La Justicia que no es: sobreseen al policía que asesinó a Sergio Cuello

La Justicia que no es: sobreseen al policía que asesinó a Sergio Cuello
Anabella Antonelli
16 noviembre, 2021 por Anabella Antonelli

Después de un largo e infructuoso proceso judicial, pese a las pruebas presentadas, confirmaron el sobreseimiento del policía que asesinó a Sergio. Sus familiares, amigues y compañeres insisten en construir la memoria como forma de justicia.

Por Anabella Antonelli para La tinta

El 27 de junio de 2017, los policías Emanuel Carrizo y Franco Calderón asesinaron por la espalda a Sergio. Ese día estábamos en una movilización en la esquina de Cañada y 27 de abril, frente a la Municipalidad de Córdoba. Lula, su hermana de corazón, recibió un mensaje del Nano, su novio, que también era amigo de Sergio. La policía había matado a alguien y parecía que era él. Sin entender lo que leía, Lula se acercó al grupito de la Organización Libres en Lucha y nos mostró la pantalla del celular. Una compañera buscó en el diario, ya había una nota sobre un asesinato en Altamira a manos de la policía barrial, pero no decía quién era. Nos miramos en silencio.

Esa mañana, Sergio había salido a vender bolsas de consorcio cerca de barrio Maldonado, donde vivía. Allí se cruzó dos veces con los policías que iban en bicicleta. La primera vez le pidieron documentos y le preguntaron qué estaba haciendo. Con uno se conocían, eran vecinos de toda la vida. Siguió su camino y a un par de cuadras volvió a cruzarlos. Lo que sucedió entonces pudimos reconstruirlo un tiempo después.

Ese 27 de junio volvimos a nuestras casas preocupadas: ¿era realmente Sergio? No nos sorprendía que la policía asesinara a un pibe, pero no queríamos creer que era el Negro. Pronto llegó un mensaje que confirmaba la sospecha. Nos juntamos en el salón comunitario donde también participaba él. Nos recuerdo con los ojos desorbitados. Se atropellaban los recuerdos: Sergio sirviendo platos de comida a les pibis. Sergio levantando el primer salón comunitario del barrio. Sergio criando a sus cuatro hijes. Sergio cantando a los gritos y alborotando a les pibes. Sergio abrazando a Lula. Sergio haciendo enojar. Sergio haciendo reír. Sergio con la esperanza de conseguir un laburo. Sergio feliz con su hija Lirios recién nacida.

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(Imagen: Sergio Cuello Presente)

A Lula se le siguen amontonando sensaciones: “Del Sergio extraño su risa, su alegría, sus abrazos tan profundos, sus gritos… extraño todo y creo que todos a su alrededor lo extrañan porque era ese Negro que te alegraba los días. Por más que esté mal, él prefería verte bien a vos y te hacía reír. Más que todo, extraño sus palabras, su voz y lo recuerdo con esa sonrisa, con esos ojos brillosos que te hacía cambiar el día, con mínimas palabras que te decía, él te hacía reír. Eso es lo que más extraño de mi Negro”.

¿Cómo es esto de que quienes dicen cuidarte fusilan a tu hermano? ¿Por dónde se empieza a hacer justicia por un hijo asesinado por el Estado? ¿Qué se hace cuando matan a un compañero? Con esas preguntas y el corazón en la mano, armamos, desde el Encuentro de Organizaciones, el Colectivo Sergio Cuello. Un espacio transitado por personas que lo quieren al Negro, les duele su ausencia, les da una profunda rabia su asesinato y lo entienden como parte de una política de Estado.

Las malas nuevas

“No se muere quien se va, se muere quien se olvida”, dice Lula. Desde el Colectivo decidimos encargarnos de recordar, como una tarea artesanal. Fuimos tejiendo la memoria de Sergio en una vasta trama que contiene las vidas de les asesinades por el Estado y la lucha de sus familias por la justicia. En paralelo, acompañamos al papá de Sergio en el camino judicial, como querellante en la causa.

Armamos cuidadosamente el rompecabezas de ese momento preciso en el que vuelven a cruzarse los policías con Sergio. No fue un camino simple, pero una red solidaria nos cobijó. Reconstruimos qué pasó gracias a un estudio de una compañera perito criminalística. Supimos, como suponíamos, que no hubo tiroteo, que no hubo arma disparada en manos de Sergio, que no hubo legítima defensa. Hubo nueve disparos de armas reglamentarias contra un cuerpo de espalda, que siguieron impactando pese a estar ya tendido en el suelo.

Nos ilusionamos con esa verdad revelada. Fue duro saber qué le había pasado, pero ahora sí podíamos demostrar que era un caso de gatillo fácil. Como suele pasar, no nos escucharon. “Obtuvimos una sentencia que confirma el sobreseimiento de quienes asesinaron a Sergio”, dice Santiago Gamboa, abogado de la querella. “Uno de los policías falleció, entonces se tenía que extinguir la acción penal, pero respecto del otro quedaba la posibilidad de ir a un juicio donde se pudiera introducir toda la prueba que, consideramos, permitía sostener que lo que había ocurrido ese día fue un homicidio y no, como describe la fiscalía, que los policías actuaron en legítima defensa”, sigue Gamboa.

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(Imagen: Sergio Cuello Presente)

A Lula no le sorprendió la sentencia: “Era algo que esperaba y, a su vez, tenía la esperanza de que se pueda hacer algo, pero hoy entendí que la justicia es para los que tienen plata o para ellos mismos. Nuestra condición social nunca va a permitir que un policía sea condenado por matar a un pibe, por lo que estaba haciendo o por lo que ellos pensaban que estaba haciendo” -señala- “En Tribunales te basurean como quieren, hacen con las causas lo que quieren, como quieren. El Poder Judicial que tenemos es una mierda”. 

La política de Estado después de un caso de gatillo fácil es clara: no criminalizar a los policías e investigar lo menos que se pueda. “No se tuvo en cuenta una prueba por parte de una perito criminalística que reconstruye el hecho y que nos permite interpretar que los policías asesinaron a Sergio por la espalda y no fue una reacción ante un intento de él de dispararles. La fiscalía, el Juzgado de Control y la Cámara de Acusación se agarran de testimoniales para sostener que actuaron en legítima defensa, aunque en realidad estaban en ejercicio de un cargo”, explica Santiago.

“La justicia debe ser hermosa”

No es sorpresivo el sobreseimiento de Franco Calderón, es cierto, pero nos impacta. Aunque cueste y nos revuelve la panza, acá no se termina nada. Sabemos que la justicia es otra cosa y hace más de cuatro años estamos tratando de llenar de contenido esa palabra. 

“La justicia debe ser hermosa”, dice Gonzalo, integrante del Colectivo. “Para mí es construir con otras la memoria, la lucha conjunta para que nuestres pibes y compañeres no se olviden y vuelvan en cada grito, en cada marcha, en cada actividad, en cada momento que estamos caídes, para darnos fuerzas”, continúa.

Justicia como memoria que se hace grito, que no se cansa de denunciar la política de exterminio del Estado, la crueldad social, el estigma asesino, la pedagogía del miedo, la criminalización de lo popular, la construcción de los chivos expiatorios de una sociedad enferma. Justicia como tejido solidario y compañero de la vasta red de resistencias y existencias pese a (y por) la muerte.


“Seguimos apostando a construir una justicia popular y poética desde abajo. Hablando con vecines del Sergio, sobre lo que hacía y sigue haciendo por nosotres, vamos a seguir exponiendo el accionar policial que en los barrios está cada vez más duro, seguir trayéndolo cuando lo necesitemos y que también venga sin preguntar y nos dé un cachetazo para despertarnos”, sigue Gonzalo.


El jueves 18 nos encontramos en la 15° Marcha de la Gorra, como una forma de combatir la indiferencia, denunciar la represión y abrazarnos en el dolor y la lucha.

*Por Anabella Antonelli para La tinta / Imagen de portada: Sergio Cuello Presente.

Palabras claves: cordoba, gatillo fácil, Sergio Cuello

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