando de otros reclamos ambientalistas que se hacían la ciudad y nunca había visto tanta gente arriba del puente. Me movilizó que estuviera sucediendo, que la gente -activistas y ciudadanos- estuviésemos reclamando por algo que sentía urgente.
Las concentraciones espontáneas que se fueron dando cita arriba del puente empezaron a crecer en organización y en cantidad. Tania calcula desde el recuerdo la curva ascendente que se dio en cuestión de semanas. Al primer corte, habrán ido unas 50 personas; en el segundo –donde empieza a conformarse la Multisectorial-, ya eran alrededor de 200. Y en el tercer corte, el número seguía trepando. “Llegué y no podía parar de llorar de la emoción: ya éramos 400, 500. Era mucho”. Ese día, Tania pasó su cumpleaños arriba del puente. Les dijo a sus amigos que no iba a organizar un festejo y les invitó a estar con ella en el corte. También recuerda el siguiente mojón, cuando en el marco del cuarto corte del 2 de agosto de 2020, hicieron una sahumada con mujeres de pueblos originarios. “Era la primera vez que sentía que también estábamos escuchando a las que vienen luchando por estas cuestiones hace cinco siglos. Porque lo que hoy nos afecta de la destrucción de la tierra, la minería y todo lo demás, llegó con la conquista. Después, el tiempo va aggiornando diferentes formas en el extractivismo”.
–Tratamos de ser la voz del humedal-, dice Estefanía Villalba a modo de presentación. “El fin nuestro va a ser siempre el humedal y su conservación. Tratamos de tener una voz plural, de que no prevalezca ninguna por sobre otra”. Estefanía también participa de la Multisectorial Humedales desde 2020. Al principio, solamente iba a los cortes del puente, pero después empezó a ver la organización que se iba gestando. Decidió sumarse después de presenciar la Unión de las dos Orillas, una acción en la cual una larga fila de kayaks se desplegó a lo ancho del río Paraná en un abrazo simbólico entre la costa rosarina y la entrerriana. Estefanía no había militado en ninguna organización y tampoco era de ir mucho al río. “A partir de todo esto, amé más al río y tomé más conciencia de lo que tenemos ahí enfrente. Muchas veces se piensa que, para despejarse, hay que ir a Córdoba y acá tenemos esta naturaleza que se está perdiendo”.
Estefanía tenía la necesidad de juntarse con otra gente que sintiera lo mismo que ella, que tuviera ganas de denunciar lo que estaba pasando. “Hay muchas cosas en Rosario que están mal como las muertes en los barrios y el narcotráfico. Pero siento que esto es la punta del iceberg que tiene que ser atacada porque enlaza todo: el hecho de que haya un poder económico tan concentrado como para hacer este trabajo constante con complicidad del Estado y del Poder Judicial”.
Estefanía se refiere a la militancia continua, al hecho de organizarse más allá de la dirección del viento que lleva y trae el humo de un lado para el otro. “De pronto, la situación explota por todos lados por el humo en Rosario, pero acá nos juntamos una vez a la semana en asamblea y estamos divididos en comisiones. Es fundamental para un trabajo horizontal. Es complicado, hay muchas discusiones, pero es un constante aprender para mí y para lo grupal”.
Tania explica el por qué la Multisectorial Humedales (MH) no tiene representantes. Fue una decisión tomada desde la génesis. “Lo hablamos la primera vez en el puente: no queremos que haya una cabeza que cortar. Sabemos que nos estamos poniendo en riesgo, si bien en Rosario no se dan situaciones como en otros lados donde a los ambientalistas los atacan y amenazan de muerte. La masividad y el carácter que tiene la ciudad nos protege, pero hay una lucha de poder muy grande por ser una ciudad portuaria, con todo lo que eso significa”. Por eso, todas las decisiones se toman en asamblea; cuando el tiempo apremia y tienen que salir rápidamente con alguna posición o adhesión, intentan que esas informaciones circulen previamente por todas las comisiones.
La MH es una experiencia disruptiva de organización asamblearia que fue generando acciones como la marcha por el puente Rosario-Victoria –un hecho inédito en la historia de la movilización popular-, la Unión de las dos Orillas o la travesía náutica con la caravana de kayaks que partió desde la Rambla Catalunya y, después de remar 350 kilómetros durante una semana, llegó al Congreso de la Nación para exigir la sanción de la Ley de Humedales.
En la genealogía de la lucha y las relaciones parentales, Rodo ubica como un hermano mayor al Paraná No se toca. “Todo el recorrido que vienen haciendo. Haber aprendido eso, visto y leído los informes del Taller Ecologista”. También menciona como referencia la experiencia que vienen sosteniendo en Chubut con la movilización popular.
–Eso es lo que hemos visto y leído, pero somos hijos del fuego. De ahí nacimos, de ver el fuego y la inacción. Al posible árbol genealógico, Rodo agrega la pata propia que pretenden sumar desde la MH. “Entender que algo más tenía que aparecer para intentar empujar o poner otros pareceres en el terreno del juego de la política, en el sentido de la interpretación de la realidad, entendiendo que esta quema no es normal. Diciéndolo en la calle y donde hay que denunciarlo”.
La cantidad de personas que participan de la MH va fluctuando de acuerdo a algunas variables, por ejemplo, la situación de las quemas en las islas. Sin embargo, hay un núcleo activo fijo que actualmente tiene alrededor de cincuenta personas que se organizan en Comisiones: Prensa, Redes, Artivismo, Asuntos Legales, Cuidados Colectivos (autodenominada Carpinches) y Plantación. Rodo hace una diferenciación: “Hablamos de un núcleo activo fijo 24/7, un núcleo presente alrededor de cada actividad y también la ciudadanía que se siente convocada en cada llamamiento o en los intentos de hacer sinergia como, por ejemplo, pasó con la Crack Bang Boom donde conectamos para seguir esparciendo esto que, en realidad, es el sentir de toda la ciudad de Rosario”.
En el perfil de las redes sociales, se presentan como ‘autoconvocades por la preservación y restauración de los humedales del Delta del Paraná y de todo el país’. Una organización que convoca y moviliza, así en la vida como en las redes, en donde han ido cosechando 34 mil seguidores. Ese caudal de apoyo ciudadano fue la herramienta a la que recurrieron aquel día mientras acampaban en el puente Rosario-Victoria, cuando las condiciones climáticas adversas atentaron contra la masividad de la convocatoria. “Si no les poníamos los bolsos adentro, se volaban las carpas. El apoyo de la ciudadanía era total, llegaban mensajes de ayuda; un día de mucho calor, frenó el conductor de un auto que nos había visto en la tele a repartirnos helado”. Cuando se presentaron en el acampe las fuerzas de seguridad, las decenas de miles de seguidores pudieron observar la transmisión en vivo que hicieron por las redes. La virtualidad fue un escudo. Dirá Rodo: “Los seguidores y algunas comunicaciones claves como abogados y abogadas que se ponían a disposición, mensajes de concejales y diputados. Creo que por eso nunca nos han bajado los palos, por el grado de comunicación y visibilización que hemos logrado. No podemos decir lo mismo de otros rincones de la Argentina”.
La voz del humedal
La MH va trazando diferentes recorridos de acuerdo a los objetivos. El corto y el mediano plazo; lo urgente, lo necesario y lo posible. El eje rector es la defensa de los humedales como reservorio de vida. Dentro de las escalas: que paren de quemar, que salga la Ley de Humedales, que se siga contagiando la puesta en valor de estos sistemas vitales. “Muchos de los miembros somos críticos de este sistema productivo, pero lo que intentamos es hablar en criollo y empujar hacia lo obvio, porque esto ya es un horror”, dice Rodo y suma: “Estamos proponiendo algo que no es tan loco. Se trata del último reservorio de vida cercano. Cuanto menos, se tiene que someter a debate”.
¿Cómo contar el horror? ¿Cómo poner en escena un ecocidio tan voraz, tan arrasador, tan inocultable? El arte y la política –en su sentido más amplio- históricamente han tenido ligazones, cruces y tensiones. En muchas ocasiones, aparecen indisolublemente imbricados y el hecho artístico y político se vuelven uno. En la Multisectorial Humedales, el arte tiene una presencia fundamental a la hora de pensar y proponer las acciones. Deviene en herramienta que interpela, incomoda, cuestiona, denuncia.
–El arte es una protesta. Es un lenguaje para llegar a la gente con otras emociones-, dice Estefanía, que participa de esta Comisión. “Es la metáfora de lo que uno puede decir en palabras. Poder trabajar con otras formas creativas”. Recuerda lo que implicó pensar la caravana del fuego que se hizo en Rosario a fin del año pasado, en la semana de los humedales. “Pensamos en llamar la atención. Cómo hablamos del fuego si es justamente lo que está tomando las islas”. Fueron estableciendo las relaciones a partir del elemento: el fuego como motor de vida, presente en la cocina y en el origen de las sociedades. “Rescatar un elemento que hoy se está utilizando para el ecocidio, utilizarlo para sensibilizar”. La caravana del fuego recorrió con estas interpelaciones distintos lugares céntricos de Rosario.
–Es buscar una forma de exteriorizar como humanos, es la posibilidad de transmutar el dolor que me está causando esta situación: poder comunicar de una forma que realmente conmueva-, dice Tania, quien también integra esta Comisión. Lo siente como una herramienta para calmar la impotencia y encauzar la energía absorbida. Sintetiza: “Poder transformarlo en algo que realmente tenga una potencia”.
Estefanía cuenta que, actualmente, en la comisión de arte, son unas diez personas, muchas de las cuales son docentes. Explica que inicialmente se dividían en tres: muralistas, músiques y artes escénicas. Y que hoy prevalecen estas últimas: con lxs artistas visuales confeccionaron las máscaras que utilizaron en la acción que desplegaron en el marco de los Juegos Suramericanos, intervención que denominaron Fuegos Sudamericanos, cuya explicación está a las claras: Tania comentará que transformaron los juegos en los fuegos porque toda Latinoamérica estaba ardiendo.
Gustavo Cerati escribió una vez que la poesía es la única verdad y que sacar belleza del caos es virtud. Estefanía detecta algo de eso en las fotos que documentaron las intervenciones de la Multisectorial apagando los focos que se multiplicaban en las islas: “Esas fotos transmiten la tragedia y tienen, al mismo tiempo, una belleza. Es extraño porque está pasando algo horrible. Sin embargo, la imagen estéticamente es increíble”. Estefanía propone una mirada: “El activismo tiene que tener algo de fiesta y alegría. Somos seres humanos que necesitamos el calor, la alegría de luchar, de saber que estamos haciendo algo encontrándonos con otros. En lugar de quedarnos en las redes posteando cosas, estamos ocupando horas de nuestros días en crear algo nuevo”.
Rodo también considera que la alegría como forma de construir resistencia es un elemento distintivo de la organización. “Es durísimo lo que se ve y son bastante turbias las complicidades, pero nos encontramos felizmente entendiendo que estamos juntos y que es por acá”.
Tania pintó junto a otros compañeros casi todas las banderas que tuvo la Multisectorial hasta ahora. Cada vez que tienen que pintar una barredora, avisan en un grupo de WhatsApp en el que hay artistas y muralistas. La última barredora de la Ley de Humedales les llevó cinco días de trabajo. “Salíamos de trabajar y desde las seis de la tarde hasta las dos de la mañana pintando, durante cinco días. Hasta donde nos diera la vista”, describe Tania, mientras resume la intención de la comisión de artes escénicas: realizar acciones disruptivas, no violentas y concientizadoras.
La entrevista con Tania ocurrió unos días antes de la participación de la MH en el desfile final de la Crack Bang Boom, en donde recorrieron la pasarela con los personajes del humedal: la abejita, los pájaros negros, los esqueletos de pájaros, algunos carpinchos, un pescado grande que les prestó El Paraná No Se Toca. “Todo el tiempo van surgiendo nuevos personajes. Para la Crack Bang Boom, estoy armando un aguará guazú con cartapesta y cartón, y otra chica está armando más pájaros”. Rodo destaca lo que genera el hecho de estar cerca de la gente. “Uno de los últimos disfraces es un yacaré que hizo y nos regaló una persona de Baigorria que le gusta armar trajes. Lo único que nos pidió es que lo usemos. A esa persona la conocí arriba del Puente en el último corte que hicimos”.
Tania reconstruye otra de las intervenciones artísticas para la cual una escuela de teatro les prestó unas capas verdes: “Éramos como guardianes de la naturaleza que llevábamos estas capas; en una mano, una planta viva y, en la otra, un reloj. El mensaje era que el tiempo es ahora, no hay más tiempo: los relojes estaban todos parados”.
Plantarse
La comisión de Plantación, de la que también participa Tania, tiene su propio ritmo. Son los tiempos de la naturaleza. Ella se sumó para saber un poco más sobre las plantas nativas de la zona. Se había dado cuenta de que sabía más de las plantas medicinales y silvestres de otros lugares del país que de las más cercanas. Explica que en Rosario hay tres bio-regiones: pastizal pampeano, bosque de barranca e islas del Delta del Paraná.
Inicialmente, los saberes de la comisión fueron motorizados por un biólogo y una bióloga que comenzaron transmitiendo sus conocimientos al resto, por ejemplo, en relación con la manera de poder recuperar los suelos de los humedales urbanos. En esos intercambios, Tania aprendió que, primero, la vegetación debe proliferar de este lado de la costa para, luego, llegar a las islas. Después de un año de formación, hicieron la primera acción hacia afuera: en espacios públicos, plantaron árboles nativos que les habían donado. Los lugares fueron el Mirador Ludueña en la desembocadura del arroyo, el Parque Sur frente al arroyo Saladillo y el espacio donde estaba la huerta urbana frente al río a la altura de calle Italia. “Son lugares que necesitan que Rosario les dé un poco la cara antes de que el inmobiliario se los apropie. En esas plantaciones fue un montón de gente. Y comenzamos a planificar un manual de germinación, un manual pedagógico cortito que explica cómo se conforma Rosario con las eco-regiones, qué plantas van en cada lugar y cómo se las germina y cuida hasta poder plantarlas”, relata Tania.
Otra de las actividades que hacen es visitar espacios afines como viveros de plantas nativas. Fueron a la Reserva de Villa Gobernador Gálvez, a Lucio V López, Funes, Pérez. “Yendo a buscar lo que Rosario perdió de su biodiversidad”, explica Tania, mientras agrega que actualmente tienen en sus casas algunos plantines que van creciendo para próximas acciones. “También tenemos un nexo con Flor de Huerta (ubicado dentro del Hospital Carrasco) donde hay plantines de arbolitos y algunas otras nativas. En barrio Las Heras, plantamos quince árboles nativos junto a un club de barrio. Estas cuestiones nos revitalizan”, sostiene Tania.
Pasando entera la película en cámara rápida, desde la MH, se fueron multiplicando las acciones e intervenciones. Sin embargo, las quemas continúan y la Ley de Humedales sigue sin concretarse. “Tuve la buena fe de creer que los gobiernos iban a escuchar el reclamo popular e iban a actuar en consecuencia. Lamentablemente, hasta el día de hoy, lo único que escuchan es la voz de los lobbies; el silencio judicial habla de esa misma complicidad”. Rodo sintetiza la inacción estatal que, a lo sumo, plantea acciones coyunturales al modo parche. “Van a apagar el fuego en lugar de evitar que ese fuego se prenda”.
Estefanía resalta la recuperación del cuidado colectivo. “Fue todo un laburo sostener las asambleas virtuales. La grupalidad no es fácil de trabajar”. Sin embargo, en la MH, lo que sobra es lugar para el debate. “Si hay algo que hace ruido, lo discutimos hasta buscarle la vuelta”.
*Por Tomás Viú para Enredando / Imagen de portada: Eduardo Bodiño.