Cuidar el agua, proteger las acequias
Las acequias de Anisacate y Villa La Bolsa son centenarias y patrimonio cultural y ambiental que se encuentran en estado de abandono. Fueron clausuradas por organismos públicos provinciales, actualmente no corre agua y son un basural a cielo abierto. El impacto para la comunidad y el ecosistema es evidente. Vecinxs de la zona se organizaron hace unos años para demandar al Estado su incumplimiento para protegerlas.
Por Redacción La tinta
En las Sierras de Córdoba, aparece imponente en su verde y cursos de agua hacia el sur por la ruta N° 5, el Valle de Paravachasca, vocablo proveniente de lengua originaria que significa “monte enmarañado”. Así es el paisaje y los conflictos que con el paso del tiempo se van suscitando entre el cuidado del ambiente y el “desarrollo”. En este corredor -entre otras-, están las localidades de Anisacate, Valle de Anisacate y Villa La Bolsa, las cuales tienen canales de riego, derivaciones del río Anisacate. Dichas construcciones, llamadas acequias, poseen identidad natural, ecológica e histórica. La más antigua jesuita data de 1685, si bien aún no se logra el reconocimiento a todo el sistema hidráulico de la zona, en 2013 se otorgó la Declaratoria a la Bocatoma La Bolsa y Molino de Anisacate, como Sitios de la Memoria de la Ruta del Esclavo.
Hasta hace 10 años corría agua por el cauce de 3 de las 6 acequias del sistema hídrico colonial. En 2012 la Secretaría de Recursos Hídricos de la Provincia de Córdoba (APRHI) cerró el canal Santa Francisca y Estancia Las Rosas ante la denuncia por daños en algunas viviendas frentistas a dichos canales, producto de la falta de mantenimiento desde la comuna. Y en 2018 dispuso el cierre preventivo del canal El Descanso, desde julio de 2020 ya no se ha vuelto a abrir la boca-toma.
Vecinos y vecinas de la zona realizaron diversas gestiones ante autoridades provinciales y comunales para recuperar los canales y en 2018 decidieron conformarse como organización vecinal, democrática, horizontal y heterogénea, que lleva por nombre Unidos por Nuestras Acequias. “La inobservancia y el incumplimiento de los convenios aún vigentes firmados entre la provincia y las comunas, que regulan el mantenimiento de los cauces de agua y la preservación de los canales construidos hace centenares de años, deja en evidencia el desentendimiento, la negligencia y el desinterés político de los funcionarios de turno, responsables de este daño ambiental y cultural, que a esta altura se presenta casi como irremediable”, expresaron desde la organización.
Las consecuencias del abandono de las acequias impacta en la vegetación y en el resto del ecosistema. En medio de este verano con altas temperaturas, la falta de agua en diferentes puntos de la provincia, aparece de manera cada vez más preocupante. Cuidar el recurso hídrico es cada vez más, una prioridad. Diferentes estudios indican cómo las redes de canales de riego se relacionan con el funcionamiento de los ecosistemas y a través de ellos es posible mitigar los efectos del cambio climático. “Garantizan la preservación y diversidad de la flora y de la fauna, favorecen la formación del suelo y su mantenimiento, contribuyen a la recarga de los acuíferos y a la regulación hidrológica -naturalmente almacenan el agua en el sistema y aportan a la recarga de la napa freática las aguas subterráneas, si no corre el agua, los pozos se secan-, sirven de refugio para insectos polinizadores y controladores de plagas, constituyen un excelente lugar de anidaje de aves, entre otros”, detallaron les integrantes de Unidos por Nuestras Acequias.
Ante la sistemática falta de escucha, desde la organización vecinal interpusieron una demanda de amparo colectivo ambiental contra el Gobierno de la Provincia y la APRHI, titular de los cursos de agua, exigiendo la reapertura de los canales. Convocaron en la demanda a la comuna de Villa La Bolsa como tercera interesada y luego por decisión del tribunal se sumó al litigio las comunas de Anisacate y Valle de Anisacate. “En el amparo presentado reclamamos que se declare el daño natural y cultural, que se ordene su recomposición y que la entidad reguladora y organismo provincial ejecute obras que devuelvan las acequias a su estado anterior. Es urgente que se ordene la inmediata reapertura de las escorrentías de agua y se pongan en funcionamiento las bocatomas de los canales con el debido y correcto mantenimiento, conservación y preservación. Y que se exhorte al citado organismo provincial a que se abstenga a futuro de adoptar decisiones o ejecutar hechos o acciones por las que se impida el normal escurrimiento y funcionamiento de las acequias Las Rosas y El Descanso. Todo intervencionismo sobre las acequias debe necesariamente atravesar el procedimiento de evaluación de impacto ambiental previsto en los art. 8 inc. c y 13 de la Ley Provincial N° 10208 de Ambiente, convocando a la audiencia pública a la ciudadanía”, detallaron integrantes.
Desde hace años este conflicto reorganiza los sentidos sobre las visiones locales de cuidado, conservación y protección de los recursos ambientales, en este caso el agua. La organización colectiva, una vez más, también reorganiza y disputa una mirada desde lo comunal y la conservación de los bienes colectivos. Para quienes conforman Unidos por Nuestras Acequias, también es importante la concientización, para ello trabajaron en red con las escuelas de la zona e hicieron caminatas de sensibilización, con ejes en lo ambiental, lo histórico y lo cultural e identitario. “La construcción de estas memorias a partir del reconocimiento del pasado nos permitirá a través de un proceso de reflexión y sinceramiento despojarnos de prejuicios y falsos valores, y reencontrarnos como una sociedad donde la aceptación de lo diverso y múltiple sea uno de nuestros rasgos identitarios”, afirmaron.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: Unidos por Nuestras Acequias.