Una Escuela de Oficios Transfeminista en Córdoba
Hace seis meses, se inauguró en Córdoba la primera Escuela de Oficios Transfeminista, impulsada por Casa Comunidad en el Encuentro de Organizaciones (EO). La iniciativa surge como una apuesta a compartir conocimientos entre mujeres e identidades disidentes para fortalecer la autonomía económica.
Por Anabella Antonelli para La tinta
Casa Comunidad es un espacio de contención, acogida y acompañamiento de mujeres e identidades disidentes en situación de violencia, nucleades en el EO. Las integrantes narran que cuando alguien se acercaba al espacio, ellas ponían a disposición las herramientas que han construido para acompañar la salida de esa situación, que se vincule con los recursos estatales, que esté en un espacio comunitario, que rearme redes… pero entendían que faltaba algo.
¿Cómo se sale de la violencia económica si la persona no tiene ingresos u oportunidades que le permitan proyectar su vida? ¿Cómo reconstruye su autonomía si no puede garantizar el plato de comida o la vivienda? ¿Cómo asegura la no vinculación con un agresor proveedor si sus hijes pasan necesidades? Estas y decenas de preguntas alertaban a las integrantes de Casa Comunidad de que debían avanzar en generar alternativas económicas.
Norma Toscano es parte del espacio y ha trabajado largamente en proyectos productivos. Cuando conoció la Casa, quiso compartir lo que sabía: la elaboración de conservas. Con otras compañeras sostuvieron durante años el taller productivo al que se sumaron otras propuestas surgidas de mujeres e identidades disidentes que llegaban con necesidad de pensar proyectos para la autogestión.
Desde Casa Comunidad, les proponían colectivizar la respuesta a esta urgencia, socializando las herramientas disponibles, porque comprendieron que, en el encuentro con otres, esa inquietud económica se transformaba en ganas de conversar, acompañarse comunitariamente, reforzarse mutuamente en lo material y emocional, construir redes de confianza, tramando juntas un horizonte realmente libre de violencias.
“La autonomía económica es un eje central para enfrentar y salir de estas situaciones. Muchas personas siguen junto al agresor porque dependen económicamente y las identidades disidentes no son contempladas en la empleabilidad formal. Esta situación desemboca en violencias y exclusión social”, explican desde el espacio.
Las medidas de aislamiento por la pandemia por COVID-19 desarticularon los talleres productivos y las preguntas volvieron a aparecer, pero esta vez con algunas pistas de por dónde seguir. Así apareció la idea de la Escuela como una apuesta dentro de los proyectos de Casa Comunidad. Con apoyo económico del Fondo de Mujeres del Sur y el EO, en agosto del 2021, nació oficialmente la primera Escuela de Oficios Transfeminista.
“Se juntaron muchos oficios, los metimos en una olla y salió esta escuela -dice Norma-. La impulsamos demostrando que las mujeres, las personas trans y las disidencias tenemos la misma capacidad y necesidad de trabajar y capacitarnos sin ser juzgades o teniendo que negar nuestra identidad, ejerciendo el oficio o el trabajo que cada une elige”.
En la primera etapa, se dictaron siete talleres, algunos desafiando los estereotipos de género, como albañilería, electricidad o carpintería. Cada curso es dictado y está dirigido a mujeres y personas disidentes, abierto a la comunidad, cobrando una cuota mínima que no es excluyente. El esfuerzo está puesto en construir espacios libres de violencias donde circule el conocimiento que todes traen, guiades por talleristes y docentes idónees de cada área.
“En un principio, queríamos que sea presencial en los territorios donde está el EO, porque se estaban flexibilizando las restricciones sanitarias por la pandemia, pero desde la organización se prefirió el autocuidado, entonces decidimos comenzar virtualmente”, explica Norma.
Como en otros campos de estudio, la modalidad remota tuvo claroscuros. Si bien permitió que una diversidad de personas de distintas procedencias y geografías puedan acceder a los cursos, resultó una dificultad para quienes tenían limitaciones en el acceso a la conectividad, principalmente en los barrios populares.
“No pudimos llegar a quienes queríamos cuando pensamos los talleres itinerantes, porque no tienen la posibilidad de conectarse por no tener internet y con datos es difícil sostener. Tampoco todes tienen acceso a un móvil. En los territorios también hay compañeres que no saben leer y escribir, y necesitan otro acompañamiento”, explica Norma.
Para este año, planean dictar nuevos oficios, “muchos abocados más a lo cultural y sosteniendo los que ya están. Hacerlos también en formato itinerante en los territorios en los que se encuentra el EO, con más inclusión, haciendo materiales audiovisuales, todo eso va a ser un lindo trabajo que haremos con quienes den los cursos para que nadie quede afuera bajo ninguna condición”, afirma.
“La idea de la Escuela es crear espacios que podamos habitar segures y tranquiles, donde se priorice a la persona más allá de su género y de su posibilidad económica, que sean espacios libres de violencias -dice Norma-. Confiamos en que está resultando para quienes están cansades de buscar y sentirse siempre que no son respetades, que puedan encontrar un lugar donde no solo disfruten de aprender un oficio, sino seguir siendo quienes realmente son”.
*Por Anabella Antonelli para La tinta / Imagen de portada: Casa Comunidad.
