#AbranLosTeatros: subsistencia y responsabilidad
Esta semana, el mundo de las artes escénicas (a nivel local y nacional) salió a plagar las redes con una campaña concreta: exigen la apertura de teatros con protocolo, ya. En esta nota, hablamos con Julieta Lazzarino, Gonzalo Marull y Luca Solé para saber por qué es urgente -y factible- la habilitación de las salas.
Por Redacción La tinta
Esta semana, trabajadorxs del teatro y las artes escénicas de todo el país arrancaron una campaña para exigir la reapertura de las salas, por supuesto, con el protocolo de cuidado que garantice la salud de protagonistas y espectadores. La iniciativa, con el hashtag #AbranLosTeatros, crece en visibilización desde el miércoles y cada vez es más masiva.
“El teatro no entra en ningún circuito económico de prioridades en nuestras sociedades de consumo. Por lo tanto, lxs artistas somos grupos de presión limitados. Creemos que la praxis artística presencial es esencial para la salud espiritual individual y colectiva de la sociedad, y necesitamos legitimar esa condición del arte en nuestra comunidad. Hemos estado en esta situación más de siete meses y todo se ha vuelto muy complicado. Lxs artistas pertenecemos a una clase trabajadora precarizada (lo sabíamos de antes, pero la pandemia lo ha desnudado muy evidentemente)”, dice Gonzalo Marull, en diálogo con La tinta.
Mientras afirma que el teatro enseña la importancia de lo grupal, de lo colectivo, de lo solidario, el dramaturgo sabe que es por eso mismo que sienten estar en un gran brete: “Deseamos fervientemente encontrarnos y practicar nuestro arte, pero no queremos poner en riesgo a las demás personas, por lo tanto, estudiamos minuciosamente cómo hacerlo de la mejor manera”, asegura Marull.
Por su parte, Luca Solé, de la Asociación Teatro La Cochera y técnico en sonido y multimedia en el Teatro Real, afirma que: “Abrir los teatros implica resolver las cuestiones económicas de los teatros justamente. Por supuesto que consideramos y apoyamos, estamos como parte de la comunidad, de la ciudad de Córdoba y del país; comprendemos la problemática. Sin embargo, los teatros cerrados son un gran peligro, porque ya antes de la pandemia era un suplicio sostener una sala independiente de Córdoba. El Instituto Nacional del Teatro es el único organismo que nos ha estado ayudando en la emergencia cultural, a través del Programa Podestá, y ahora salió otra nueva ayuda que es el Podestá Reactivar; y que es para salas de teatro principalmente. También a algunos grupos de teatro se ha aplicado el Podestá que ya es una ayuda menor digamos; nos han comprado funciones que en algún momento nos van a pedir que transmitamos en streaming o se hagan de manera presencial cuando todo esto acabe. En cuanto a nivel provincial y a nivel municipal, nada, no existe ningún tipo de apoyo. Si es que de acá a un año o año y medio se va a terminar la pandemia porque es lo que se estima; los teatros van a empezar a desaparecer. Por eso, es necesario que los teatros abran: para que subsistan”.
El actor y productor teatral informa a La tinta que, en Córdoba, hay 60 salas de teatro independiente y la actividad teatral de la provincia está cubierta por estas salas en un 88 por ciento. En marzo de este año, por la pandemia, se estima que aproximadamente 1000 personas dejaron de trabajar. “¿Qué pasa? Se cierran actividades, pero no se alterna con otras cosas, entonces, queda totalmente parada la actividad. En la ciudad, hace más de 200 días que no estamos en actividad. Pagar un alquiler de $20.000 o $30.000, sin ningún ingreso, es prácticamente la aniquilación del 90% de la actividad teatral de Córdoba”, plantea Solé.
Julieta Lazzarino es comunicadora y directora de la sala de teatro independiente Quinto Deva. “Leída distraídamente y sin contextualizar la actividad, la campaña de apertura de los teatros puede resultar irresponsable en el momento de mayor número de contagios del país. No somos inconscientes, no lo hemos sido nunca en todos estos meses de pandemia. El sector se ha mantenido cauto. Todas las actividades culturales necesitamos pedir apoyo a los Estados para poder sobrevivir estos meses. La actividad vive al día, lxs hacedorxs vivimos al día, no hay resto, por eso, fue y sigue siendo fundamental que los gobiernos tomen medidas comprometidas con el sector. Quienes estamos a cargo de los espacios culturales redactamos protocolos para reabrir parcialmente nuestras actividades, hicimos adecuaciones en las modalidades, invertimos en insumos para el cuidado y estamos dispuestxs a seguir trabajando para generar condiciones respetuosas, para lxs artistas y para el público”, dice la gestora cultural.
Lazzarino es clara: “No somos un sector fuerte, le importamos a muy pocxs y lxs funcionarixs que entienden la actividad son contadxs con los dedos de una mano… y me sobran. Ahora se acerca la temporada de verano y salen a la cancha con más ímpetu quienes tienen riesgos económicos más altos que los independientes. Es entendible. Una temporada perdida no tiene Plan B, el teatro no se puede reinventar como un comercio, no podemos cambiar el rubro para pasar la crisis. Sin dudas, la presión de otros sectores ha logrado mucho más, los gobiernos están funcionando a presión. Por eso es que la campaña puede parecer un tensor más en esta situación crítica. Creo que esa simplificación es producto de no comprender el campo. Los teatros podemos cumplir con protocolos mucho más estrictos que un bar, por ejemplo. Al teatro, la gente puede llegar con tapaboca, higienizarse, permanecer con distancia, ver una obra de tiempo limitado y retirarse sin mayores complicaciones. Menos riesgo que ir al supermercado”, asegura.
Respecto de la campaña, Marull, Solé y Lazzarino afirman que #AbranLosTeatros es sumamente responsable y está estudiada por quienes conocen las dinámicas propias de las salas, así como los roles y funciones de quienes participan.
“Lxs trabajadorxs de la cultura estamos manifestando una necesidad real, la de trabajar fundamentalmente, pero también de alimentar el deseo de lxs que hacemos y consumimos arte. Una necesidad acompañada de una responsabilidad, la de cuidarnos, y un compromiso, que la cultura no desaparezca”, dice Lazzarino.
La campaña, según Marull, es principalmente un llamado de atención. “Estamos aquí, el arte es fundamental para la espiritualidad de las personas, para su resistencia y, por lo tanto, para su salud. Y, a su vez, en el arte también hay personas que la están pasando mal y necesitan trabajar”, aclara Gonzalo.
Solé asegura que la actividad teatral aún no se ha habilitado por una decisión política y que, así como se abrieron los bares donde había mucha gente y sin barbijo, también se podrían abrir los teatros. “Por más que exista el COE que recomienda cosas, son decisiones políticas. Se considera el arte como una actividad no esencial mientras que, a su vez, el arte y el teatro son el reflejo de las comunidades, de los pueblos, de la intimidad que es el ser humano. Entonces, considerar como no esencial eso es no reconocer a toda una comunidad laboral que subsiste justamente a partir del teatro. Lxs teatristas somos muy organizadxs”, concluye.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: La tinta.