Cuero de hongo, un biomaterial desarrollado por científicas rosarinas
Investigadoras del Instituto de Procesos Biotecnológicos y Químicos de Rosario crearon un biomaterial con características similares a las del cuero vacuno, mediante el uso de un hongo que se produce a partir de residuos agroindustriales como el orujo de uva. Actualmente trabajan en cómo escalar el proceso productivo.
Diana Romanini es la directora de este equipo de investigación y le dijo a TSS: “Nosotros nunca trabajamos con materiales, siempre trabajamos con hongos y generamos metabolitos, pigmentos y resinas. También hicimos proyectos de ácido láctico, de prebióticos y en la cuarentena un emprendedor local nos propuso hacer un biomaterial de orujo. Se nos ocurrió ponerle un hongo que lo fermente y nos sorprendió que surgiera este material que cada vez se ponía más interesante y más parecido al cuero”.
Este biomaterial, además de resultar una alternativa al uso de cuero de vaca como insumo para ropa, carteras, zapatillas o estuches, y también puede ser compostado ya que es biodegradable, a diferencia del ecocuero comercial. Además, la industria de la curtiembre utiliza muchos productos químicos que son muy agresivos para el ambiente y que en este caso no son necesarios.
Durante la investigación probaron la respuesta de este hongo con diferentes sustratos para ver los resultados. El mejor hasta ahora ha sido con el orujo de uva, pero también aferchillo de trigo, aserrín y cáscara de soja. Se hicieron pruebas también con zanahoria de descarte y avena para caballos. De todas formas, Romanini dijo: “No utilizaríamos un alimento para hacer este cuero”. Es muy común en el mundo científico el conflicto que se genera al momento de usar alimentos como insumo para otras industrias que no sean la alimentaria.
El orujo de uva está formado por la piel, las semillas y parte de la pulpa y puede recibir pretratamientos para que tenga más o menos de cada ingrediente, por lo que están trabajando con diferentes combinaciones para encontrar el ideal. En el proceso de producción de este biomaterial solo queda como residuo un poco de agua y algunos elementos orgánicos adheridos a la parte inferior que deben extraerse. Se trata de residuos que ya han sido digeridos por el hongo por lo que son fácilmente biodegradables, incluso más que el orujo o cualquier otro sustrato que llegue sin tratamiento.
Un problema que tiene la industria del cuero vacuno es que tiene una forma muy irregular y hay mucha heterogeneidad entre las piezas, por lo que se genera mucho desperdicio. En este caso, la tela se puede hacer de la forma que se necesite ya que depende de la bandeja en la que se deposite el sustrato. La única limitación tiene que ver con el tamaño de la cámara en la que se conserva durante el crecimiento de los hongos.
“Es un biomaterial con las características del cuero de vaca. Todavía estamos calculando bien los costos, todavía no tenemos un número definitivo porque hasta que no lleguemos al prototipo que pensamos escalar es un poco difícil calcularlo”, dijo Romanini. En todo el mundo se están haciendo muchas investigaciones para poder reemplazar el cuero animal y el sector biotecnológico busca hacer cueros basados en plantas y con diversas especie de hongos.
Además de Romanini, forman parte del IPROBYQ María Rocío Meini, Laureana Guerra, Camila Ponce De Leon, Natasha Melnichuk, Dana Piazza y Adriana Clementz. “Nuestro instituto es bastante nuevo y está apuntado a este tipo de proyectos que se insertan en lo regional, para aprovechar los residuos de las actividades agroindutriales. Casi todos los proyectos están orientados a generar tecnología aplicada”, explicó la investigadora. El equipo también está trabajando en usar hongos para extraer prebióticos de zanahorias de descarte con el objetivo de hacer jugos naturales supernutritivos para niños.
*Por Matías Alonso para Agencia TSS / Imagen de portada: Agencia TSS.