El cine resiste, la cultura no caduca

El cine resiste, la cultura no caduca
12 abril, 2022 por Julieta Pollo

Por Julieta Pollo para La tinta

En 2017, se aprobó una reforma que dice que el último día de 2022, caducan los Fondos de Fomento que hace décadas se asignan a los organismos de cultura, retroalimentando la producción nacional de sectores como el cine, el teatro, la música, las bibliotecas populares, la televisión y las radios comunitarias. 

Esta es la punta del iceberg de la crisis que atraviesa hoy la industria del cine. Este lunes, les trabajadores audiovisuales salieron a la calle contra el vaciamiento del sector: por una nueva Ley de Cine, por la defensa de la autarquía del INCAA, por la sostenibilidad de la cultura, diversa y federal. 

Lo que está en juego es la identidad, que se afianza en la producción y circulación de nuestra cultura. La soberanía y la diversidad cultural, que es nuestra y no puede depender del mercado. 

Una punta de ovillo -sencilla, inacabada- para pensar a dónde van los dineros de nuestro cine.

Resistencia, represión, renuncia: ¿y ahora?

Tras dos años de disconformidad con la gestión de Luis Puenzo, trabajadores del sector audiovisual se reunieron ayer por la tarde para pedir la renuncia del presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), así como la toma de medidas urgentes ante la inminente caducidad del fondo de fomento cinematográfico, en diciembre de 2022. 

Más de una treintena de colectivos de la industria audiovisual (presentes en el lugar y a través de redes sociales desde otros puntos del país) denunciaron una gestión ineficiente y un presidente que en dos años nunca escuchó al sector ni al propio Consejo Asesor del INCAA, como lo estipula la Ley de Cine. 

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(Imagen: Mariana Nedelcu)

Cuando la marcha pacífica estaba llegando al edificio del INCAA en el centro porteño, un numeroso operativo policial comenzó a presionar con escudos a la multitud hacia la vereda, para que abandonara la calle. Entre golpes y empujones, se desató una represión que terminó con fotógrafos, cineastas y artistas heridos, y con cuatro personas detenidas y posteriormente liberadas: los estudiantes de la ENERC Agustín Ríos, Manuel Alam y Andrés Martiervich, y el cineasta Juan Mascaró, presidente de Documentalistas Argentinos (DOCA).

Ayer por la noche, el ministro de Cultura Tristán Bauer dio a entender que apartaría de su cargo a Luis Puenzo y se comprometió a cambiar el rumbo del Instituto: llamar a concurso al rector de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC) y reincorporar a su secretaria académica, además de convocar al Consejo Asesor para que retome sus actividades de co-gobierno.

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(Imagen: Mariana Nedelcu)

Según manifestaron a través de comunicados, en el INCAA no se están realizando concursos ni convocatorias para óperas primas o historias regionales; la vigencia del Plan de Fomento 2017 obstruye el cobro de cuotas y adelantos para películas; la falta de políticas para revertir las enormes desigualdades de género que persisten; no hay fomentos federales; faltan políticas en materia de distribución y exhibición del cine nacional; se han desfinanciado festivales y muestras; no se ha impulsado la red de Espacios INCAA ni se puso en marcha la Cinemateca y Archivo de la Imagen Nacional (CINEAIN); se incumple la cuota de pantalla (y en plataformas es inexistente).

Por si fuera poco, sostienen que Puenzo no hace partícipe al Consejo Asesor de las decisiones -organismo de cogobierno por ley- y que delineó un proyecto de nuevo Plan de Fomento que ahonda la crisis estableciendo topes de financiamiento menores a los que estipula la ley y costos medios de producción que favorecen sólo a las grandes productoras. En pocas palabras: favorece al cine como negocio y entretenimiento, limitando su desarrollo como proyecto cultural. 

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(Imagen: Mariana Nedelcu)

Uno de los puntos más críticos y preocupantes, fue la inacción del presidente del INCAA para evitar la caducidad del Fondo de Fomento Cinematográfico, que tiene fecha para el 31 de diciembre de 2022. ¿De qué va esta ley que pone en riesgo la sostenibilidad de las instituciones culturales y el financiamiento de les artistas? 

La cultura no tiene fecha de vencimiento 

El 6 de diciembre de 2017, se aprobó una reforma tributaria impulsada por la gestión de Mauricio Macri, que estipuló que a partir del 31 de diciembre de 2022 caduquen los fondos que actualmente y hace décadas se asignan de manera directa a los organismos de la cultura, con los cuales se financia producciones nacionales de cine, teatro, música, bibliotecas populares, y televisión y radios comunitarias. La quita de fondos directos alcanza a instituciones como el Instituto Nacional de la Música (INAMU), el Instituto Nacional del Teatro (INT), la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP), el Fondo de Fomento Concursable para Medios de Comunicación Audiovisual (FOMECA).

El artículo 4° de la Ley 27432, que se modificó en 2017, estipula que esos recursos seguirán siendo recaudados, pero irán al Tesoro Nacional para su “uso discrecional” por parte de la Jefatura de Gabinete de turno. Es decir que en vez de ingresar de manera directa a los organismos culturales para el fomento de producciones, engrosarán las Rentas generales del Estado y cada año se decidirá si se destinan la misma cantidad de recursos, menos, la mitad o nada. De esta manera, entidades como el INCAA ya no contarán con recursos propios para funcionar, sino que dependerán de lo que cada año se le asigne a través de la Ley de Presupuesto. En el caso del INCAA, esto significaría perder la autarquía definida desde su fundación. 

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(Imagen: Mariana Nedelcu)

Los Fondos de Fomento que están en riesgo de desaparecer tienen una particularidad: financian al mismo sector que los genera. Estos fondos no salen de impuestos generales, sino de impuestos específicos a las actividades vinculadas al mismo sector. El Fondo de Fomento del Cine, por ejemplo, proviene de un impuesto del 10% sobre entradas de cine (a cargo del espectador), lo recaudado por el actual ENACOM (a cargo de los licenciatarios) y otros gravámenes menores previstos por la Ley de Cine.

Estos fondos son destinados a producciones alternativas, comunitarias y también a grandes producciones que llevan nuestra cultura a todas partes del mundo -festivales, encuentros, premiaciones-, y permiten el crecimiento y desarrollo de les profesionales de la industria audiovisual. Se trata del derecho a ejercer, potenciar y compartir nuestra soberanía y diversidad cultural. Sin este fomento, las dos películas argentinas que han ganado el Oscar a Mejor Película Extranjera -una de ellas, dirigida por el propio Luis Puenzo- probablemente nunca hubieran pasado del papel a la pantalla.

Frenar el decreto

Pablo Carro, diputado del Frente de Todos, presentó un proyecto para detener el desfinanciamiento de las industrias e instituciones culturales argentinas, anulando la caducidad de sus asignaciones específicas, impuesta en la reforma tributaria de 2017. “Sólo el 2 % es el porcentaje del Presupuesto Nacional que representan los fondos que se destinan para fomentar todas las industrias culturales, en todo el país”, según sostuvo Diego Rossi, asesor del diputado. 

El proyecto establecía inicialmente la anulación total del decreto, pero se acortó a una suspensión durante 50 años -y podría seguir disminuyendo-, en la búsqueda de consenso entre les funcionarios indecises: una solución momentánea, que prorroga el conflicto por un periodo de tiempo -¿cuál será el color político mayoritario cuando la pelota vuelva a caer?-, pero de momento parece ser la única alternativa al inminente desguace cultural.

Otro factor determinante a la hora de pensar prórrogas es que los procesos de producción cinematográfica son muy extensos: pueden abarcar cinco años desde que se empieza a esbozar un guión, hasta que se filma y pos produce. Plantear prórrogas de 10 o 20 años es realmente insuficiente para el sector audiovisual.

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(Imagen: Mariana Nedelcu)

El proyecto todavía no obtuvo estado parlamentario, sigue en debate en las comisiones. Cuenta con el apoyo del ministro de Cultura, Tristán Bauer, y si bien habría consenso en Diputados para detener el desfinanciamiento de la cultura, en Senadores el panorama podría ser adverso.

Una nueva Ley de Cine

Este conflicto pone sobre la mesa la desactualización de la Ley de Cine, sancionada en 1994, que requiere una modificación acorde a las transformaciones de la industria audiovisual. Más allá de los puestos de trabajo que generan y la oportunidad económica que representan, las plataformas de streaming han acaparado la escena, libres de políticas y regulaciones que preserven y retroalimenten la producción nacional. 

¿Sabías que el copyright de Maradona es yanqui? La cuestión de fondo es cómo preservar nuestra identidad y nuestra cultura a través del fomento a la producción audiovisual nacional independiente: “Cuando uno filma para las plataformas filma por encargo aquello que ellas deciden, y hasta se reservan los derechos de copyright. No es que esté mal, es una alternativa provechosa en términos económicos, pero si no se estimula la producción propia dejamos de generar cine propio, y con ello desaparece la cultura propia”, explicó Vanessa Ragone, productora y presidenta de la Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica (CAIC), en diálogo con Página/12

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(Imagen: Mariana Nedelcu)

Uno de los puntos más importantes de la necesaria actualización de la Ley de Cine es gravar a las plataformas, establecer un marco legal a lo que pueden hacer en cada uno de los países, y destinar esos fondos al fomento de la producción local, diversa y federal. Hay también otras deudas pendientes que la actualización de la Ley de Cine debería contemplar, como los nuevos formatos y tecnologías, el siempre pendiente cupo femenino y disidente, y el federalismo. Según Hernán Findling, presidente de la Academia Argentina del Cine, el 89% de las producciones audiovisuales son de Buenos Aires y entre las demás provincias se distribuye el 11% restante. 

*Por Julieta Pollo para La tinta / Imagen de portada: Mariana Nedelcu.

Palabras claves: Buenos Aires, Cine, INCAA, Luis Puenzo

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Donde viven los monstruos, cine para la niñez

Donde viven los monstruos, cine para la niñez
20 julio, 2023 por Inés Domínguez Cuaglia

El sábado 29 de julio a las 16, en el Cineclub Hugo del Carril, culmina el ciclo de cine especialmente programado para infancias. Con la proyección del film “Donde viven los monstruos”, que da nombre a la propuesta, es una invitación para viajar y flashearla desde la butaca. ¿Por qué invitar al cine a las personas más pequeñas del hogar? En esta nota, conversamos sobre esto y más con Lucrecia Matarozzo, programadora del ciclo.

Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta

Mientras las vacaciones escolares van llegando a su fin, una pasadita por el cine es un planazo. No solo para cuando las alternativas en el hogar se acaban, sino también para compartir tiempo con las niñeces de una forma distinta. Cine para zambullirnos en otros mundos, aliados en desarrollar la imaginación y abrir la puerta a preguntas disparatadas e insólitas. Para escuchar nuevas músicas y visitar otras latitudes sentadxs en una butaca, compartiendo historias.

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Película «La historia sin fin»

Desde La tinta, conversamos con Lucrecia Matarozzo, programadora del ciclo de cine para infancias “Donde viven los monstruos” del Cineclub Municipal Hugo del Carril.


“Un puñado de películas para viajar a distintos lugares y en diversos medios. A la luna o a Marte, en cohete o en una vieja camioneta; en globo aerostático, en el lomo de una jirafa de paseo por la sabana africana o en un barco en la noche con Max. Además, bandas sonoras especiales para acompañar: tangos, música indie, africana, clásica… Por supuesto, también animales encantadores. ¡Vámonos de viaje!”, dice Matarozzo.


¿Qué pueden encontrar las infancias en el cine? ¿Por qué es importante ir al cine desde pequeñxs? En este sentido, Matarozzo dice que “es como con nosotrxs, las personas adultas. Ver películas es una forma de alimentarse también, de descubrir lugares nuevos, paisajes distintos, otras realidades. Las películas movilizan ideas y también nos hacen pensar. Algunas de esas ideas no siempre se vinculan con lo racional, sino también con lo emocional. Otras nos descolocan y nos dejan preguntas”. Para ella, en el cine, ese pensar se da como experiencia colectiva, “en la sala pensamos con otrxs, hay algo también en el hecho de que haya otras personas emocionándose, riéndose en diferentes partes. De alguna forma, esto modifica nuestra percepción. Ir al cine es distinto que ver una peli en casa, en solitario”.

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Película «Kirikú y las bestias salvajes»

El ciclo “Donde viven los monstruos” se caracteriza por la gran diversidad de temáticas, formatos y procedencias. Es una selección de largometrajes y cortometrajes de Argentina, Francia, Alemania y Estados Unidos. “Esa diversidad nos parecía interesante, como una forma de vincularse con el cine, como obra compleja. No solamente desde lo estético, sino también desde la propuesta musical. Por ejemplo, ‘Kirikú y las bestias salvajes’ es una película que está ambientada en la sabana africana, entonces tiene toda la riqueza del paisaje, de los animales salvajes y una propuesta de música tradicional de Senegal”.


Ya pasaron por el Auditorio Fahrenheit: “Kirikú y las bestias salvajes”, “El monje y el pez”, “Pajaritos”, “La historia sin fin”, “Luminaris”, “Viaje a Marte”, “Viaje a la Luna”, “Wallace y Gromit: La gran excursión” y “Fantasía”.


La programadora del ciclo apunta a la variedad de inspiraciones de las que se sirven los realizadores de las películas que seleccionó. En su mayoría, se trata de adaptaciones literarias, como “La historia sin fin”, que es un film basado en el libro de Michael Ende, “La historia interminable”. De alguna manera, este ciclo tiene que ver con un encuentro con la literatura desde las imágenes en movimiento. Todas las propuestas tienen una intención estética de sonido e imagen sumamente rica y atrapante.

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Película «Donde viven los monstruos»

El sábado 29 a las 16 horas en el Cineclub Hugo del Carril, culmina el ciclo con la proyección de la peli que le da nombre, “Donde viven los monstruos”, que es una invitación a pensar el cine no solo desde lo visual, sino disfrutando también de la hermosa banda sonora que hizo Karen O. “En esta película, el protagonista, Max, se encuentra en un viaje con algunos monstruos. Algunos son parecidos a él en su costado más tierno. Otros también en su costado más salvaje. La película narra un viaje de ida y vuelta. Desde un lugar en donde los monstruos tienen rienda suelta para volver al calor del hogar, a la calma, a lo amoroso”.

Lucrecia explica que la elección de este film como nombre del ciclo tiene que ver con desnaturalizar la idea de que el universo infantil está sólo vinculado con lo ingenuo, dulce y hermoso. Busca pensar en lo monstruoso como algo que es cotidiano para las personas pequeñas y adultas. El cine, las artes audiovisuales como una hermosa complejidad, propone un viaje al infinito y más allá, apto para todas las edades, desde más pequeñxs mejor.

La cita es el sábado 29, 16 horas.

*Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta / Imagen de portada: Película «Donde viven los monstruos».

Palabras claves: Cineclub Municipal Hugo del Carril, infancias

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