El libro de quejas de un millennial: «How I met your mother»

El libro de quejas de un millennial: «How I met your mother»
27 agosto, 2021 por Redacción La tinta

El autor de esta nota advierte: «Hoy, me levanté de mal humor, he decidido arruinársela a les demás». Se refiere a la serie «Cómo conocí a tu madre» y, específicamente, al final. ¿Cuál es el problema de HIMYM?

Por Pablo Vecco para La tinta

Cómo conocí a tu madre es una serie que estrenó en 2005 y transmitió su último capítulo, luego de 9 temporadas, en 2014. A pesar de que muches, yo incluido, amamos esta serie, hay que ser honestes: al igual que “Sex and the City” o Alejandro Sanz, no envejeció muy bien que digamos. Incluso series como Seinfield o Friends, que también son “problemáticas” en algunos aspectos, no son recordadas con tanta “incomodidad” o “cringe”, si se quiere, como How I met your mother (título original), y eso que fueron series que la antecedieron por más de una década.

En mi opinión, creo que parte del problema de “HIMYM” (vamos a decirle así de ahora en más, superalo) es su final. Como voy a hablar específicamente del final, y como este en cierta forma sabotea la serie en general, creo que es prudente decir: SPOILER ALERT (o como sea que se diga en español). Y si ni siquiera sabes de qué serie estoy hablando, pero te gustan les millennials quejándose por algo, te recomiendo que sigas leyendo.

Esta serie tiene el formato sitcom (comedia situacional), es decir, el argumento siempre gira en torno a sus personajes principales y eventos de sus vidas diarias en los mismos escenarios que se repiten siempre: departamentos, bar y lugares de trabajo, principalmente. Estos personajes son, en orden de toxicidad: Robin, Marshal, Lili, Ted y el infame (y favorito del público) Barney. Ahora bien, se ha hablado hasta el cansancio sobre Barney y sus conductas manipuladoras y destructivas, pero lo a que a mí me interesa es cómo el final de la serie pone a sus personajes en una luz aún más negativa.

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(Imagen: How I met your mother)

La serie básicamente termina con lo que todos estábamos esperando: el momento en que Ted y Tracy, la homónima madre, se conocen luego del casamiento de Robin y Barney. Pero más allá de cumplir con lo que prometió, el final de la serie no fue muy bien recibido y con razón. Toda la última temporada transcurrió durante la boda de los antes mencionados, la cual, a su vez, fue revelada varias temporadas antes. De hecho, el secreto de las últimas temporada no solo fue ¿quién es la madre?, sino también ¿cómo es que Barney y Robin terminaron en el altar? Luego de años esperando este momento, el final revela que Barney y Robin se divorcian 3 años después de la boda, y Tracy muere un indeterminado número de años luego, dejando a Ted libre para, por fin, terminar con Robin.

Debo decir que a veces los escritores son sus peores enemigos: de entrada, decidieron que Robin y Ted iban a terminar juntos, pero se pasaron 9 temporadas mostrando cómo estos personajes eran absolutamente incompatibles (para desorientar al público, jijiji, qué astutos que somos), para luego juntarlos nuevamente al final.

Esto se sintió forzado y hasta un poco insultante, honestamente. En su momento, me pareció -a falta de un mejor término- choto, pero no afectó realmente mi percepción de la serie y, de hecho, volví a verla unos años después. Fue entonces cuando realmente noté el nivel de toxicidad de los personajes y sus relaciones, y cómo el final realmente arruinó la experiencia. Así que, como hoy me levanté de mal humor, he decidido arruinársela a les demás. Para eso, me voy a enfocar en tres personajes: Barney, Robin y la madre.

Desde la primera temporada, Barney fue caracterizado como un hombre misógino y manipulador. Siempre en la búsqueda de una nueva conquista, era capaz de hacer cualquier cosa con tal de llevar una mujer a la cama, solo para deshacerse de ella inmediatamente después. Sin embargo, en la tercera temporada, más o menos, este personaje empezó a mostrar un interés más profundo y real por Robin, su mejor amiga y ex de su mejor amigo (Ted). El arco de este personaje empezó a tomar la forma de uno ya conocido: el hombre que se redime y aprende a valorar a las mujeres gracias al amor de una. Y si bien todo parecía que esa mujer sería Robin, al final, resulta que es su propia hija. ¿Pero fue eso realmente lo que pasó?

En el último capítulo, Barney y Robin se divorcian, y Barney vuelve a sus antiguas andanzas, acostándose con medio mundo como si nada hubiera pasado, hasta que, un día, una de sus conquistas queda embarazada. Si bien al principio no quiere saber nada de todo el asunto, una vez que conoce a su hija, se enamora perdidamente de ella, expresándolo en un discurso tan “cringe” que duele. Listo, ya está, es un hombre nuevo. En la escena siguiente, vemos a Barney en el bar con sus amigues, cuando entran dos jóvenes “atractivas”. Barney se levanta y se dirige a ellas, y vemos la expresión de les demás como diciendo “oh, es el mismo de siempre”. Pero no, Barney se dirige a las jóvenes y, lejos de querer conquistarlas, las mira de arriba abajo y les dice (y cito): “Es como si trataran de tomar malas decisiones”. Luego, les ordena volver a su casa, cambiarse de ropa, pensar en lo que están haciendo y, ya que están, llamar a sus padres. Uff, ¿por dónde empiezo?

Todo el arco argumentativo de Barney empieza y termina en el mismo lugar: primero, es un tipo que no respeta a las mujeres y quiere acostarse con todas, y, después, es un tipo que no respeta a las mujeres, cree que puede decirles qué hacer y les echa la culpa de ir a bares a exponerse a depredadores COMO ÉL. Esta escena arruinó completamente a este personaje, ya que deshace todo el supuesto crecimiento que tuvo a lo largo de la serie: sigue creyendo que puede controlar a las mujeres, solo que ahora de una forma más… “puritana”, si se quiere. Lo único que me queda agregar sobre este ser es: pobre de su hija ficticia.

Bueno, ya me saqué de encima el veneno contra Barney. ¿Quién sigue? Ah, sí, Robin, mi pobre y dulce Robin, Robin Sparkles, Robin Daggers, en definitiva, el mejor personaje de la serie (o sea, “let’s go to the mall”, ¿necesito agregar más?). Desde el primer capítulo, Robin es presentada como una mujer que sabe muy bien lo que quiere. Es madura, independiente y ambiciosa, y está 100% enfocada en triunfar como periodista y conductora. Honestamente, el final de Robin me da tanta bronca, ya que parece que fue imaginado por un boludito de 16 años resentido con su ex novia.

Luego de divorciarse de Barney, Robin se da cuenta de lo equivocada que estuvo durante tantos años: resulta que siempre estuvo enamorada de Ted; pero ahora ya es tarde porque él está con Tracy. Decepcionada con su situación, termina viajando por el mundo como reportera exitosa. El problema es que esta situación no es enmarcada realmente como que cumplió su sueño, sino como que huyó de Nueva York para escapar de sus problemas y, en específico, del hombre al que siempre amó. Resulta que nunca supo lo que quería y que su ambición solo la alejó de lo que realmente importaba: ser mujer y esposa del fucking Ted. Posta, díganme si no parece la fantasía del ex resentido; casi se puede escuchar su suspiro a lo lejos: “Ah, pero ya va a ver, ya se va a arrepentir”.

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(Imagen: How I met your mother)

La serie termina con Ted, varios años después de la muerte de su esposa, como “che, ¿y si me tiro un lance con Robin de nuevo?”. Así que va a su departamento con esa estúpida, ESTÚPIDA trompeta azul y encuentra a Robin ahí, expectante, cual Penélope, como si el tiempo no hubiese pasado, como si una profesional exitosa no tuviera nada mejor que hacer, como si… ok, mejor me calmo. Mejor sigamos, porque me enojo.

En cuanto a Tracy, la madre, este misterioso personaje fue presentado al final de la octava temporada. Los creadores de la serie se tomaron el trabajo de desarrollarla a lo largo de la última temporada y termina siendo bastante querible: es graciosa, amable, sensible y encantadora; mucho más de lo que se merece el fucking Ted (¡cómo odio a Ted!). Pero al final, lo triste de ella es que se ve reducida a un simple recurso argumentativo. Solo era una distracción, una forma de sorprender al público con un final que nadie se esperaba ni quería. La madre era el eje central de la serie, el misterio y, al final, la revelación fue: Ah, sí, la madre fue esta X que se murió.

Este estereotipo de personaje se parece mucho al que se denomina en inglés “la mujer en la heladera”, creado por la escritora Gail Simone e inspirado por un cómic de “Linterna Verde”, donde la novia del protagonista es asesinada y escondida en una heladera. Es muy común en historias de superhéroes o acción, donde su único propósito es morir para que avance la trama del personaje masculino. Algunos ejemplos son Gwen Stacy (Spiderman), Rachel (El Caballero de la Noche) y ahora también Tracy, gracias a la poca imaginación de sus creadores.

Para cerrar, creo que el verdadero problema de HIMYM no es que tiene un personaje misógino y políticamente incorrecto; sino que, en sí, todes les personajes (o la mayoría) reflejan la mirada sexista de los creadores de la serie, donde un tercio de las protagonistas terminan sin saber qué poronga quieren, felizmente casadas o muertas. Si nos sentamos a analizar al resto de los personajes femeninos, ninguno termina bien parado: la madre de Barney es básicamente una mentirosa compulsiva. La madre de Marshall es la típica “suegra” posesiva y pasivo-agresiva. Y ni hablar de las muchas ex novias de Ted, entre las que se destacan: Victoria (la celosa que lo engaña), Stella (la malvada que lo deja en el altar), Zoey (la traicionera) y Jeannette (la clínicamente loca). Incluso, hay un capítulo donde se cuenta por qué Barney es tan machista y, sorpresa, sorpresa, es culpa de una mujer (su ex novia, que lo deja por un tipo con guita). Y es aquí donde yace la diferencia entre Friends o Seinfield, y Cómo conocí a tu madre.

Mientras que unas son, en cierta forma, el producto de su época y podemos apreciarlas más allá de sus errores, la otra es el producto, no de su época, sino de escritores que no parecen saber cómo escribir personajes femeninos.
Es una lástima, porque HIMYN es, en muchos sentidos también, una serie muy buena. Pero MUY BUENA. Hay capítulos que son legen… (wait for it) …darios, que me hicieron matar de la risa o incluso algunos realmente emotivos.

Como dijo Anita Sarkeesian, comunicadora, feminista y eterna némesis de los gamers: “Es posible, y a veces necesario, disfrutar de un medio y, a la vez, ser crítiques de sus aspectos más problemáticos y perniciosos”. Te doy toda la razón, Anita, y puedo aplicar esa filosofía con Friends, por ejemplo; pero en lo que a HIMYM respecta, hasta ahí llega mi paciencia.

*Por Pablo Vecco para La tinta / Imagen de portada: How I met your mother.

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