La revolución es magnífica
La semana pasada, se presentó en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires (FILBA) el libro «La revolución es magnífica. Encuentros con Rosa Luxemburgo». De descarga gratuita y libre -coordinado por Hernán Ouviña y co-editado por Milena Caserola, y con las ilustraciones de Ro Ferrer-, la publicación es un homenaje y una oportunidad de lectura accesible para conocer a la revolucionaria alemana y sus impactos en nuestras luchas actuales.
Por Redacción La tinta
Como bien dice Daniel Campione para la Revista Tramas: “Este es un libro colectivo. No hay que confundirlo con una simple compilación de artículos de varios autores. Aquí hay un enlace entre diferentes agrupaciones militantes que reflexionan acerca de la relación entre sus prácticas respectivas y el pensamiento de Rosa Luxemburgo”.
Y empezamos esta nota acá porque, como medio, participamos en el libro presentado la semana pasada en la 46º FILBA y que se comenzó a gestar hace unos años a partir de una serie de talleres y charlas debates que, entre 2018 y 2021, se realizaron desde la Fundación Rosa Luxemburgo con organizaciones, movimientos y activistas que integran hoy la «La revolución es magnífica. Encuentros con Rosa Luxemburgo«.
“Para Rosa, la revolución, lejos de ser un evento futuro, involucra una transformación integral que se inicia aquí y ahora, en el devenir de la vida misma. Implica combinar denuncia y anuncio, impugnación y vocación autoafirmativa, resistencia y edificación, realismo y utopía, ciencia y política, crítica e imaginación, arraigo y trashumancia, lucha sin cuartel y fantasía concreta. En esa senda, este libro busca resituar a las organizaciones y movimientos populares como intelectuales colectivos, que producen teoría, reflexionan, investigan, sistematizan, cartografían y forjan conceptos-de-lucha, para comprender y revolucionar la propia realidad que habitan y disputan a nivel cotidiano”, explican desde la Fundación Rosa Luxemburgo.
El material colectivo busca traer al presente el pensamiento crítico y la acción política de la revolucionaria asesinada el 15 de enero de 1919 en Berlín. Como explican desde la Fundación, lo que finalmente salió a la luz no es, en sentido estricto, un libro sobre Rosa, sino desde y a partir de ella como un “centro de anudamiento” de los posibles rumbos en que se divide -o compone- la circunferencia del horizonte en una brújula, “teniéndola como interlocutora y punto de juntura, teórica y activista con la que (trans)formarnos y (con)movernos”.
La palabra, ese caballito de batalla
El compilador Hernan Ouviña nos convidó con las preguntas que conforman los ejes de sentido del libro: ¿qué tiene para decirnos una mujer judía-polaca y migrante, que militó hace más de un siglo atrás en regiones tan distintas como distantes de la realidad que hoy en día habitamos e intentamos revolucionar? ¿Por qué (re)leerla en esta coyuntura de crisis tan aguda?
Nuestra respuesta es el artículo “La palabra, ese caballito de batalla: la Rosa y La tinta”, ubicado en el segundo de los cinco capítulos y que aúna experiencias en torno a la formación política, la cultura y la educación popular. Cuando arrancamos La tinta, allá por el 2016, los legados de Rosa Luxemburgo -a decir verdad- no estaban tan sobre nuestras mesas. Sin embargo y sin saberlo, nuestras ganas, nuestras militancias, nuestros proyectos encontraron sostenes en sus enseñanzas.
Como Rosa, nos subimos a un mismo caballito de batalla: la palabra. Su palabra rebelde que va mutando a lo largo de su vida, una palabra fuerte y justa que se despliega en cartas, ante multitudes, sin demagogias ni especulaciones. Ante un mundo complejo, donde unos pocos siembran odio y destrucción violentando al resto de los seres, asumimos la palabra como herramienta artesanal de construcción.
Así como hizo la revolucionaria alemana, siguiendo el legado de las inmensas mujeres que fueron parte de este mismo camino, entendemos que “sin libertad de prensa, sin libertad de expresión y reunión, sin la lucha libre de opiniones, la vida en todas las instituciones públicas se extingue, se convierte en una caricatura de sí misma en la que solo queda la burocracia como elemento activo”, tal como decía Rosa.
Desde La tinta, nos animamos a tramarnos con Rosa en el recorrido de estos años, que, sabemos, hacen parte de un tiempo histórico donde nos sentimos hermanades con mujeres como Luxemburgo. Seguimos un camino poblado de preguntas, incomodidades, dolores y contradicciones, pero con la certeza de que el camino es mirar allí donde los nuevos mundos se obstinan en nacer, entendiendo, como lo entendió Rosa hace más de un siglo, que debemos poner en el centro la vida, porque eso es lo que está puesto en juego.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: Ro Ferrer.
