La ley de la ciencia
Por unanimidad, el Senado convirtió en ley el proyecto de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. Es la primera vez que el Congreso aprueba una norma que garantiza un aumento progresivo del presupuesto asignado a este sector, hasta alcanzar el 1% del PBI de la Argentina en el año 2032.
Por Vanina Lombardi para Agencia TSS
“Es un momento histórico, necesitamos crear una política de Estado en ciencia y tecnología, y esta ley es un horizonte para darle sustentabilidad”, le dijo a TSS Roberto Salvarezza, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, tras la aprobación de la nueva Ley de Financiamiento para el Sistema de Ciencia y Tecnología, que busca cuadruplicar la inversión pública en el sector de manera progresiva hasta alcanzar, como mínimo, el 1% del PBI nacional en el año 2032. Además, la nueva norma hace énfasis en la federalización de los recursos, la diversificación de la matriz productiva y en promover la igualdad de género dentro del sector. La medida había sido aprobada en Diputados a mediados de este mes, con 189 votos a favor, ninguno en contra y dos abstenciones, y anoche fue sancionada por unanimidad en la Cámara de Senadores.
“Esto nos va a permitir, por primera vez, tener una ley marco de financiamiento para el sector, de manera de otorgarle previsibilidad y asegurar su crecimiento y expansión más allá de los cambios de gobierno. No es casual que estemos debatiendo este proyecto luego de un 2020 atravesado por una pandemia inimaginada, que derrumbó estructuras mentales, alteró el orden de prioridades y tiene a todo el mundo en jaque”, destacó la senadora rionegrina por el Frente de Todos (FDT), Silvina García Larraburu, presidenta de la Comisión de Ciencia y Tecnología en el Senado, durante el debate. La legisladora destacó el carácter federal, productivo y de género de esta ley. También afirmó que el Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (COFECYT) tendrá un “rol protagónico” y destacó que, en la Argentina, la mayor parte del financiamiento proviene del Estado, a diferencia de otros países como Israel, el de mayor inversión en el área, con 4,94% del PBI, pero en el que solo el 0,51% proviene del sector público.
La nueva ley establece una curva de financiamiento, en términos del PBI, que eleva el actual financiamiento del Estado del 0,28% al 1% del PBI en el año 2032 (con una cláusula que impide que los recursos año tras año sean menores al anterior). El sector de ciencia y tecnología tuvo su presupuesto más alto entre 2013 y 2015, con un porcentaje del 0,35% del PBI (que se redujo al 0,25% del PBI durante la gestión macrista). Si se suma la inversión privada, alcanzó su monto más elevado en el año 2012, cuando la inversión total en I+D representó el 0,63% del PBI.
“La Ley de Ciencia y Tecnología, del año 2001, establece diferentes contribuciones al financiamiento del sector. Una es la Función Ciencia y Técnica, que es a la que se refiere esta ley, pero también hay otras como el financiamiento de las provincias y la inversión del sector privado”, agregó Salvarezza y aclaró que, por eso, se espera que, al llegar a la meta, la inversión final destinada al sector debería ser superior al 1% del PBI nacional. “Actualmente, la Función Ciencia y Técnica, medida en dólares, alcanza los 1100 millones y, en 2030, debería ser de unos 4400 millones, a los que habrá que sumarles la inversión privada, la de las provincias y de universidades”, sostuvo el ministro.
El texto de esta nueva ley es producto de un largo proceso de debate y negociaciones. Otras propuestas habían sido presentadas en años anteriores por diversos legisladores, como las de Wado de Pedro y la del entonces senador nacional y actual gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, que había obtenido media sanción en 2017, pero perdió estado parlamentario. “Había un proyecto muy interesante que proponía llegar al 2% del presupuesto nacional, que es distinto y muy inferior al PBI, que es lo que produce el país, y otro proyecto que hablaba del 3% del PBI, pero no solo incluía la inversión estatal, sino todas, como la privada”, advirtió Salvarezza. En la redacción final de esta ley, solo se refiere a una función particular del presupuesto nacional (Ciencia y Técnica). Además, el ministro destacó el trabajo conjunto entre Diputados y el Poder Ejecutivo, a través de los ministerios de Ciencia y de Economía, para lograr un proyecto realista que permitiera logar “un escalonamiento ambicioso, pero con un horizonte realizable”.
Además de garantizar parte de la inversión pública destinada al sector, esta iniciativa se destaca porque propone una perspectiva federal y de género. En tal sentido, por ejemplo, estipula que, al menos, el 20% del incremento anual del presupuesto sea destinado a los sistemas científicos provinciales, especialmente en las regiones de menor desarrollo, y establece que se buscará propiciar la igualdad real y efectiva de la participación de las mujeres y la población LGTBI+, en todos los niveles y ámbitos del sistema científico-tecnológico.
Además, declara de interés nacional el desarrollo del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, y promueve la diversificación de la matriz productiva, promueve la transferencia de tecnología a la industria y estimula la generación de divisas mediante la exportación de productos y servicios con valor agregado.
“Otra cuestión interesante es que esta ley ayudará a garantizar no solo que la inversión del Estado sea mayor en los próximos años, sino que se espera que también crezca la inversión del sector privado, de la mano de la Ley de Promoción de la Economía del Conocimiento, que ya ha sido sancionada y establece incentivos fiscales y deducciones impositivas para estimularla”, agregó Salvarezza.
Varios legisladores se refirieron al retroceso que sufrió el sector durante la gestión anterior, a pesar de que actualmente hubo consenso en la relevancia de contar con soberanía científica y tecnológica. “Estos proyectos ya estaban, pero no los trataron, yo mismo intenté impulsarlos desde la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados, pero nunca quisieron tratar el tema”, recordó Salvarezza, agregó: “Creo que siempre hubo un sector de la oposición, sobre todo, aquel que viene del radicalismo cercano a las universidades, que visualizaba que había que hacer una inversión y otro sector que nunca entendió para qué la Argentina hacía ciencia y tecnología. Celebro que ahora haya primado la posición más cercana a comprender su importancia y creo que la pandemia ha tenido un rol fundamental en esto”.
Con este aumento del presupuesto, serán beneficiados 17 organismos e instituciones de ciencia y tecnología, distribuidos en nueve ministerios, entre los cuales están las áreas de ciencia y técnica de las universidades nacionales, el CONICET, la Administración Nacional de Laboratorios (ANLIS), el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), el Instituto Antártico Argentino (IAA), el Instituto Nacional del Agua (INA), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), entre otros.
*Por Vanina Lombardi para Agencia TSS / Imagen de portada: Agencia TSS.