HPV: importancia de la prevención y la información
El Virus del Papiloma Humano (VPH o HPV) está muy presente en nuestras vidas, sin embargo, como ocurre con todas las Infecciones de Transmisión Sexual, el estigma genera silencio y vergüenza. En esta nota, profundizamos sobre este virus y las formas de prevención. El conocimiento es imprescindible para el autocuidado, por eso, sobre lo que nos pasa: no nos callamos más.
Por Redacción La tinta
Como todas las enfermedades o infecciones, el Virus del Papiloma Humano (VPH o HPV por sus siglas en inglés) es político. Existe asimetría en cómo se detecta, cómo se transmite y cómo se aborda según la identidad de los cuerpos. El estigma sobre las Infecciones de Trasmisión Sexual (ITS), la culpabilización y el juicio sobre quienes las portan, sobre todo, en mujeres y cuerpos disidentes, dificultan aún más la posibilidad de detección y tratamiento temprano.
Quienes tenemos útero lidiamos con un perjuicio particular y diferenciado en nuestros cuerpos, con una mirada reprobatoria más fuerte por portar la infección, la culpa y los reproches de las parejas sexuales. En esta nota, elegimos compartir saberes, porque, para cuidarnos, necesitamos conocernos, un saber negado por el dispositivo biomédico que reproduce la mirada disciplinadora patriarcal. En un mundo feminista, el autocuidado es una pieza fundamental.
Infecciones de Trasmisión Sexual
Las ITS constituyen un grave problema de salud pública a nivel mundial por su alta presentación, por las enfermedades que puede generar, incluso la muerte, y, por esto, se las considera una epidemia oculta. Casi un millón de personas contraen una ITS por día en el mundo y existen más de treinta bacterias, virus, parásitos, hongos que pueden transmitirse por vía sexual.
Hablamos de ITS, ya que, muchas veces, se puede portar y transmitir la infección sin que esto genere una afectación en la salud de quien la porta. Las enfermedades de transmisión sexual (ETS), en cambio, son manifestaciones o implicación del estado de salud.
La presencia de una enfermedad de transmisión sexual no tratada, ya sea inflamatoria o ulcerativa, puede traer problemas para nuestra salud e, incluso, aumenta el riesgo de transmisión de Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) en un contacto sexual sin protección. Cualquier consulta en el sistema de salud debiera ser una oportunidad para detectar y prevenir las ITS. El análisis es gratuito y confidencial, y se puede realizar en muchos centros sanitarios. Es importante tener en cuenta que el resultado es parte de nuestra privacidad y no pueden pedirlo para un ingreso laboral, ya que constituye un acto de discriminación.
Virus del Papiloma Humano
El HPV es una infección común en la población que, en algún momento, tuvo o tiene relaciones sexuales. Sin embargo, hablamos muy poco de esta e, incluso, carga una importante estigmatización. Como sociedad, tenemos una mirada negativa respecto a las infecciones de transmisión sexual, en particular, al HPV. Como pasa con todos los silencios, es fundamental poder conversar sobre su existencia para derribar mitos y aprender a cuidar y cuidarnos.
Hay más de 100 tipos diferentes de HPV y sólo unos pocos pueden infectar las células que se encuentran en la superficie de la piel, los genitales, el ano, la boca y faringe, de los cuales, 40 afectan al tracto anogenital y se transmiten principalmente por vía sexual. La mayoría de ellos suelen dar manifestaciones muy evidentes, como ampollitas con líquido claro en el interior, herpes que suelen aparecer alrededor de la boca o verrugas. Sin embargo, los cambios en el cuello uterino, cuya visualización no es sencilla, necesita de algunas técnicas para poder conocer su presencia (las desarrollaremos más abajo).
Se ha comprobado que la infección persistente por algunos tipos de Virus Papiloma Humano es la causa necesaria del cáncer de cuello uterino. Existe una asociación demostrada de más del 99% entre el HPV y el cáncer de cuello de útero, siendo el tumor que refleja con máxima crudeza la desigualdad social en salud. Ocupa el segundo lugar entre los tipos de cáncer más comunes en las personas que tienen útero a nivel mundial y es la segunda causa de muerte por cáncer en la población de entre 35 y 64 años, a pesar de que la enfermedad puede prevenirse casi por completo gracias a los conocimientos y tecnologías actualmente disponibles.
Afecta principalmente a personas de bajo nivel socioeconómico, quienes tienen un acceso más limitado a los servicios de salud. Si comparamos las tasas de mortalidad por cáncer de cuello de útero, hay gran diferencia entre provincias: las más pobres concentran la mayor cantidad, sobre todo, en el norte del país. Según datos oficiales del Programa Nacional de Prevención de Cáncer Cervicouterino, cada año, cerca de 5.000 nuevas personas tienen el diagnóstico de cáncer de cuello uterino y fallecen alrededor de 2.000 personas por esta enfermedad en Argentina.
La infección de cuello uterino puede producir alteraciones en las células, lo que se conoce como displasia. Es bastante frecuente que el HPV provoque displasias de bajo grado tras meses de ocurrida la infección. La mayoría de estas lesiones se resuelven solas, sin necesidad de intervención. Las de alto grado son menos comunes, pueden surgir tanto por la progresión de las lesiones de bajo grado o de la infección persistente por VPH; mientras la mayoría de estas lesiones también se resuelven por sí solas, algunas progresan a cáncer. El tiempo de evolución de una displasia hacia un cáncer invasor puede llevar entre 10 y 20 años.
Prevención del HPV
No se ha comprobado la eficacia del preservativo como método de prevención porque el virus puede ubicarse en los genitales internos y externos, incluidas las zonas que no están protegidas por el preservativo. No obstante, es de gran utilidad para otras infecciones de transmisión sexual, como sífilis, hepatitis B, virus de inmunodeficiencia humana-HIV.
Hace un tiempo que existe la vacuna contra el HPV. Es segura, eficaz y previene la infección por los tipos de HPV de alto riesgo que causan el 80% de los cánceres de cuello de útero, ano, pene, boca o garganta, y el 90% de las verrugas genitales. Las investigaciones realizadas demostraron que la vacuna tuvo mayor efecto al ser aplicada en la pre-adolescencia y, en nuestro país, se decidió incorporarla al Calendario de Vacunación para ser colocada a los 11 años, aprovechando la oportunidad de aplicación junto a otras vacunas a esa misma edad. Son dos dosis, separadas por, al menos, seis meses. Sin la segunda dosis, no hay protección. Por eso, es importante completar el esquema, sin importar cuánto tiempo pase desde la primera, siempre que sean más de seis meses.
El test de Papanicolaou, conocido como PAP, es un método sencillo que permite detectar anormalidades celulares en el cuello uterino. El procedimiento consiste en la extracción de una muestra de células tomadas del cuello del útero. La recomendación de la Agencia Internacional de Investigaciones Contra el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (IARC, OMS) es no realizarlo a personas con útero que sean menores de 25 años, ya que la frecuencia de cáncer cervical en jóvenes es baja y, en general, se revuelve espontáneamente. Intervenir a esa edad puede generar ansiedad, angustia y complicaciones posteriores en su fertilidad, y, en caso de decidir gestar, pueden presentarse partos prematuros, bajo peso al nacer, entre otras.
Se recomienda realizarlo a partir de los 25 años, especialmente, a personas entre los 35 y 64 años, y a mayores de 64 años que nunca se lo hayan realizado. La frecuencia recomendada depende de los cambios que se observen en las células del cuello del útero. Luego de dos PAP anuales consecutivos negativos, puede espaciarse cada 3 años.
La colposcopia es un estudio indicado sólo en casos particulares, no es necesario realizarlo como parte de los controles de salud general. Su popularidad se ha dado como una estrategia de mercantilización de la salud sin que haya un criterio de prevención y cuidado.
También existe el test de HPV que se encuentra en algunas provincias. Se recomienda realizarlo entre los 30 y 64 años. Puede hacerse con una auto-toma, es decir, que la persona haga el test en su casa sin la intervención de une trabajadore de la salud.
Como vimos hasta aquí, para que el HPV genere malignidad, necesita mucho tiempo, por lo que nos da la posibilidad de prevenir sus complicaciones. Donde el silencio ha sido una herramienta de opresión, siempre es mejor hablar de ciertas cosas. Nuestra sexualidad y lo que hay a su alrededor sigue siendo tabú, y es importante animarnos a conversar, a informarnos, a buscar alternativas para ser cada vez más libres.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: Gaceta Médica.