A 10 años de la ley de Salud Mental
A diez años de la sanción de la Ley Nacional de Salud Mental, reflexiones sobre la falta de voluntad política que, en vez de operar las transformaciones esperadas, sigue perpetuando modelos manicomizantes y perjudiciales para la salud mental.
Por Observatorio de Salud Mental y Derechos Humanos
Hoy, se cumple una década desde la sanción de la Ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657 que preveía el fin de los manicomios y su reemplazo por un sistema comunitario e inclusivo de atención en salud mental. La pandemia que atravesamos a 10 años de la sanción de esta ley podría haber sido un momento adecuado para que ocurra la tan esperada trasformación, pues las recomendaciones de los organismos oficiales se centraron en reducir las aglomeraciones de personas y en el distanciamiento social preventivo y obligatorio.
Pero cuando no hay voluntad política (o cuando la voluntad política no atiende a las demandas de usuarixs de los servicios de salud mental, de familiares, de trabajadorxs, de las organizaciones sociales…), lo que podría haber sido una oportunidad, representa un obstáculo, un paso atrás en nuestra lucha por conquistar derechos.
Como se expresó en el documento de la 7º Marcha (virtual) por el Derecho a la Salud Mental de octubre de este año, en Córdoba, se cerraron algunos de los escasos dispositivos de atención comunitaria; se sostuvo la atención sólo en guardias e internado de hospitales monovalentes (lo cual incrementó la cantidad de personas aglomeradas en un solo lugar); se restringieron las visitas domiciliarias que contribuían a la continuidad de cuidados de personas externadas; se efectuaron despidos a trabajadorxs de diferentes dependencias provinciales de salud mental y adicciones; se dieron de baja convenios con organizaciones sociales que abordaban los consumos problemáticos de sustancias en los territorios; se suspendió el Programa de Inserción Profesional y se anuló la prórroga de las Residencias Interdisciplinarias de Salud Mental.
Sin embargo, nuestra lucha sigue viva. La conquista del derecho a la salud mental tiene una historia que orienta nuestras acciones, que se asienta en un pasado de experiencias de lucha colectiva y en un presente de demandas que ya no pueden esperar. La ley Nacional de Salud Mental que hoy cumple 10 años no es un hecho contingente, sino que forma parte de un proceso de reconocimiento y ampliación de derechos que seguimos sosteniendo.