Enquilombar la danza o sobre el reto de ampliar la perspectiva
Jóvenes cuerpos afroargentinos exudando negritud, ennegreciendo la danza, descolonizando la lectura de una práctica corporal y poniéndola en tensión. «Enquilombar» del Colectivo Mamba convoca desde la danza y abre una perspectiva negra en Córdoba. Se estrena el sábado 20 de noviembre a las 20 hs. en Espacio Ramona.
Por Carlos Santos Becerra para La tinta
Como herederos del occidentalismo el punto áureo domina nuestra mirada, nos organiza, nos estructura, nos brinda facilidad en la lectura. Pero ¿qué pasa cuando no son cuatro nuestros puntos áureos? ¿Qué pasa cuando son tres nuestros puntos de vista y son negros? ¿Qué sucede cuando la lectura no es de izquierda a derecha? ¿Qué pasa con la narrativa que he construido si se ve interpelada por una distinta? ¿Qué punto de vista es el correcto? ¿Hay uno correcto?
¡Un quilombo! Esta palabra que en la cotidianeidad se usa como sinónimo de caos pero que en realidad habla de un punto de reunión, y no de cualquier punto de reunión. Un quilombo no era solo un refugio para los esclavizados escapados de las haciendas, es un espacio para la re organización de las ideas y las estrategias, para interpelar mi noción de libertad y de resistencia. Un quilombo es en ese sentido un lugar otro de lectura al que ingreso y en donde me puedo abrir a otras formas de organización. Un espacio con otros puntos de vista, no sin juicio crítico por supuesto, pero sí poniendo en duda el modo único de leer los cuerpos y su danza que ha sido occidentalmente hegemónica.
Enquilombar la perspectiva, enquilombar la escena, enquilombar la danza. Enquilombar es una danza colectiva en la que tres jóvenes afroargentinos nos retan a re organizar los puntos de vista. No nos invitan, nos provocan la escena. Esta obra se estrena el próximo sábado 20 de noviembre en Espacio La Ramona, cuatro ocasiones en que se interpela el punto de vista y ninguna pretende ser igual que la anterior.
Enquilombar es una obra en donde vemos tres cuerpos, tres resonadores: Iyá, Itótele y Okónkolo; Chico, Repique y Piano; Liandro Quiñones, Mariano Villalva y Rodrigo Cabrera. Ninguno suena igual, ninguno es igual al otro pero conviven. No se cruzan, no se pisan, por el contrario se armonizan estando juntos. Son una potencia para nuevos ritmos, de nuevas cadencias que constantemente se recrean. Sus poderosas caderas re componen la escena constantemente. Enquilomban la mirada y los cuerpos.
Cuando se juntan los tres empieza el ritual, y no es magia, es cuerpo vivo abriendo sus experiencias en la intimidad del quilombo escénico, ese espacio sagrado donde acontecen tres cuerpos negros y lo convierten en lugar de acuerdo y de conflicto, hay tres cuerpos que van viajando del barrio jodido al rincón creativo. Hay tres cuerpos negros y van volviendo del río al mar, y del mar al río.
Una cadera se mueve, se abre, se amplía, navega, se encoje y todo eso nos produce familiaridad o, tal vez, pudor ¿No puedo mirar cómodamente un cuerpo frente a mí? ¿También quiero bailar, detenerme o seguir? Unas caderas se mueven y no sé lo que me pasa.
Unos brazos acarician el espacio y unas trenzas pasan delante de mí, me acicatean, me lastiman o me seducen ¿esto es religión, hechizo o trampa? Estoy mirando todo en blanco o negro, ¿hay otra posibilidad? Hay algo que está cambiando, quedarse quieto no es una opción.
Hay tres cuerpos negros y van sonando cada uno por su lado y componen una melodía que habla de dolor y de amor, de ritmo y desencuentro, de magia y de placer. Hay tres mambas en escena y no están siempre al ataque, nos recuerdan que sus líquidos son ponzoña o medicina. ¿Para qué se usan los cuerpos ante el peligro? ¿Lo que veo en escena es veneno o salvación?
Los quilombos nacen como una respuesta a la violencia institucional colonial y racista de la sociedad hegemónica. En tiempos de gatillo fácil, de recrudecimiento de los discursos más racistas de los últimos años, de una pandemia que exacerba la desigualdad, enquilombar es una necesidad.
Hay tres cuerpos en escena que se enquilomban, que se re organizan, que se encuentran y deciden. No puedo mirar más como quien lee un libro. No hay instrucciones ni un orden conocido. La cadera puede ir a la tierra o impulsarme al vacío. Nadie ha descubierto hasta ahora, de lo que una cadera es capaz. Esto no es un discurso en contra de la mirada hegemónica, pero la lectura ortodoxa ya no es suficiente para lo que gritamos con el cuerpo.
Estos cuerpos no montan una obra, es una cofradía de sentidos. Un quilombo que se re organiza inquietante, escurridizo, atento al golpe o listo para ser refugio. El quilombo se convoca, abre una perspectiva negra en Córdoba. Enquilombar es ejercicio de presencia, es posibilidad, es un dispositivo que puede curar.
Enquilombar. 20, 21, 27 y 28 de noviembre a las 20 hs. en Espacio Ramona (Perú 766, Güemes). Es una obra de Colectivo Mamba integrado por artistas afroargentinos. En escena: Mariano Villalva, Liandro Quiñones y Rodrigo Cabrera. Más información en @colectivomamba o al mail: colectivamamba@gmail.com
*Por Carlos Santos Becerra, coreógrafo y comunicador, para La tinta. онлайн заявка на ипотеку во все банки