Socorristas en Red: Las Rivas en San Francisco
Socorro Rosa San Francisco “Las Rivas”, cumplió 4 años de lucha incansable. Aprovechamos para conocer en profundidad, las activistas que realiza la organización y su trayectoria en estos años de vida.
Por Redacción La tinta
San Francisco es una ciudad cordobesa que está en el límite con Santa Fe, conocida por su centralidad en la producción sojera. Con dinámicas de pueblo, la vida se transita con muchas miradas y discursos conservadores. Hace 4 años cuando surgió Las Rivas, una colectiva de acompañamiento de abortos seguros, no se hablaba abiertamente de feminismo y menos de aborto.
Son parte de las Socorristas en Red, feministas que abortamos y con la excusa de su aniversario conversamos con sus integrantes para adentrarnos en la labor que llevan adelante.
—¿Cómo funciona la red de socorristas en la actualidad?
—Socorristas en Red se encuentra conformada por diferentes grupas en diversas geografías del país, somos más de 40 colectivas. Si bien, cada colectiva tiene autonomía en su funcionamiento, en conjunto con toda la Red articulamos y definimos un posicionamiento lineal de accionar hacia la construcción de información segura, acompañamientos cuidados y activismo feminista acuerpado y arriesgado. Actualmente somos siete activistas socorristas conformando Socorro Rosa San Francisco “Las Rivas”.
—¿Cómo surge el nombre: «Las Rivas»?
—Elegir un nombre fue una tarea difícil, porque un nombre crea significantes e invita a simbolizar. En nuestro primer año de activismo, la búsqueda del nombre era una constante en nuestras reuniones. Muchas ideas fueron y vinieron, hasta que una compañera destacó que quienes conformamos el Socorro Rosa San Francisco tenemos muchas semejanzas con el personaje de Violencia Rivas, del humorista Diego Capusotto. Las Rivas, entonces, adviene en la potencia de encontrar un nombre que ponga en eje la furia y el enojo, la crítica al capitalismo como sistema opresor, así como a las distintas formas que toma el patriarcado. También la risa y el resistir desde la alegría, porque esto último es una de las enseñanzas más poderosas que nos ha dado el socorrismo.
Las Rivas es un conjunto de complicidades en cuanto a las personalidades de las activistas y también una apuesta colectiva a la resistencia.
—¿Cuáles motivaciones las llevó a organizarse en Socorristas en Red?
—Ser parte del socorro es un activismo voluntario, una ciudadanía y militancia feminista comprometida activamente con la salud sexual y no reproductiva que buscamos garantizar. Los motivos son muchos y diferentes, están atravesados por la subjetividad de cada una, impulsados por las vivencias personales o la situación de una amiga, compañera, familiar; historias de conocimiento mediático o persona con quienes nos cruzamos desde los roles de trabajo que ejercemos. Son motivos, también, atravesados por los contextos y escenarios políticos que nos movilizaron y encontraron en la lucha, buscando una salida colectiva, siendo parte de ella.
Suponemos que más allá de lo personal -¡que siempre es político!- el motivo de organizar Socorro Rosa, es el deseo de cambiarlo todo, también en nuestra ciudad. San Francisco es una ciudad pequeña, nos conocemos entre todxs lxs habitantes y nos caracterizamos por llevar una vida de cuasi pueblo. En la ciudad no se hablaba de abortos, no se hablaba de feminismos. En el 2015, a raíz del femicidio ocurrido en la ciudad y en el marco del Ni Una Menos comenzamos a organizarnos desde distintos sectores de la población. Porque nos necesitamos, comenzamos a andar feminismos y el Socorro fue el espacio de diálogo, construcción y haceres que nos permitió ampliar esa vida feminista, que se volvió acuerpada, arriesgada, pedagógica y amorosa.
Hoy, cuatro años después de nuestros primeros talleres de información sobre aborto seguro con medicación, logramos decir abortos en plural y en voz muy alta, e instalar en las calles de esta ciudad sin río, el verde aborto legal, el magenta socorrista y el violeta feminista como colores guías de nuestro andar y de la ciudad que queremos.
—¿Cómo viven la cotidianeidad de la militancia feminista en una ciudad del interior conservador de la provincia, que suele ser adverso para esos activismos ?
—Han pasado 4 años desde que comenzamos como grupa en la localidad, sin duda acontecieron obstáculos, pero nos hemos sostenido para destrabar esas realidades. Nos reinventamos y reorganizamos desde la contingencia; la escucha entre nosotras, y el registro constante de nuestro hacer nos ha posibilitado el resurgimiento ante contextos de desborde. Las complejidades están, y no podemos desviar la mirada, o creer que lo determinado ya es definitivo; las vicisitudes son parte de la práctica, y no estamos solas ante esto. Sin embargo, reconocemos que el hacer feminista socorrista en ciudades como la nuestra, implica dar batallas en distintos frentes: en espacios de trabajo, en las aulas universitarias, en nuestras relaciones de amistad, con otras organizaciones feministas y de derechos humanos, con nuestras parejas y familias. Y siempre que ganamos en alguno de esos frentes, aparecen nuevos, por eso hacemos del activismo socorrista una encarnadura en lo cotidiano que nos permite pensar, mirar, escuchar y hablar de abortos desde un lugar más amoroso, que teje redes de información segura y lazos de afectos con quienes abortan y entre quienes acompañamos esos abortos.
Uno de los recientes escenarios adversos que se presentó, fue la situación de pandemia y ASPO -Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio-. Cabe aclarar que en el hacer socorristas realizamos talleres presenciales con quienes se contactan con nosotras para interrumpir sus embarazos, tejemos redes de información segura siguiendo los protocolos de la OMS; garantizamos acompañamientos cuidados y feministas durante todo el proceso pre, durante y post aborto. Entonces, este año, en medio de la pandemia los talleres se reconfiguraron en videollamadas con cámara y micrófono encendido para insistir en mirarnos y reconocernos en las otras y otrxs que acompañamos.
Este contexto, a la mayoría de las colectivas y grupas de Socorristas en Red- Feministas que abortamos, nos obligó a generar nuevas formas de hacer, pensar-nos, y continuar acompañando a las personas que solicitan información y decidieron abortar. Tejimos las estrategias necesarias para dar continuidad a la atención en la línea pública y sostener los acompañamientos. También para mantener el contacto entre nosotras, participando de reuniones nacionales, regionales y actividades locales de manera virtual.
La política socorrista apuesta al encuentro y acuerpamiento con quienes abortan, es una manera de humanizar a quienes se ponen en contacto con nosotras. Y es lo que más extrañamos de nuestro hacer, un hacer que gracias a las articulaciones y los tejidos logrados hasta el momento nos permiten seguir estando cerca.
—¿Qué sueños tienen?
—Tenemos todos los sueños que se nos permiten ¡y más! Porque el socorrismo nos enseña, todos los días, a correr los límites de lo posible. Soñamos con ver crecer la cantidad de activistas socorristas en la ciudad, porque el encontrarnos y organizarnos nos sostiene. Soñamos con llegar a cada barrio de la ciudad, así como los pueblos vecinos a los que aún no hemos llegado. Soñamos con que las calles sigan siendo nuestras, y que sus colores continúen siendo verde, magenta y violeta. Soñamos con seguir sosteniendo una atención profesional de la línea pública, para que cada persona que necesita información pueda comunicarse y recibir una escucha activa y rápida respuesta. Soñamos con que los talleres vuelvan a ser presenciales y grupales y que cada vez sean más las mujeres y personas con capacidad de abortar que se comuniquen con nosotras para que sus abortos sean seguros y cuidados.
Soñamos con seguir acompañando con calidad, con la plena garantía de las ILEs en todo el sistema de salud local. Soñamos seguir construyendo con las organizaciones compañeras. Soñamos con el Aborto Legal en este año 2020, en el camino de que sea libre y feminista, porque es urgente, porque lo deseamos, lo luchamos y lo merecemos. Soñamos con seguir a(r)mando pedagogías de la ternura, políticas de cuidado y mundos feministas.
*Por Redacción La tinta.
