Los campamentos de verano donde se aprende a ser espía
Miles de alumnxs y profesorxs de Estados Unidos se forman en ciberseguridad para luego sumarse a las agencias de inteligencia.
Por Gustavo Veiga para Derribando Muros
Los campamentos de verano funcionan como el semillero de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) y de la CIA estadounidenses. Durante julio y agosto, estos laboratorios trabajan a pleno. Miles de alumnos y profesores, en 45 de los 50 estados de Estados Unidos, se forman en ciberseguridad. De esa masa crítica, saldrán muchos de los especialistas del rubro, sean o no espías o hackers del futuro. Dos programas son claves para comprender la envergadura del plan con generoso apoyo gubernamental.
El GenCyber comenzó en 2014 y fue creado por la NSA. El CyberPatriot es una iniciativa de la Asociación de la Fuerza Aérea (AFA), que persigue un objetivo similar. Su principal patrocinadora es la Fundación Northrop Grumman, un apéndice del complejo de empresas aeroespaciales y de defensa homónimo. Se trata del cuarto mayor contratista de defensa militar de Estados Unidos, fabricante del B-2 Spirit (también conocido como el Stealth Bomber o bombardero furtivo) y primer constructor de buques de guerra.
Uno de los argumentos que sostiene la NSA para formar en sus campamentos -a hoy en día, han sido 154- es “la brecha de hasta 600.000 profesionales necesarios para satisfacer la demanda de la nación”. Aduce que la oferta de expertos en ciberseguridad “ha quedado muy por debajo de la demanda”. En la página oficial del GenCyber, se lee que ese programa “busca despertar y mantener el interés en ciberseguridad en el nivel K-12, con el fin de construir un flujo de trabajo competente, diverso y adaptable a través de la alineación con los Centros Nacionales de Excelencia Académica en Ciberseguridad…”.
La NSA es la responsable del monitoreo, recopilación, procesamiento global de la información y datos, con el objetivo de hacer inteligencia y contrainteligencia en el país y en el exterior. Además, se especializa en una disciplina conocida como inteligencia de señales (SIGINT). Las denuncias de Edward Snowden, en 2013, expusieron que sus presuntos objetivos legítimos eran tan ilegítimos como la forma en que Estados Unidos espiaba al resto del mundo. Angela Merkel y Dilma Rousseff fueron víctimas de ese espionaje en 2013.
El contratista estadounidense asilado en Rusia trabajó para la NSA. La misma agencia que sostiene ahora lo vital que resulta el GenCyber en el objetivo de “asegurar que suficientes jóvenes se sientan inspirados para utilizar sus talentos en ciberseguridad”, porque “es fundamental para el futuro de la seguridad nacional y económica de nuestro país a medida que dependemos aún más de la tecnología cibernética en todos los aspectos de nuestra vida diaria”. Además de la NSA, el programa es apoyado financieramente por la Fundación Nacional de Ciencias y otros socios federales que hacen aportes anuales.
Las instituciones educativas de Estados Unidos son claves para que esta experiencia en seguridad tenga su espacio propicio. “Las universidades, las escuelas públicas o privadas, o los sistemas escolares son elegibles para recibir becas GenCyber. Las subvenciones proporcionan fondos para que las universidades administren y ejecuten campamentos GenCyber”, informa la página del programa. Los campamentos deben durar un mínimo de cinco días y/o treinta horas, y están destinados a la enseñanza intermedia y secundaria. No pueden participar ciudadanos no estadounidenses o sin residencia permanente en el país.
El programa ya se está dando en lenguas extranjeras, como el portugués. La Universidad de Augusta, en Georgia, difunde que si los alumnos “son aceptados en la cohorte del campamento anual, los campistas disfrutarán de oportunidades de aprendizaje prácticas y atractivas que incluyen actividades en el aula y excursiones a NSA Georgia, y al Centro de excelencia cibernético de Fort Gordon”.
Este cuartel, cuyo nombre fue asignado en honor a un militar del ejército confederado, se abrió en 1941 para entrenamiento de las tropas durante la Segunda Guerra Mundial. Desde junio de 1985, Fort Gordon aloja al Cuerpo de Señales de Estados Unidos, la rama del ejército que se encarga de proporcionar y mantener sus sistemas de información y redes de comunicación. En apenas seis años, los campamentos GenCyber pasaron de ocho a 154 y en estos días se siguen desarrollando semana a semana.
Las universidades que adhirieron al programa llaman a las instalaciones como Fort Gordon “academias de guerreros”, diseñadas para entrenar futuros “ciberguerreros”. En un artículo publicado en la página oficial de la universidad pública del Norte de Georgia sobre el curso de 2017, se lee: “La Academia de Guerreros Cibernéticos entrena a la próxima generación para el empleo en el combate virtual”.
El CyberPatriot no es muy diferente del programa prohijado por la NSA. Estimula que los alumnos se anoten en carreras de seguridad informática o de planes de estudio semejantes, bajo el auspicio de la Asociación la Fuerza Aérea (AFA) que reúne tanto a militares en actividad como retirados. Pueden cursarlo alumnos de casi todos los niveles de enseñanza. El financiamiento lo aporta la fundación de la corporación armamentística Northrop Grumman de Denver, Colorado.
En el distrito escolar de Fairfax, un condado de Virginia, se adhirieron al CyberPatriot en 2014. A las escuelas del lugar se las encuadró en el llamado Centro de Excelencia CyberPatriot de la AFA. A pocos minutos de ahí, se encuentra Langley, donde tiene sus oficinas centrales la CIA. En la zona, también se levantan las sedes de varias agencias de seguridad. Todo queda muy cerca de Washington, desde donde gobierna el presidente Joe Biden. Pero los campamentos de verano en los que se enseña ciberseguridad están desparramados por la amplia geografía de Estados Unidos. Un país donde no sólo proliferan las armas. También los aprendices de espías.
*Por Gustavo Veiga para Derribando Muros / Foto de portada: A/D