Chile: la debacle de la derecha institucional

Chile: la debacle de la derecha institucional
23 julio, 2021 por Tercer Mundo

Las primarias chilenas dejaron en terapia intensiva a la derecha. Los sectores progresistas y de izquierda ahora tienen en sus manos la posibilidad de alcanzar un cambio único para el país.

Por Andrés Kogan Valderrama para La tinta

Los resultados de la primaria presidencial del domingo 18 de julio en Chile no dejaron indiferente a nadie. No solo son históricas, por ser la primaria con mayor cantidad de votos que hubo (3.143.006), sino también por el enorme triunfo del pacto de izquierda Apruebo Dignidad por sobre la derecha de Chile Vamos. El candidato del Frente Amplio (FA), Gabriel Boric, ganó por sobre Daniel Jadue, de Chile Digno, alcanzando el 60 por ciento de las preferencias.

Lo interesante de todo esto es que el candidato ganador de la derecha fue el independiente Sebastián Sichel, quien salió tercero en la votación total y por sobre los postulantes de los partidos políticos tradicionales del mundo conservador (UDI, RN Y Evópoli). Algo que puede leerse como una derrota que va mucho más allá de lo estrictamente electoral, sino como parte de un proceso destituyente y constituyente en curso, el cual está cambiando la cultura política en Chile.

De ahí que, con la revuelta de 2019, Chile comenzó un proceso político sin vuelta atrás, que está transformando los cimientos institucionales del neoliberalismo de los últimos 30 años, en donde la clase política gobernante se subordinó, por décadas, a la idea del fin de la historia de Francis Fukuyama, la cual fue perfecta para mantener la Constitución subsidiaria de Augusto Pinochet, de 1980.

Chile Desperto la-tinta
Imagen: A/D

Por eso es que los resultados de la primaria presidencial no son más que la continuación de las anteriores elecciones, como lo fue el aplastante 80 por ciento a favor de una nueva Constitución, la elección de constituyentes, de alcaldes y concejales, como también de gobernadores regionales, en donde la derecha solo sacó una persona elegida en todo el país.

En otras palabras, estamos dentro de un momento histórico e inédito en Chile, en donde la posibilidad de que pasen dos candidatos de izquierda o progresista a la segunda vuelta presidencial, dejando a la derecha fuera de la elección, se vuelve un escenario perfectamente posible en el contexto actual.


En el caso de que así sucediera, sería poner fin a ideas provenientes del mundo más conservador y de derecha, como que Chile se encuentra polarizado, como ha pasado en otros países de la región, en donde el binarismo ideológico se ha profundizado. Es decir, dejar atrás la idea de que un sector importante en el país no quiere transformaciones estructurales en el modelo de mercado imperante.


Desde el mundo conservador, se podrá decir que, con esta decadencia de la derecha institucional, se fortalecerá la ultraderecha explícitamente pinochetista y negacionista, representada por el candidato del Partido Republicano (PR) José Antonio Kast, cercano a Donald Trump y Jair Bolsonaro. Pero es muy difícil que logre crecer mucho en un contexto tan politizado como el del Chile actual, en donde los movimientos sociales son los que están marcando los tiempos y la agenda.

Asimismo, tampoco es mucho lo que puedan crecer sectores neofascistas, nacional-libertarios, racistas, conspiracionistas, homofóbicos, patriarcales, anarcocapitalistas, en donde sus principales voceros son personajes como la constituyente María Teresa Marinovic, el economista Axel Kaiser, el ideólogo Alexis López, el activista Sebastián Izquierdo, el opinólogo Fernando Villegas y organizaciones como Fundación para el Progreso, Fundación Nueva Mente, Partido Libertario, Movimiento Social Patriota (MSP), Partido Fuerza Nacional, Radio Agricultura, El Líbero, Capitalismo Revolucionario, Movimiento Aún Tenemos Patria, Asociación Para la Paz y la Reconciliación en La Araucanía (APRA), entre otros.

Sus planteamientos centrados en la defensa de la patria, la familia, la propiedad privada, la libertad de consumo, el progreso, el orden, lo políticamente incorrecto, la defensa a ultranza de la civilización occidental -y que, de manera paranoica, nos encontraríamos en una invasión comunista liderada por Cuba, Venezuela, la ONU y China-, aún en Chile, no han tenido el apoyo como en otros países, a pesar del contexto de pandemia, el cual ha facilitado la aparición de estos grupos fanáticos.

Con esto, no se trata de confiarse y asumir que estos grupos fundamentalistas no puedan expandirse más en Chile o que la misma derecha institucional no pueda reorganizarse nuevamente, lo cual seguramente hará para seguir representando a los grandes grupos económicos y a la casta militar imperante, que saben que con este proceso constituyente perderán poder y privilegios inevitablemente.

Chile mural contra Pinochet la-tinta

Tampoco se trata de que el o la nueva presidenta de Chile, por el solo hecho de provenir del mundo del progresismo o de izquierda, sea suficiente para hacer las transformaciones que Chile necesita. Será un cargo en transición, por el hecho de que su rol mismo dependerá de lo que decida el poder constituyente a través de la Convención Constitucional, en donde la discusión sobre el régimen presidencialista y la posibilidad de que pierda poder la figura presidencial será fundamental para el futuro de la persona que sea elegida para 2022.

Lo fundamental, por tanto, es leer el momento histórico en el cual nos encontramos como país, el cual está generando un cambio cultural sin precedentes y muy rápido, gracias a la revuelta popular y al proceso constituyente en curso, el cual está generando consecuencias no solo en esta coyuntura presidencial actual, a través de la debacle de la derecha institucional, sino en todos los ámbitos, ya que es solo una parte de algo mucho más profundo que se está tejiendo colectivamente.

*Por Andrés Kogan Valderrama para La tinta / Foto de portada: EFE

Palabras claves: asamblea constituyente, chile, Izquierda

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