Mujeres organizadas en La Calera: “Si hay hambre, les hijes son de todes”

Mujeres organizadas en La Calera: “Si hay hambre, les hijes son de todes”
Anabella Antonelli
16 marzo, 2021 por Anabella Antonelli

Por la falta de trabajo, la violencia de géneros y las consecuencias de la pandemia, la cooperativa textil de mujeres “Cosiendo Nuestros Sueños” inventa alternativas y construye salidas comunitarias. Ante la necesidad de sus vecines, cambiaron las máquinas de coser por los cucharones y organizaron una olla popular que da de comer a cien personas. Hoy, necesitan nuestra ayuda.

Por Anabella Antonelli para La tinta

La Calera es una ciudad vecina a Córdoba capital, habitada por unas cuarenta mil personas. En barrio Los Filtros, Matadero y Loma de la Cruz, las vecinas se organizan en diferentes proyectos comunitarios para hacerle frente a la desocupación, el hambre y la violencia machista.


“La comunidad es la identidad con la que defendemos nuestra existencia. Si no la cuidamos, vamos desapareciendo. Por eso, nos desalojan, nos llevan a los márgenes de las ciudades, nos dejan sin servicios básicos. Saben que fortalecer la comunidad es darnos visibilidad como clase pobre y laburante, y eso les molesta”. Las palabras son de Eugenia Ferrero, integrante de la Cooperativa Textil Cosiendo Nuestros Sueños, en el Encuentro de Organizaciones.


Hace más de cuatro años, en 2017, crearon este espacio laboral por la falta de trabajos, que tenga en cuenta sus vidas, las tareas de cuidado que realizan y sus posibilidades para movilizarse. “Esto nos hizo protagonistas de nuestras vidas y nos dio independencia económica. Sabemos que podemos juntas, sin depender de nuestros maridos o algún patrón que nos maltrate, y eso nos cambió la mirada de todo. En gran parte, nos quitó el miedo y empezamos a imaginarnos cosas que antes ni se nos hubieran ocurrido: salir de situaciones de violencia, decidir cómo usar el dinero, estar fuera de casa mientras trabajamos, comercializar nuestra propia producción”, cuenta Eugenia.

La cooperativa, con sus dificultades y desafíos, “fue la alternativa a los trabajos que hacíamos”, expresa. Algunas eran empleadas domésticas, muchas veces, mal pagas y exigidas por sus patrones; otras hacían changas, pero “era una inestabilidad que se trasladaba a la mesa, donde, a veces, había para comer y, otras veces, no”.

Actualmente, producen manteles, repasadores, toallones, servilletas, sábanas y bolsas de higiene para la vuelta de les niñes a clases. “Nos la rebuscamos, la gran dificultad es competir con el ‘made in china’. Es un rubro difícil, la materia prima y las máquinas trabajando tienen un alto costo y los consumidores buscan pagar poco”, sobre todo porque se trata de producir para sus vecines: “La economía popular genera productos accesibles a toda la comunidad y a nuestros barrios. Eso intentamos hacer”, explica Eugenia.

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(Imagen: Cooperativa Cosiendo Nuestros Sueños)

Para estas mujeres, la construcción del tejido comunitario es imprescindible para la vida: “A nosotras, la comunidad nos sostiene y nosotras la sostenemos a ella. La comunidad es mujer, tiene el sudor de nuestro trabajo y la fuerza de nuestro compromiso”, expresan.

La violencia de géneros es otra de sus preocupaciones. Carolina Medina integra la cooperativa y el espacio Feministas La Calera, desde el que acompañan el pedido de justicia por la confusa muerte de Yamila Herrera, vecina de la localidad. “Es importante acompañar los pedidos de justicia porque la policía no nos cuida y la justicia defiende al macho. Al estar organizadas, nos cuidamos entre nosotras, estamos alertas. Juntarnos a trabajar nos libera, es nuestro espacio de pertenencia”, afirma.


Las ollas populares se transformaron en un símbolo de resistencia de las barriadas empobrecidas para sobrevivir a los tiempos más difíciles. En la mayoría de los casos, son las mujeres quienes salen de sus casas para asumir el cuidado de toda la comunidad. En plena pandemia, estas vecinas tuvieron que dejar de trabajar en la cooperativa por protocolo sanitario, “pero, en los barrios, nunca nos metemos adentro de casa cuando hay problemas”, explica Eugenia y concluye: “Cuando la cosa se pone difícil, si no te organizás, te morís. Vimos que había hambre, mucha hambre. Automáticamente, armamos la Olla ‘Resistencia Popular’, un espacio que hoy le da de comer a cien personas. Así lo hicieron nuestras madres, nuestras abuelas, así lo hacemos nosotras. Si hay hambre, les hijes son de todes”.


Hoy, volvieron a las máquinas textiles, pero siguen con la olla popular porque la situación “está cada vez más difícil”. La hacen “a pulmón”, con colaboraciones y donaciones. Necesitan herramientas y utensilios de cocina, como cuchillos, tablas, garrafa, licuadora, tuppers, ollas, cucharones. Para aportar, podés comunicarte al número 351 215 4446.

*Por Anabella Antonelli para La tinta / Imagen de portada: Cooperativa Cosiendo Nuestros Sueños.

Palabras claves: cooperativismo, cordoba, Encuentro de Organizaciones, La Calera

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