Colombia: a la calle de nuevo

Colombia: a la calle de nuevo
16 septiembre, 2020 por Tercer Mundo

El gobierno colombiano redobla su peor cara represiva ante las masivas movilizaciones en su contra. Al mismo tiempo, deja al pueblo desamparado ante la pandemia de coronavirus.

 Por Aureliano Carbonell para Nodal

La pausa impuesta por la cuarentena favoreció momentáneamente al gobierno de Colombia, en tanto le facilitó actuar con más libertad y desfachatez, y tomar medidas que han favorecido a la banca y a los grandes capitales, y que han desmejorado las condiciones económicas y de subsistencia de la mayoría de la población.

No es casual que las ganancias del grupo Aval, en este primer semestre de pandemia y de desastre económico, hayan llegado a 1,1 billones de pesos; que, en días pasados, se le hubiesen entregado 370 millones de dólares a Avianca y que, semanas atrás, el gobierno hubiese dispuesto de 117 billones de pesos para los bancos.

En contraste, mientras se presentan estos hechos, el gobierno se negó a aprobar una Renta Básica -ingreso garantizado por el Estado como derecho de los ciudadanos para acceder a una canasta de bienes mínima que les permita subsistir-, a subsidiar temporalmente a las micro y a las pequeñas y medianas empresas (proporcionan el 80 por ciento del empleo del país), y a hacerse cargo, por unos meses, de los arriendos y el pago de los servicios públicos.

Se acrecientan las dificultades del gobierno

Sin embargo, a la vez que el gobierno está concentrando todos los poderes, recurriendo a todo tipo de arbitrariedades, gobernando a punta de decretos y sin controles -lo que aparentemente lo muestra más fortalecido-, se mantiene la tendencia a su debilitamiento, agravado ahora por la aguda crisis económica que está dejando la pandemia, por el incremento y desborde de la violencia, por las dificultades del uribismo y por el creciente malestar e inconformidad social.

Colombia manifestantes contra la policia la-tinta

El manejo dado a la pandemia no está dejando bien parado a este tercer gobierno de Álvaro Uribe. En la segunda semana de septiembre, el país ya ocupa el puesto 11 en las muertes por la COVID-19 en el mundo y el séptimo con más contagios, al acercarse a los 750.000 a mediados de este mes.


El cuadro económico actual y el venidero son críticos. En el segundo trimestre de este año, se presentó un decrecimiento del 15,7 por ciento y, en 2020, el Producto Interno Bruto será de -7,5, mientras que el desempleo llegó en julio al 20,2 por ciento. En estos meses, muchos colombianos han visto drásticamente mermados sus ingresos o no han tenido entrada alguna; no han tenido con qué conseguir la comida ni con qué pagar el arriendo, ni los servicios, ni las deudas.


A partir del 1 de septiembre, con un promedio de 250 muertes diarias causadas por el coronavirus, el gobierno ha dejado atrás la cuarentena y ha abierto casi todas las actividades para entrar a la llamada recuperación económica, en la que, de nuevo, los sacrificados serán los sectores medios y, especialmente, los trabajadores y demás sectores populares, con lo que tenderá a ampliarse el descontento y la inconformidad, y, por tanto, la condiciones para tomarse de nuevo las calles.

Las masacres ocurridas estas últimas semanas y, sobre todo, el incremento de las mismas (van 54 masacres este año) han hecho crecer en el país la sensación de que se está incrementado y saliendo de madres la violencia, de que en ello hay responsabilidad del gobierno y que este, efectivamente, está haciendo trizas los Acuerdos de La Habana y las perspectivas de paz. Los asesinatos de dirigentes sociales llegan a 1.000 y a 225 el de ex combatientes.

Vuelven las jornadas

Todo lo anterior tiende a reactivar la movilización y a fortalecer la oposición, aunque, en los meses de la cuarentena, Iván Duque hubiese tenido un respiro y una relativa tranquilad. El aislamiento obligatorio ha quedado atrás a partir de septiembre: el gobierno ha mandado la gente a las calles, a los centros de trabajo, los comercios, priorizando la economía sobre la vida.

Las Marchas por la Dignidad de hace unas semanas, el “Canto Por La Vida” convocado el 30 de agosto por los artistas, el ambiente de la convocatoria de 4 de septiembre, la caravana nacional del 7 del mismo mes, jalonada por el Comando Nacional de Paro, la convocatoria por las redes para el 13 de septiembre y la que se está haciendo para dentro de diez días son los asomos de un nueva oleada de movilizaciones y de nuevos momentos de lucha social y política. Ese será el signo dominante de los meses venideros.

Las perspectivas hacia la crisis de gobernabilidad y hacia las opciones de nuevo gobierno no murieron con el paréntesis de la cuarentena. Por el contrario, están reapareciendo, tienden a fortalecerse hacia el futuro inmediato y están renovando las esperanzas.

Colombia policia represion Bogota la-tinta

Las movilización social que se ve venir será más fuerte y de mayor futuro si se avanza en la confluencia para la acción y se decantan al fragor de los mismos puntos convergentes que le den vida y consistencia a un bloque de cambios, que trascienda la coyuntura y se proyecte en una perspectiva más amplia de lucha, nuevo gobierno, transformaciones y paz.

En la acumulación y los caminos hacia esa perspectiva de gobierno, si bien están contempladas las cuestiones electorales, lo central estará en las dinámicas de movilización, en el fortalecimiento de la organización popular y en el ascenso de la lucha por reivindicaciones políticas y cambios.

Sin excluir ni polarizar, habrá que combinar distintas dinámicas, expresiones y formas de lucha de conformidad con los escenarios y caminos que la misma realidad vaya habilitando.

*Por Aureliano Carbonell para Nodal / Foto de portada: EFE

Palabras claves: Colombia, manifestacion, represión policial

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