México dividido: una reflexión de las elecciones 2021
Los comicios a principios de mes dieron como resultado una dispersión de los votos que fragmentan al país, en medio de una sostenida violencia que parece nunca finalizar.
Por Carmen Avilés Arredondo y Kevin Betancourt Camarena, desde México, para La tinta
El pasado 6 de junio, se llevaron a cabo elecciones intermedias en México, cuya importancia está en que fueron los comicios más grandes de la historia del país: 93 millones de mexicanos y mexicanas estaban convocadas a emitir su voto para elegir 500 diputados (300 de mayoría relativa y 200 de representación proporcional), 15 gubernaturas y otros 20.000 cargos locales.
En concordancia con la situación de violencia que vive actualmente el país, las campañas y la jornada electoral no fueron la excepción. Esto como resultado de la incertidumbre acumulada desde la llegada del titular de izquierda Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en el 2018, sobre la repartición de los cargos de elección popular. En el proceso electoral, se jugaba la reafirmación del apoyo popular al presidente y su partido, MORENA, lo que llevó a una campaña marcada por el desprestigio entre partidos y la polarización política como herramienta para capitalizar el descontento social.
Alianzas y polarización: el juego del poder
Uno de los hechos sin precedentes que definieron estas elecciones, fueron las coaliciones entre partidos históricamente confrontados y con posiciones ideológicas opuestas. Las opciones políticas de mayor relevancia que se presentaban fueron la coalición Va por México, integrada por los partidos PRI (el histórico partido hegemónico), PAN (la derecha tradicional de la política mexicana) y PRD (partido de izquierda que posicionó a AMLO como candidato presidencial en dos ocasiones); la coalición Juntos hacemos historia, encabezado por MORENA (partido oficial), en alianza con el Partido Verde (PVEM) y el Partido del Trabajo (PT); y Movimiento Ciudadano, un partido de centro-izquierda que ha ganado relevancia en ciertos estados del país.
Durante la mayor parte del siglo XX, México tuvo un sistema donde las fuerzas políticas dominantes se localizaban en el PRI, pero que, en los últimos años, ha tenido un entendimiento con el PAN, mediante la red de intereses políticos de la élite mexicana, a pesar de declararse históricamente como oposición política. El motivo de esta controversia es el surgimiento de MORENA como partido mayoritario en las elecciones de 2018 (en la Cámara de Diputados y como partido del Ejecutivo), que en este proceso electoral amenazó a los partidos tradicionales con arrebatarles su papel dominante en el sistema político mexicano. Sin embargo, los resultados muestran que la opinión pública se encuentra en un punto medio en el que, si bien MORENA conserva la mayoría, muchos mexicanos han perdido el voto de confianza en AMLO y su movimiento, la Cuarta Transformación (4T), al no sentirse representados.
Dado las condiciones anteriores, las campañas se volvieron un escenario de lucha política entre los sectores que apoyan a AMLO y quienes están en contra de su gestión y su partido, por lo que, más allá de concretarse un proyecto por el interés común del país, se dividió entre los pro-AMLO y los anti-AMLO.
Elecciones violentas
Estas elecciones se caracterizaron por un clima de violencia durante las campañas y el día de la jornada electoral. De acuerdo con el diario Expansión, las campañas de 2021 fueron las más violentas en los últimos 20 años, a pesar de la estrategia que ha implementado el presidente para pacificar el país. A lo largo del proceso, fueron asesinados 35 candidatos de distintos partidos que competían en el ámbito local; otros 57 contendientes solicitaron protección a la Guardia Nacional. Asimismo, se registraron más de 700 agresiones contra políticos y candidatos a lo largo de los últimos meses.
La relevancia de estos comicios intermedios reside en la definición del rumbo político del país en los próximos tres años de mandato que le restan a MORENA, como referendo de la decisión que tomó México en 2018. En la renovación de la Cámara de Diputados, se jugaba el tablero político en el que se definiría si el oficialismo y sus aliados obtendrían la mayoría calificada para aprobar las reformas constitucionales y proyectos que requiere el presidente para consolidar la controvertida 4T. Algunos de ellos en el sector energético (CFE, PEMEX) y en materia electoral (INE), ya que corresponden a los sectores más fuertes y reconocidos del sistema mexicano.
Por otro lado, se creó un ambiente de incertidumbre respecto a la repartición de los curules en la Cámara de Diputados, dado que se conocería el rol que desempeñaría la oposición de aquí a 2024, y si habría un sistema de contrapesos en el Congreso, el cual desapareció desde 2018.
Resultados electorales
Los resultados fueron distintos según el Estado y el nivel de gobierno. Según los conteos rápidos, el partido de AMLO obtuvo 10 gubernaturas de 15 que se encontraban en disputa y logró obtener 198 escaños en la Cámara Baja, lo que representa alrededor del 35 por ciento de la intención del voto. En la Ciudad de México, alcanzó solo siete de las 16 alcaldías con la coalición Juntos Hacemos Historia. Aun cuando el indiscutible ganador es MORENA, el partido no logró obtener el mismo apoyo que en 2018.
MORENA y sus aliados obtuvieron, en conjunto, alrededor de 280 diputados y diputadas, lo necesario para alcanzar la mayoría absoluta, pero no la mayoría calificada. La gran pérdida para el oficialismo fue la Ciudad de México, la cual representa una gran derrota en donde se concentra el poder del país y que, además, era un bastión de la izquierda desde hace décadas. La alianza Va por México logró ganar en nueve alcaldías, un resultado histórico si se toma en consideración que, en 2018, MORENA obtuvo 11. Estos resultados se le atribuyen, en parte, al reciente colapso de la línea 12 del metro de la Ciudad de México y la mala gestión del gobierno capitalino durante la pandemia, eventos que dejaron una cantidad considerable de decesos y que destapó diversas redes locales de corrupción presentes desde hace varios años.
¿Cuál es panorama político actual y hacia dónde se dirige?
El bono democrático de Andrés Manuel López Obrador ha fortalecido la presencia mayoritaria de agrupaciones de izquierda en el sistema partidista mexicano en años recientes, en el que, de 10 partidos que se presentaron en estas elecciones, solo tres se alineaban formalmente a la derecha (PRI, PAN, PES). El populismo, la justicia y el asistencialismo social han tomado protagonismo en las necesidades expresas de un amplio sector de la población, lo que se traduce en una ambigüedad ideológica entre los partidos que alinean sus propuestas a las exigencias a corto plazo de los votantes.
El clima de violencia durante las campañas y la jornada electoral es acorde a la situación que se vive en todo el país y pone en entredicho el ejercicio de los derechos políticos de la ciudadanía, como el caso de los asesinatos de candidatos en los últimos meses. Sin importar quién perpetúa estos actos, los ataques se han normalizado como herramienta política para eliminar a contrincantes y atemorizar a la población, especialmente en zonas donde el crimen organizado está coludido con el gobierno local.
Dado la pérdida de apoyo que sufrió MORENA el pasado 6 de junio, para la renovación de comicios de 2024, en donde se elegirá al presidente, la Cámara Baja y Alta, así como algunas gobernaturas y alcaldías, se espera que las alianzas vuelvan a tener un papel fundamental, dado el alto grado de polarización que dificulta que un solo partido obtenga la mayoría. Se perfila una división entre la población y los grupos políticos de poder, que será más evidente a partir del 2023, que es cuando comienza el proceso electoral.
Las características campañas de desprestigio han debilitado la política mexicana al grado de poner en juego el juicio de los votantes, por lo que solo cabe esperar campañas y proyectos que se apeguen a las necesidades reales de los mexicanos y las mexicanas, y no de las fuerzas políticas dominantes.
*Por Carmen Avilés Arredondo y Kevin Betancourt Camarena para La tinta / Foto de portada: Alfredo Estrella – AFP
