Socorristas en Red: acompañamientos en pandemia
Conversamos con integrantes de “Socorristas en Red: Feministas que abortamos”, de Córdoba, para que nos cuenten su experiencia de acompañar a personas que deciden abortar en contexto de pandemia.
Por Redacción La tinta
Desde el inicio del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, el hacer socorrista se modificó completamente. “Aunque nos invadió la incertidumbre, no nos paralizamos porque estamos convencidas, convencides de la responsabilidad social que tenemos con el aborto y con quienes abortan. Son momentos en los que tenemos que desarrollar mucho más nuestra capacidad de escucha y contención para generar confianza, seguir desarrollando ingenierías para que los abortos sigan siendo cuidados y con un acompañamiento amoroso también en pandemia”, cuentan les compañeres de Socorristas en Red de Córdoba.
Las “Socorristas en Red: Feministas que abortamos” está conformada por varias colectivas en distintos puntos de la provincia: Las Hilando en Córdoba capital, Las Rivas en San Francisco, Tribu Rosa en Villa María, Acuerpando en Villa General Belgrano, Socochicas en Sierras Chicas, Las Zorras de Traslasierra. Hablamos con algunes compañeres para que nos cuenten la realidad del hacer socorrismo en sus territorios hoy.
Tienen líneas telefónicas -las líneas públicas, como les suelen decir- a través de las cuales las personas se pueden contactar para recibir información de cómo acceder a un aborto seguro. Antes de la cuarentena, solían reunirse con quienes decidían abortar y conversaban sobre cómo estaban atravesando ese embarazo no viable para ese momento de sus vidas, “nos escuchábamos, sentíamos los temores y la valentía de manera colectiva. Adaptando nuestras prácticas a estos tiempos de aislamiento, transformamos esos encuentros presenciales grupales por videollamadas y talleres individuales, sin perder la ternura del encuentro, de sentirnos cerca y acompañades. Los tiempos de acompañamiento son mayores tanto para quienes acompañamos como para quienes abortan. Ahora, nuestras vidas se llenaron de llamadas telefónicas o videollamadas”.
Nos cuentan que, en varias ocasiones, se encuentran con la complejidad que implica hablar de aborto cuando quien decide abortar vive con otras personas que no están de acuerdo con su decisión o desconocen incluso la existencia del embarazo. Aún más complejo se vuelve cuando el proceso de acceso a la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) requiere de varias visitas al Centro de salud, situación que se agrava con la suspensión del transporte público interurbano que perdura desde el inicio de la cuarentena. “Ante todo eso, apelamos a la creatividad, tejiendo estrategias y redes porque, una vez que la persona acude a las socorristas, ya no está sola”.
El trabajo de las Socorristas en Red genera distintas estrategias y herramientas que permiten acortar distancias. Han generado videos y podcast sobre uso seguro del misoprostol, relatos en cuarentena de mujeres y personas con capacidad de abortar. También, inundaron las calles y las redes sociales con el relanzamiento de la campaña “En un mundo justo las niñas no son madres”, y diversos recursos pensados artesanalmente desde cada colectiva para llegar a cada territorio.
Socorrista Córdoba Hilando
Les compañeres de Socorristas en Red en la Ciudad de Córdoba nos comentan que hubo mucho diálogo, intercambio entre elles y así fueron surgiendo propuestas que les permitieron pensar y desarrollar otras nuevas estrategias para seguir acompañando, para estar cerca, para seguir estirando los límites de lo posible y cuidar más a mujeres y personas con capacidad de abortar que se comunican a la línea telefónica y redes de la colectiva.
La atención telefónica está activa por más horas, cada llamada les implica más tiempo, porque está presente el temor y la angustia de no poder acceder al deseo de abortar en esta situación. “Los talleres los hacemos por videollamadas, sentimos que es necesario poner rostro, que sepan quiénes somos las y les que estamos del otro lado del teléfono cuando damos la información para acceder a un aborto seguro, cuidado y acompañado. Sabemos que hay situaciones en las que no es posible el acceso a internet, entonces, la comunicación telefónica será en la forma que se pueda”, nos cuentan.
Les afecta de sobremanera cuando las personas les dicen que no disponen de un espacio tranquilo para conversar, cuando están temerosas porque sus familias, convivientes o parejas no saben o cuestionan su decisión, cuando son juzgadas. Entonces, esa llamada se hace cuando la familia duerme o encerrada en el baño, lo que implica varias llamadas para completar el taller. Otras salen con excusas de compras para poder conversar con elles. “Hay muchas mujeres que no disponen de wifi o datos, que tienen solo un dispositivo que comparten con hijes para las tareas escolares, entonces, la conversación es a altas horas de la noche. También se dificulta cuando viven solas con sus hijes pequeñes; mientras estamos en contacto por videollamada para dar la info, les niñes les demandan, lloran, gritan, se lastiman. Son momentos en que tenemos que desarrollar mucho más nuestra capacidad de escucha, paciencia y contención, de generar confianza y pensar con ellas si hay personas del entorno en quien apoyarse, quién de su comunidad puede estar cerca. Que nosotras estamos con ellas, que nos pueden escribir las veces que quieran y necesiten mientras vamos armando redes de cuidado para exigir y acompañar el reclamo”, nos explican.
El acceso a la ILE, en estos tiempos, es desigual cuando en las instituciones de salud no cuentan con la medicación recomendada: el misoprostol. Acceder a un aborto seguro queda librado a la posibilidad económica de cada persona según pueda comprar, o no, la medicación en una farmacia, donde el precio ronda entre los 4800 y 5000 pesos. Disponer de ese monto es imposible para muchas mujeres y personas con capacidad de gestar. Hicieron un nuevo mapeo de farmacias que disponen de misoprostol y las mismas personas que acompañan recomendaron otras para que no sea un derrotero conseguir el insumo. Articulan con profesionales muy comprometidxs en Centros de Atención Primaria de la Salud de Córdoba capital y el gran Córdoba, como así también en un espacio cooperativo autogestivo de salud integral y Hospitales de localidades con menor densidad poblacional. Saben que, en esos espacios de salud, las personas no serán expulsadas, juzgadas o interpeladas con respecto a sus decisiones. Además de los acompañamientos de Córdoba capital, derivan a personas para acceder a ILE en zona de Punilla, Cruz del Eje, Jesús María y localidades del norte de la provincia.
A todo eso, se suma que sistematizan y construyen datos estadísticos de los acompañamientos. Desde el 1 de enero al 20 junio de 2020, acompañaron a 920 mujeres y personas gestantes.
“Desde la colectiva Socorrista Hilando, seguimos acompañando y apostando a la autonomía de quienes necesitan, desean abortar. Sabemos que el aborto con medicamentos es seguro, que se puede realizar en la casa o donde la persona lo desee y se sienta segura. En pandemia, seguimos abortando y acompañando”, concluyen.
Socochicas
En Sierras Chicas, la colectiva de las Socorristas en Red es Socochicas. Acompañan a mujeres y personas con capacidad de gestar en la mayoría de las localidades del corredor y han logrado una fluida y respetuosa relación con les profesionales por el derecho a decidir, ampliando la red para acompañar amorosamente.
En la mayoría de los casos, son los equipos psicosociales (trabajadoras sociales, psicólogas) con quienes han logrado un mayor trabajo coordinado. Dada la emergencia sanitaria y para poder guiar y acompañar a les socorrides con información confiable y reducir la burocracia que muchas veces implica el acceso a la ILE, se ven obligadas a establecer una permanente comunicación con les agentes de salud para contar con información actualizada respecto a modalidad para obtener turnos, centros que cierran o pasan a dedicarse exclusivamente a atención de COVID-19.
Refieren que aún quedan algunas localidades en donde no se garantiza la ILE: Calera, Saldán, Villa Allende y La Granja. De esta manera, las personas que quieren abortar tienen que dirigirse a otras localidades en un momento en el que no hay transporte público interurbano. Los centros de salud que garantizan se comienzan a colapsar ante el aumento de la demanda y las dificultades que, día a día, deben abordar en esta emergencia sanitaria que estamos atravesando. A su vez, nos cuentan que el acceso a la medicación no siempre es garantizada por el Estado o demora semanas en llegar. Algunes médiques emiten la receta, pero muchas veces se dificulta el acceso por los costos y porque no todas las obras sociales cubren descuentos o les médiques que garantizan la ILE no son prestadores de todas las obras sociales.
Tribu Rosa
Tribu Rosa es la colectiva socorrista en Villa María. Nos cuentan que también los acompañamientos se modificaron pasando a una modalidad totalmente virtual y telefónica, y buscando colectivamente estrategias y tejiendo redes para seguir con su hacer socorrista, y que este sea lo más práctico posible.
Aunque en Villa María existe, en el Hospital Regional Pasteur, un equipo que garantiza ILE, no está muy difundido y son pocas personas las que lo integran. Sumado a eso, nos cuentan que siguen un protocolo en el cual la persona tiene que tener entrevistas con trabajadores sociales, psicólogues, ginecólogues, se solicitan estudios como electrocardiogramas, análisis de sangre y ecografía, lo cual dilata los tiempos. No se hace todo en un solo día y tampoco son requisitos necesarios para acceder a la práctica. “El Hospital queda bastante alejado de la ciudad y, lamentablemente, es la única institución que garantiza ILE en la ciudad. Es llamativo esto, ya que hay Centros de Atención Primaria de Salud en la mayoría de los barrios de Villa María, pero desde allí no se garantizan, ya que falta la voluntad política de hacerlo”, expresaron las compañeras.
De todas maneras, las socorristas están acompañando desde el primer momento e intentando garantizar que se cumpla el derecho a acceder a una ILE en tiempo y forma.
Acuerpando
Desde Acuerpando – Línea Rosa Socorristas, acompañan a personas en el Valle de Calamuchita. “Nos vimos obligadas, con la pandemia, a deshabitar las plazas donde nos encontrábamos socorridas y socorristas, y empezamos a habitar los espacios virtuales. En ocasiones, también, nos encontramos de cuerpo presente en el hospital, con barbijo, distanciamiento y la ley impresa bajo el brazo, exigiendo que se garantice el derecho a la ILE o a un control posterior al aborto, y que el trato sea respetuoso”, nos cuentan.
Desde que comenzó el aislamiento, hicieron reuniones virtuales con trabajadores de la salud, redactaron cartas, exigieron capacitaciones, contactaron a personas, discutieron con médiques, con farmacéutiques, hasta con intendentes. Al día de hoy, siguen desplegando cotidianamente cuanto recurso esté a su alcance para fabricar y ampliar el mapa de lugares en los que acceder a una ILE o a un control posterior, y que el Valle de Calamuchita no sea un calvario.
“Cada encuentro con una persona que decide abortar es un mundo. No podemos abrazarnos en las videollamadas y nos da bronca. Los abrazos son ahora simbólicos. A veces, hay mala conexión, se corta, volvemos a intentar. En ocasiones, del otro lado hay una mujer hablando muy bajito porque nadie sabe en la casa sobre su decisión. Hace poco, una chica nos pidió que solo hablemos nosotras, ella no podía hablar, pero nos podía escuchar. Van y vienen los mensajitos de texto. A veces, nos dicen: ‘Si yo no te hablo, no me hables, esperá a que yo te escriba y ahí seguimos’. También han cambiado un poco los horarios en los que acompañamos. No poder ir a la casa de una amiga o de otra persona a abortar cuando en la familia nadie sabe implica hacerlo en horarios en los que no hay nadie o cuando todes duermen”, cuentan les compañeres.
Particularmente, su activismo se difundió mucho en la región en este último año y han acompañado en seis meses a más personas que en todo el año pasado. “Creemos que la lucha que venimos dando, en plena pandemia, nos ha fortalecido hacia el interior de la colectiva y también nos dio a conocer hacia afuera. Han crecido nuestras redes sociales, hemos dado notas en medios locales, hemos participado de encuentros y charlas. Es importantísimo que las mujeres, varones trans y personas no binaries que deciden y desean abortar sepan que estamos cerca, que cuentan con nosotras”, cierran les acuerpando.
La red Socorrista sigue creciendo y expandiendo acompañamientos. Es importante compartir datos, ya sabemos que las redes feministas nos sostienen y nos salvan.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: Flor Castello.