Isabel Allende, narrar el abuso de poder en todas sus formas
Con una profunda reflexión sobre las violaciones que sufren las poblaciones migrantes en América, África y Europa, y críticas a la impunidad en torno al caso de George Floyd, la célebre novelista chilena Isabel Allende desea que podamos imaginar un mundo diferente al terminar la pandemia.
Por Facundo Sagardoy para La tinta
La célebre novelista chilena Isabel Allende habló desde California, Estados Unidos, vía online por poco más de media hora a poco más de trescientos espectadores que siguieron en vivo su apertura para la Feria del Libro de Corrientes, que este año cumplió su décimo aniversario. Además de presentar su último libro, expresó una profunda reflexión sobre las violaciones que sufren las poblaciones migrantes, criticó la impunidad que reveló en Mineápolis el asesinato de George Floyd y deseó que, al terminar la pandemia, otro mundo encuentre a la humanidad.
Allende ha lanzado este año su historia más reciente, Largo Pétalo de Mar, una novela ambientada en plena Guerra Civil española en la que un joven médico llamado Víctor Dalmau y su amiga, la pianista Roser Bruguera, se ven obligados a abandonar Barcelona, a exiliarse y a cruzar los Pirineos rumbo a Francia. Desde allí, a bordo del Winnipeg, un navío fletado por el poeta Pablo Neruda que llevó a más de dos mil españoles rumbo a Valparaíso, Dalmau y Bruguera embarcarán en busca de la paz y la libertad que no tuvieron en su país y son recibidos como héroes en Chile, en palabras del poeta chileno, ese «largo pétalo de mar y nieve». Ya en Sudamérica, Dalmau y Bruguera se integrarán en la vida social chilena durante varias décadas hasta que ocurre el golpe de Estado que derrocó al doctor Salvador Allende, amigo de Víctor por su común afición al ajedrez. Al suceder el golpe, Víctor y Roser se encontrarán nuevamente desarraigados, pero, de acuerdo a como la propia Allende señala para esta historia, «si uno vive lo suficiente, todos los círculos se cierran».
«Espero que no se me cierren los círculos antes de morirme, quiero seguir haciendo círculos y escribiendo y contando nuevas historias para siempre, mientras viva en este planeta, pero hay historias que se cierran, y en Largo Pétalo de Mar es la historia de exiliados de España que llegan a Chile en 1939 y, después de un periplo largo, vuelven a tener que exiliarse por casi las mismas razones por las que tuvieron que exiliarse la primera vez, por un golpe de estado, la caída de un gobierno, un golpe militar, el fascismo, y después vuelven, retornan a Chile, y ahí cierran el círculo», dijo el miércoles 8 de julio, la célebre novelista, al retomar sus palabras escritas.
«Esa es una historia que yo no la tuve que inventar, qué sucedió tal cual. Entonces, es una historia en la que ese personaje, que alcanzó a vivir tantos años, vio el círculo de su vida cerrarse de forma casi perfecta. Pero el mío no se ha cerrado todavía», sostuvo.
Desde su residencia en California, donde pasa la cuarentena con su marido, Allende reflexionó online sobre las circunstancias que la han llevado a escribir sobre estos hechos y, además de este, otros tres libros relacionados al exilio y a desplazamientos migratorios, y criticó duramente las condiciones en las cuales se encuentran las poblaciones de migrantes en la frontera entre México y Estados Unidos.
«Yo siento que en mi vida no he podido hacer planes, porque circunstancias completamente ajenas a mi control han determinado la dirección que voy a tomar. Yo puedo tener un plan de ir en una dirección, y viene una encrucijada, algo sucede, y hay que cambiar. Puedo empezar muy temprano, cuando tenía tres años, y mi padre abandonó a la familia, la familia, mi mamá con los tres niños se tuvo que trasladar a vivir con su padre y eso determinó toda mi infancia. Después mi madre se casó con mi adorado tío Ramón y vino una vida de diplomáticos, de viajar. Tampoco lo determiné yo. La muerte de mi hija… son circunstancias, ajenas a mi control que en el fondo como en el caso de Víctor y Roser en el libro, te obligan a vivir una vida, que tú no habías planeado para nada. Mi plan era vivir en Chile como periodista y ser muy feliz para el resto de mi vida en la misma casita, y prefabricada en que nacieron mis hijos. Bueno. Eso no resultó. La vida me llevó por otros caminos», dijo la novelista.
Hoy «hay más de setenta millones de refugiados en el mundo», remarcó de inmediato. «La mayoría son mujeres y niños. Y este número aumenta todos los años y va a aumentar exponencialmente con el cambio climático, porque va a haber zonas del mundo en las que no va a ser posible cultivar, o no va a haber agua, o van a estar inundadas, o va a haber incendios, y va a haber refugiados también por eso», advirtió.
«Hoy día los refugiados son mayormente por violencia y pobreza, por guerra, por milicias, por drogas, por el narcotráfico que ha establecido un régimen de violencia, por ejemplo, en toda Centroamérica, la gente sale por eso. Pero van a haber más refugiados, y el drama de la gente desplazada, de la gente que tiene que dejar todo lo que le es familiar, para lanzarse, a veces, en un bote inflable, en un mar tormentoso con los niños, es terrible, no lo hacen sino porque están escapando de la muerte», subrayó.
«Hay un poema precioso de una mujer que habla de los refugiados y dice: uno se sube en ese bote porque es más seguro que estar en tierra. ¿Cómo será de donde vino?», invitó a reflexionar Allende.
Sufrimiento en las fronteras
La escritora chilena subrayó que hoy en las fronteras como migrante se encuentra a la «gente que no tiene nada» y pidió recordar hechos históricos ocurridos durante el siglo XX como los protagonizados por cincuenta millones de personas desplazadas de Europa que al finalizar las guerras mundiales hallaron refugio en países de todo el mundo.
«Yo creo que la gente que rechaza a los inmigrantes, y rechaza a los refugiados, no se pone en el caso de que le puede suceder a él», sostuvo. «Después de la segunda guerra mundial en Europa hubo cincuenta millones de personas desplazadas que tuvieron que encontrar otro lugar en el mundo. Esos eran refugiados que salieron de Europa, y ahora a Europa le toca recibir refugiados. Entonces, hay que acordarse de la Historia», insistió.
En la frontera entre México y Estados Unidos hoy hay «no sólo mexicanos» hay «centroamericanos», dijo Allende. «Gente que no tiene nada», remarcó.
«Llegan a la frontera y, si logran cruzar a la frontera, les van a quitar a los hijos, y van a poner a los hijos en una jaula, en centros de detención. Hoy día están deportando niños, y los deportan sin ponerlos en contacto con sus familias o sus padres, o los suben en un avión y los mandan a donde sea. Eso es totalmente inhumano«, exclamó Allende.
«Las circunstancias que hay hoy en la frontera -de México- donde están miles de miles de personas esperando que haya, por lo menos, la posibilidad de asilo en los Estados Unidos, porque vienen escapando del narcotráfico y de la miseria, las circunstancias ahí, ahora, con la pandemia, son terroríficas», sentenció.
«Hay pocas letrinas, para miles de personas. Las mujeres ni siquiera se atreven a ir a esas letrinas porque las asaltan por el camino. No hay agua potable. No hay comida suficiente. No hay centros médicos. Es una situación desesperada», alertó.
«A veces la historia es como una semilla»
En otro fragmento de conferencia, consultada sobre su obra, Allende dijo que La Casa de los Espíritus fue un libro que «cambió» su vida.
«Yo llevaba una vida, una existencia mediocre, banal, en la que nada resultaba. Estaba viviendo en Venezuela, que es un país estupendo, y en esa época muy generoso y alegre, pero, yo estaba separada de mi marido y mi marido estaba trabajando en otra parte, mi matrimonio no funcionaba bien, mis hijos ya se estaban yendo del hogar, y mi vida no iba a ningún lado. Escribir La Casa de los Espíritus, fue como encontrar una voz, mi propia voz«, compartió.
Con La Casa de los Espíritus «encontré un grupo de gente dispuesto a escucharme, se fueron abriendo puertas, caminos, fue un cambio total para mi vida, y le estoy tan agradecida a ese libro, porque le pavimentó el camino a todos lo que vinieron detrás. Tengo hoy, treinta y siete años más tarde, casi en todas partes, los mismos editores, que me siguen publicando todos los libros. Así que ni siquiera me tengo que preocupar en saber si acaso el libro que estoy escribiendo lo van a publicar o no, porque ya se que está mi editor esperándolo, eso es muy lindo, se lo debo a La Casa de lo Espíritus«, destacó.
«Hay varias clases de historias… pero a veces la historia es como una semilla, que está adentro por años, sin que yo ni siquiera sepa de su existencia, y un día pasa algo, y esa semilla como que emerge y empieza a sofocarme la necesidad de contarla. Otras veces es un acontecimiento que está en el aire. Mis últimas tres novelas tienen que ver con refugiados, gente desplazada, es porque el tema está en el aire, y por que tal vez yo lo experimenté en algún momento de mi vida. Entonces, me puedo relacionar con eso», señaló.
«Siempre la historia tiene que estar relacionada con algo que yo siento muy profundamente. A veces es una obsesión. Y a veces no se tampoco porqué estoy escribiendo, en qué forma se relaciona conmigo. Si escribo una novela como, digamos, La Isla Bajo el Mar, que es una historia de esclavos de la Revolución de los esclavos en Haití, en el 1800, ¿qué tiene que ver conmigo eso? Culturalmente no tengo nada que ver con eso, pero fue una obsesión, y trabajé en ese libro y en la investigación de ese libro por cuatro años, y cuando lo terminé, todavía no sabía porqué lo había escrito porque no había ninguna referencia cultural. Y después me di cuenta que ese libro es, no tan… es sobre la esclavitud, por supuesto, pero ¿qué representa a la esclavitud? El poder absoluto, que es el poder del amo sobre el esclavo«, remarcó.
Allende dijo que en sus letras narrar sobre «el abuso del poder en todas sus formas» es «una obsesión». Narrar acerca del «poder con impunidad, que es el poder de los militares, los gobiernos, a veces los padres, de la policía», precisó.
«Mira lo que está pasando hoy en Estados Unidos con estas protestas que hay, porque francamente lincharon a una persona en la calle, en presencia de otros tres oficiales y de una multitud de gente que lo filmó. Y al tipo lo lincharon en la calle. Entonces, ese tipo de poder absoluto, porque esa gente va a salir con impunidad casi total, es lo que me obsesiona, porque creo que está presente en tantas formas en el mundo», advirtió.
«Lo que ocurrió fue el feminismo»
Allende también se detuvo en los personajes que crea en sus historias y destacó al feminismo como marca una cultural, un antes y un después en la vida de las mujeres y su expresión literaria.
«La gente -ayer como hoy- es la misma», introdujo. «Uno cree que porque vivieron hace doscientos años la gente es más simple. Las emociones, las pasiones, son exactamente las mismas en diferentes circunstancias y en diferentes tiempos históricos. La vida en tiempos de Shakespeare, o de Dickens, no era más simple de la que tenemos hoy, de manera que un personaje como el Rey Lear puede suceder hoy. Yo me preocupo mucho de que la investigación histórica sea lo más precisa posible porque creo que si puedo dar el contexto histórico fielmente ya atrapé a mi lector, y mi lector cree o sabe que voy a tratar de ser lo más honesta posible al contar esa historia. Le voy a contar algo que es verdad, históricamente. Y voy a colocar mis personajes, de ficción, allí, y esos personajes pueden ser igual al lector, porque no tienen por qué ser diferentes», indicó Allende.
«Eso que siente Zarité, cuando la van a azotar, no tiene porqué ser diferente de lo que siente hoy una persona que va a ser torturada. Es lo mismo. El terror, el miedo, la impotencia, la rabia, también, todo eso es igual. El amor, la fidelidad, también. Entonces, no tengo ningún temor, de que el personaje, por ser creado en el siglo veinte, vaya a ser discordante con lo que sucedió hace doscientos años», sostuvo, y agregó: «Lo que a veces cambia es la cultura, bueno, siempre cambia la cultura. Por ejemplo, las aspiraciones de la mujer del siglo XIX eran diferentes a las aspiraciones de la mujer del día de hoy porque ocurrió el feminismo, ocurrió que la mujer comenzó a votar, que la mujer tiene acceso a los anticonceptivos, y control sobre su vida, como no tenía antes. Eso cambia. Pero sus sentimientos no».
«Yo creo que todos los autores están en todos sus personajes», expresó en otro fragmento de conferencia. «En el fondo estamos explorando algo personal». «En mis libros, todas las mujeres son fuertes, resilientes, corajudas son… y al mismo tiempo compasivas y generosas, capaces de amar, eso es lo que yo quisiera ser, esas son las mujeres que yo admiro, esas son las mujeres que yo veo todo el tiempo a través de mi Fundación, que han pasado por cosas que son inimaginables, por traumas por los que uno piensa que nadie puede sobrevivir. Les han quitado todo, hasta los hijos, a veces, y se ponen de pié, y salen adelante, y a veces, llegar a ser líderes de sus comunidades y no pierden la capacidad de la alegría, de celebrar un plato de comida, de bailar si hay música. Esa es la gente que me interesa, la gente que me fascina», compartió.
«Cuando tengo personajes masculinos busco un modelo. En el caso de Largo Pétalo de Mar mi personaje, mi modelo, de llamaba Víctor Pey, y Víctor era uno de los refugiados del Winnipeg que llegó con el Winnipeg a Chile, y era mi amigo, me contó su historia, y guardé la historia dentro por cuarenta años antes de contarla. Y cuando llegó el momento de contarla, yo ya, estaba en contacto con Víctor cada vez que iba a Chile, así que, no es que haya roto la amistad, pero le dije que necesitaba ayuda para contar la historia del Winnipeg sin decirle, porque quería que fuera una sorpresa, que él era el personaje. Y Víctor Dalmau es exacto al Víctor Pey en persona. Desgraciadamente Víctor murió seis días antes deque yo alcanzara a enviarle el manuscrito dedicado a él. Tenía ciento tres años», afirmó.
«Un personaje complejo, deprimido, traumatizado, desencantado del mundo, y al mismo tiempo fuerte, generoso y compasivo y en el mundo. Entonces, cuando tú tienes una persona así que te sirve de modelo es fácil crear el personaje», sostuvo.
El Golpe, «el acontecimiento que marcó mi vida»
Allende también se refirió a la influencia del golpe militar chileno sobre su obra.
«El golpe militar me cambió la vida a mí y a millones de chilenos, es decir, no fui yo un caso excepcional para nada. Y cuando me refiero a Chile no puedo dejar de referirme a eso porque fue un acontecimiento que marcó el carácter del país, el carácter del país que es hoy. En el caso de Largo Pétalo de Mar, no podía justificar el segundo exilio de Víctor Pey, o de Víctor Dalmau, y Rose, sin explicar el golpe militar. Si no ¿por qué se iban a ir de nuevo?, si no es porque salieron en exactamente las mismas circunstancias en que habían salido antes. De manera que, a la referencia siempre vuelvo porque me obsesiona el tema, pero también porque es completamente necesaria», señaló.
«Ahora estoy escribiendo otra novela en que sé, porque se trata del siglo, que voy a tener que referirme a eso de nuevo, pero como ya lo he contado muchas veces tengo que encontrar un ángulo para contarlo que no sea el mismo, sino que sea completamente diferente, y no siempre es fácil», adelantó la célebre novelista.
Luego destacó los esfuerzos hechos por Pablo Neruda, para que el Winnipeg lleve a cabo su travesía de Europa a Chile.
La literatura «nos conecta con otros, crea la conexión colectiva, la conciencia colectiva, la memoria y el sueño colectivo», dijo antes de cerrar consultada sobre ese punto. Esto es «más que lo individual», sostuvo. «En esa sensación de ser una humanidad global que nos da la literatura es donde aprendemos», remarcó.
«Hoy estamos viviendo un momento que es pavoroso y fascinante. Nunca habíamos tenido a la humanidad entera experimentando lo mismo, simultáneamente, conectada, además, informada. Sabemos lo que está pasando en una aldea en China, lo que está sucediendo en Suiza, lo sabemos todo simultáneamente. Por primera vez tenemos esa evidencia, de que somos una sola familia humana, en este maravilloso planeta. Espero que esta experiencia, esta lección fantástica y dolorosa nos sirva para imaginar un mundo diferente, cuando termine la pandemia. Estamos en el momento entre medio. Antes era un mundo, ahora estamos en el umbral de tal vez otro mundo. Imaginémoslo, empecemos a soñarlo ahora y a trabajar para que ese mundo no necesite a la literatura para estar comunicados, que podamos estar comunicados telepáticamente, amorosamente«, deseó al cerrar la apertura de la Feria.
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Isabel Allende, escritora, feminista y filántropa, es una de las autoras más leídas del mundo con más de 74 millones de libros vendidos. Nació en Perú y creció en Chile, en 1982 ganó el reconocimiento mundial con la publicación de su primera novela, La Casa de los Espíritus, que comenzó como una carta de despedida a su abuelo moribundo. Desde entonces, ha escrito 23 obras, entre ellas De Amor y de Sombra, Eva Luna, Hija de la Fortuna, Paula, El Amante Japonés y Más Allá del Invierno. Sus libros, aclamados por la crítica, han sido traducidos a más de 42 idiomas. Sus obras entretienen y educan a los lectores tejiendo historias intrigantes con acontecimientos históricos importantes. Además de su trabajo como escritora, Allende también dedica gran parte de su tiempo a los derechos humanos. Tras la muerte de su hija Paula en 1992 estableció, en honor a ella, una fundación caritativa dedicada a la protección y al empoderamiento de mujeres y niñas. La fundación ha otorgado subvenciones a más de 100 organizaciones no lucrativas en todo el mundo. Más de 8 millones han visto sus discursos TED Talks sobre cómo llevar una vida apasionada. En 1995 creó la Fundación Isabel Allende que dirige desde entonces para ayudar a mujeres y niños. Por más de 25 años ha dado conferencias, seminarios y charlas internacionales sobre derechos de la mujer, política latinoamericana, escritura, proceso creativo, espiritualidad, Chile y su propio trabajo literario. Ha recibido quince doctorados honoríficos, incluido uno de la Universidad de Harvard, fue admitida en el Salón de la Fama de California, recibió el Premio PEN Lifetime Achievement Award y el Premio Anisfield-Wolf Lifetime Achievement Award. En 2014, el presidente Barack Obama le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad, la distinción civil más importante de la nación, y en 2018 recibió la Medalla de honor del National Book Award (premio Nacional de Literatura de EE.UU.), por su contribución al mundo de las letras estadounidenses.
*Por Facundo Sagardoy para La tinta.