Olivia Páez Fernández: aprender la vida a través del deporte

Olivia Páez Fernández: aprender la vida a través del deporte
8 abril, 2022 por Soledad Sgarella

Tiene 11 años y la ves volar por los aires dibujando con su cuerpo, girando como si estuviera en el agua, diseñando figuras con pelotas, aros y cintas. Integrante de la Selección Argentina de Gimnasia Rítmica, la cordobesa contagia pasión y amor por el deporte que eligió y para el que pone (junto a un equipazo de adultes que la acompañan) no solo su cuerpo, sino alma, corazón y vida.

Por Soledad Sgarella para La tinta

La escuchás y no caben dudas: Olivia, Oli, hace lo que ama hacer. Eso de lo que tanto hablamos o hemos leído en la Convención Internacional de los Derechos de les niñes, ese derecho “a participar plenamente en la vida cultural, artística, recreativa y de esparcimiento”, se cumple de pe a pa en el caso de la deportista cordobesa.

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(Imagen: Nadia Vallejo)

Olivia Páez Fernández tiene 11 años y hace gimnasia rítmica desde los 5. Con la frescura que la caracteriza, me cuenta que llegó a este deporte porque tenía una compañera en el jardín que hacía gimnasia, ella la vio, dijo que quería ir y su mamá Carla y su papá Pablo la llevaron. Así empezó todo y, para completar la historia, me detalla: “Antes de hacer gimnasia, hice natación. Después tuve que elegir y entré a la escuelita del Kempes, con Eva Pulvozán. A los tres meses, me federaron para Club Banco de Córdoba y hacía conjunto, y luego me pasaron a individual. Y haciendo individual, rendí para entrar a la Selección con mi entrenadora anterior, Jacqueline Grillo, con quien también fui a un Sudamericano, donde hice individual y dúo con mi compañera y amiga, Jazmín Campero, que ahora vive en Buenos Aires”.


“Hace un tiempo ya, me entrena Anahí Sosa, que da todo de su parte para que yo progrese en este deporte que las dos amamos mucho”. Con esa última declaración, se sintetiza todo lo que Oli me cuenta después: lo que el deporte le hace sentir, sus esfuerzos y los de su gente querida, y las emociones que se le deslizan en palabras hermosamente acomodadas y seguras.


Olivia y su compañera Victoria Cantale Olivero comparten como entrenadora a Anahí Sosa, la conocida deportista cordobesa, integrante del seleccionado argentino durante 15 años y actual coordinadora de la escuela provincial de Rítmica. Pero el equipo técnico es mucho más amplio y se completa con distintos profesionales que hacen del entrenamiento deportivo algo mucho más integral: el preparador físico, Mauro Parra; el psicólogo deportivo, Walter Abregu, y las profesoras de ballet y de otras disciplinas que aportan desde sus especialidades.

“De la Rítmica, las cosas que más me gustan es poderme expresar y todo lo que se puede llegar a hacer con un solo aparato. Pero, además, disfrutar de la alfombra con mi entrenadora, con los jueces, mostrándome al público. También el deporte te da amistades y se conocen lugares. Yo conocí Lima en Perú, Bariloche, Misiones… Ahí fui un montón de veces. Y Buenos Aires”, cuenta entusiasmada la pequeña gran deportista.

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(Imagen: Nadia Vallejo)

Al hablar de los viajes, Oli cuenta que va aprendiendo a manejarse sola. “Con la gimnasia, todos los días aprendo cosas nuevas, algo que me hace sentir muy feliz. Te das cuenta que vas progresando con el paso de los años. Por ejemplo, hace un par de meses, mi compañera Jazmín me hospedó en su casa en Buenos Aires y yo siempre había viajado con alguien, y este viaje fue el primero que fui absolutamente sola: sin mis papás, sin mis entrenadores y sin mis compañeras. Estaba absolutamente sola y fue algo en lo que también se puede progresar y te sirve para la vida, no solo para la gimnasia. Además, esas cosas que pasan hacen que las amistades se hagan más grandes, como Jaz y yo. Yo la quiero mucho a ella, me hospedó y entrenamos juntas en Buenos Aires con su Club”.


En relación a su participación en la Selección Nacional, Olivia está orgullosísima y siente que es -como ella dice- “algo muy fuerte”, porque están las mejores gimnastas del país. “Estar ahí es algo muy grande para mí y agradezco a todos los que me llevaron a eso”.


En este punto, Oli se detiene: “No solo me ayudan mis papás y mis profes. Yo, para hacer este deporte, tengo que sacrificar muchas cosas… como no poder ir a la escuela. Pero mi colegio -el Luz Vieira Méndez- en eso me apoya mucho y también mis compañeras que siempre están al pendiente, y yo siempre que puedo les agradezco y les hago mis series en el cole. Además, los elementos están muy caros, salen en dólares, y para pagarlos también me ayudan mis tíos, que son los amigos de mis papás”, aclara.

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(Imagen: Nadia Vallejo)

Al final, le pregunto algo muy importante también: por fuera del deporte, ¿qué otras cosas te gustan? “Me encanta pintar, salir y conocer nuevos lugares, gente nueva, hacer más amigos… Bueno, obvio, ¡como a todos supongo! Me encanta ir al cine con mi familia. Me encanta leer y me encanta hacer manualidades, sacar fotos, dibujar y pintar”.

Olivia tiene ojos grandes y expresivos. Brillantes, de esos a los que no se les pasa nada claramente. Oli tiene 11 años, sabe lo que quiere hoy y, por ahora, disfruta este deporte que tanto le gusta. Con sus palabras -y al verla en la alfombra-, contagia energía, pero, sobre todo, derrocha disfrute y talento.

*Por Soledad Sgarella para La tinta / Imagen de portada: Facundo Zarría.

Palabras claves: cordoba, infancias, Selección Argentina de Gimnasia Rítmica

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