Ceremonias para dar, tierra para defender

Ceremonias para dar, tierra para defender
3 agosto, 2020 por Redacción La tinta

De acuerdo con la sabiduría andina, durante agosto, se levantan las ceremonias del dar. En este marco, repesamos el último informe de Global Witness. El 2019 fue el año con más defensores asesinades en su lucha por la tierra, principales causas de asesinato y hostigamiento a referentes sociales y ambientales.

Por Redacción La tinta

“¿Cuándo?
Ahora es cuando.
Madre tierra… guíame”.
Rankale Llankinao

“Recordar, de lo que se trata es de recordar”, me dice la mujer más anciana de la cuadra cuando hablamos de la caña con ruda. Ella la endulza con salvia y no la toma en ayunas porque le cae mal. No digo nada, recordar a veces implica hacer silencio y sólo escuchar. Me empieza a sonar a cotillón de fiesta tanta ceremonia desparramada, tanta caña, tanta ruda, pero recuerdo a la hermana mapuche diciendo que “suspender el juicio también es una de las tareas de la necesaria nueva humanidad”.

Escucha y humildad. Nos reunimos en círculo, saludo y pido permiso a los siete rumbos. Veo abrirse una boca de la pacha en dirección al este. El sahumo me ingresa a la ceremonia y siento ternura y asombro al mirar lo mismo, pero distinto. Mi cabeza se resigna a no entender y entiendo.

Cada 1° de agosto, celebramos y ofrendamos a la Pachamama, recordando el cuidado de la vida, como compromiso y agradecimiento. Ofrendamos llamando a nuestra fuerza para florecer, para decidir nuestra siembra, para fortalecer el espíritu de la Pachamama, para agradecer.

Es primero de agosto y pienso en Santiago Maldonado y la defensa de la Wallmapu. En la ceremonia, se ofrenda a dos manos y, al cierre, se brinda. El primer trago es para la tierra, siempre primero le otre. La ley es dar. Pienso en los incendios que sufre parte de nuestra provincia y en las comunidades defendiendo el monte de la furia del fuego como instrumento de la avanzada capitalista.

“Entendemos a la Pachamama, a la Mapu, como un todo que va más allá de la naturaleza visible, que va más allá de los planetas, que contiene a la vida misma, las relaciones establecidas entre los seres con vida, sus energías, sus necesidades y sus deseos”, explica Adriana Guzmán. Para el feminismo comunitario, defender la pachamama es frenar el dominio y manipulación “al servicio del desarrollo y del consumo”.

Cuidar y cuidarnos en comunidad parece ser el desafío si queremos transformarnos. La pandemia parece gritarnos que es urgente construir una nueva humanidad para seguir viviendo. Mientras tanto, desde los centros de poder, la estrategia es profundizar el saqueo de la madre tierra para parchar la crisis económica sin una mirada a mediano plazo… porque intuyo que el largo plazo de la especie está en veremos.

Sin embargo, en diferentes puntos del planeta, las preguntas y preocupaciones son las mismas. Hay un movimiento colectivo comprometido con el cuidado. Son les guardianes de nuestra tierra que, en distintos territorios, resisten los golpes de este sistema de muerte y, para muches en el mundo, defender los ríos, la tierra, las montañas, el aire puede significar poner en riesgo la vida.

Defensoras de la vida

“La temperatura global alcanza nuevos niveles máximos. El hielo de la Antártida continúa derritiéndose. Cada verano, recibimos noticias sobre incendios que devastan bosques críticos para la preservación del clima”, afirman desde la organización Global Witness.

En julio de 2020, la organización publicó el informe “Defender el mañana: crisis climática y amenazas contra las personas defensoras de la tierra y del medio ambiente”, en el que dan cuenta de la violencia ejercida sobre les defensores de la vida. “Estas son las personas en la primera línea de la crisis climática. Son las que intentan proteger las áreas críticas para la preservación del clima y revertir estas prácticas devastadoras”, escriben.


El informe recoge los asesinatos y desapariciones forzadas de personas defensoras de la tierra y del medio ambiente, que tuvieron lugar durante 2019 en todo el mundo. De acuerdo a su investigación, fue el año con la mayor cantidad de asesinatos registrados: 212 personas defensoras de la vida fueron asesinadas ese año y, en promedio desde 2015, cuatro personas fueron asesinadas cada semana.


Más de dos tercios de los asesinatos ocurrieron en América Latina, “posicionada constantemente como la región más afectada desde que Global Witness comenzó a publicar datos en 2012”. En 2019, casi el 90% de los asesinatos en Brasil ocurrieron en la región amazónica, donde se registraron 33 muertes.

En Colombia, aumentaron drásticamente los ataques a líderes comunitarios y sociales, con 64 activistas muertos en 2019. “Esto significa más del doble del número de asesinatos ocurridos en 2018 y la cifra más alta registrada por Global Witness en el país”, afirman. En Honduras, se triplicó la cifra, “convirtiéndolo en el país más peligroso del mundo para las personas defensoras de la tierra y del medio ambiente”.

En cuanto a Argentina, el informe expone que aumentó la presión “para permitir la extracción de combustibles fósiles mediante la controvertida técnica del fracking”. Si bien un comité, integrado por expertos del gobierno y por el pueblo mapuche, concluyó que el territorio patagónico de Vaca Muerta fue ocupado por este pueblo desde hace casi 100 años, “las autoridades locales les negaron a los pueblos indígenas el derecho sobre sus tierras, despejando el camino para la extracción de este gas”. En septiembre de 2019, el gobierno argentino encomendó a la Gendarmería Nacional resguardar las operaciones de fracking en Vaca Muerta, acción que se interpreta como intimidación a la comunidad mapuche.

Si bien hoy se popularizaron ceremonias indígenas y existe mayor visibilidad de las culturas ancestrales, muchas personas defensoras de la tierra y del medio ambiente asesinadas “pertenecen a comunidades indígenas, cuyas habilidades de gestión de la tierra y el agua son cruciales para combatir la crisis climática y la pérdida de biodiversidad”, explican en el informe. En 2019, el 40% de las personas defensoras asesinadas pertenecían a comunidades indígenas y, entre 2015 y 2019, más de un tercio de los ataques fatales fueron hacia estas comunidades, “a pesar de que representan solo el 5% de la población mundial”. Para Global Witness, “los pueblos indígenas corren un riesgo desproporcionado de convertirse en víctimas de represalias”.

Las mujeres defensoras de la vida se enfrentan a amenazas específicas, atravesadas por opresiones de género, incluida la violencia sexual. “A su vez, si otros miembros de su hogar son personas defensoras, también ellas pueden convertirse en un objetivo”, explica el informe.

Y continúa: “También es cada vez más evidente que las mujeres y las niñas están más expuestas que los hombres y los niños a los impactos de la crisis climática. Son más propensas a morir en desastres naturales” y se ven más afectadas por los impactos a largo plazo de la sequía y las inundaciones por las tareas de cuidado de la vida que desarrollan en sus comunidades.

Si bien ellas, según el informe, “son responsables de casi la mitad de la producción de alimentos a pequeña escala”, escasamente acceden a la propiedad de tierras, quedando excluidas de las decisiones sobre el uso de ésta, de las negociaciones sobre megaproyectos, “así como en las estrategias para adaptarse al cambio climático”.

Una herramienta utilizada comúnmente contra las mujeres defensoras son las campañas de difamación centradas en su vida privada, con contenido sexista o sexual explícito. “La violencia sexual, que normalmente no es denunciada, también se utiliza como táctica para silenciar a las defensoras. Las mujeres que ocupan puestos de liderazgo suelen ser estigmatizadas por oponerse a los roles de género tradicionales”, expone el informe.

Celebramos el 1° de agosto metiendo las manos en la tierra, celebrando con otres, recordando modos, pero, sobre todo, comprendiendo los profundos sentidos de estas ceremonias. Aprendiendo y recordando cómo es que se construye otra humanidad, en sincronía con el todo. Hoy, en medio de una pandemia con estrecha relación con el saqueo de la madre tierra, y ante nuevos avances extractivos para frenar los efectos de una economía en picada, el cuidado es urgente.

A los pueblos andinos: gracias. ¡Jallalla!

Pachamama-pueblos-comunidad-ticas-indigenas-cordoba-11
(Imagen: La tinta)

*Por Redacción La tinta.

Palabras claves: ambientalista, ambiente, Conflictos Ambientales, medioambiente

Compartir: